San Francisco, California. La confrontación nacional entre los trabajadores de limpieza y algunos de los propietarios de edificios más ricos del mundo llegó a San Francisco, donde desde el miércoles 8 de agosto más de dos mil trabajadores de limpieza de edificios cerraron la principal arteria vehicular, Market Street, con una gran marcha. Más tarde, 27 trabajadores y simpatizantes fueron arrestados en una intersección de calles del distrito financiero, debido a que lo habían bloqueado como un acto de desobediencia civil.
Entre las muchas pancartas que llevaron los manifestantes, uno de los mensajes más comunes era el que decía “Estamos listos para atacar al uno por ciento”, mensaje que claramente resumió la ira de los trabajadores, lo que hizo que esta marcha fuese más grande que la sucedida tres días antes, y otras que se organizaron en semanas anteriores.
La huelga está en el horizonte más cercano de San Francisco, de acuerdo con Olga Miranda, presidenta de Service Employees Local 87, uno de los sindicatos de trabajadores de limpieza más antiguos en el país. “Nuestros miembros están determinados a empezar la huelga, y ya hemos llamado a una votación para ello”, gritó entre las consignas de los manifestantes. “Nos han dicho que el sindicato debe decidir e ir a la huelga es lo que haremos».
Se hizo una votación para autorizar la huelga cuando el contrato de los principales empleadores (Able Building Maintenance, American Building Maintenance y San Francisco Contractors Association) expiró el 31 de julio. Eso estaba bien para el trabajador Mohamed Ismael, quien dijo que “una huelga es posible. No queremos ir a huelga, pero si ellos no nos hacen una propuesta razonable, si ellos nos dicen que esto es lo que vamos a obtener, si vamos hasta el final, entonces es mejor ir a la huelga”.
La cuestión en San Francisco es el mismo punto de fricción que en la mayoría de negociaciones de contratos sindicales: servicios de salud y salarios. Los trabajadores de San Francisco son los segundos mejores pagados en el país, después de Nueva York, pero los costos de vida son muy altos y pocos pueden vivir ahí. Ismael fue afortunado por encontrar un lugar asequible en la ciudad hace ya 20 años. Pero ahora, los contratistas demandan a los trabajadores un pago de 600 dólares al mes para cubrir los gastos del sector salud familiar, y él tiene una esposa y cuatros hijos. Les ofrecen un aumento de 50 centavos la hora, con lo que obtendrían 85 dólares, y tendrían un recorte de salario de 515 dólares al mes.
“Si ellos hacen eso, no hay forma de que yo pueda vivir como un ser humano en San Francisco”, dice Ismael. “Tendría que irme”.
Miranda dice amargamente: “Ellos (los empleadores) están forzando a las familias a dejar sus hogares. Tenemos esos beneficios porque nuestro sindicato ha estado aquí por 78 años. Los que estamos diciendo es que no nos quiten lo que ya tenemos. Están ofreciendo 50 centavos y ellos tienen ingresos de millones. Nosotros no podemos darnos el lujo de pagar eso”.
Ismael trabaja en el Embarcadero Center 4, uno de los cuatro enormes edificios para oficinas y de venta al por menor en la Costa de San Francisco, construcciones que son de Boston Properties, quienes reportaron ganancias por un total de 1.7 mil millones de dólares en 2011.
Por la noche los edificios se ven con luces, un elemento de la “firma” del horizonte de la ciudad. En su interior, Ismael pule y limpia cestos de residuos vacíos, y lava los baños para Able Building Maintenance, su empleador directo, y es la compañía con la que tiene un contrato para trabajar en el Embarcadero Center 4.
Pero la verdadera riqueza y el poder en relación con los trabajadores pertenecen a Boston Properties y otros grupos de inversión inmobiliaria. Ellos dictan los términos de los contratos para la limpieza de las oficinas de sus inquilinos, y otro grupo muy rico que incluye bancos como Wells Fargo y otras grandes corporaciones. Son grandes empresas por si mismas. Able y su principal “rival”, ABM de San Francisco, limpian edificios por todo Estados Unidos y alrededor del mundo.
Como dice la pancarta, los trabajadores están en contra del uno por ciento, si ellos son los empleadores directos o los intereses financieros detrás de ellos.
Warren Delahoussaye trabaja en la 50 California Street, un edificio alto propiedad de Shorenstein, cuyo fundador, Walter Shorenstein, comenzó el boom de propiedad de los edificios décadas atrás. Esta compañía es ahora el jugador más importante en el mercado de bienes raíces de la ciudad, y se ha expandido hacia sus propios edificios alrededor de la ciudad. La cartera de Shorenstein llega a los 6 mil millones de dólares. “Estas corporaciones y los edificios del uno por ciento de los más ricos son los que nosotros limpiamos; pueden darse el lujo de hacer lo correcto por las familias de San Francisco”, dice Delahoussaye.
Si los 3 mil trabajadores del sindicato en San Francisco se van a huelga, será la primera vez desde 1996, y la huelga más grande de trabajadores de limpieza desde la gran huelga en Los Ángeles del año 2000. El otro sindicato local de trabajadores en California, United Service Workers West, casi se fue a huelga por las mismas demandas cuando sus contratos – que cubren a casi 10 mil miembros en East Bay, Silicon Valley, Sacramento, Los Ángeles y Orange County- expiraron en abril de este año; alcanzaron acuerdos en junio después de marchas y actos de desobediencia civil
En julio, sin embargo, los trabajadores se fueron a huelga en Houston, donde el Service Employees Union únicamente firmó un primer contrato seis años antes, como resultado de una huelga. Este año, accionistas del petróleo y bancarios de Houston, y los contratistas que trabajan en sus edificios, propusieron incrementar el salario por hora de 8.35 a 8.85 dólares (50 centavos más), en un lapso de cinco años. ABM es la mayor empleadora en Houston, como también lo es en San Francisco, y la misma oferta de incremento de 50 centavos apareció sobre la mesa en ambos lugares.
En Houston, sin embargo, los trabajadores siguen cubriendo sus servicios de salud de forma individual y no familiar. Muchos llegan a promediar menos de 10 mil dólares al año, debido a que no pueden trabajar lo suficiente para ganar más. Ellos demandan un mínimo de 10 dólares la hora, y trabajar más horas para incrementar sus ingresos.
De los 3 mil 200 miembros del sindicato, 500 están en huelga. Desde que las negociaciones se toparon con pared, las intersecciones de calles más importantes en Houston también se han visto bloqueadas por simpatizantes de los huelguistas en actos de desobediencia civil. En la segunda semana de huelga, el sindicato pidió a otros trabajadores de la entidad realizar un día de paro en solidaridad, y los trabajadores después caminaron a las afueras de los edificios más simbólicos en Nueva York, California, Illinois y otras ciudades.
San Francisco tiene el mercado de bienes raíces más activo en el país. A pesar de las ejecuciones hipotecarias de las viviendas de los trabajadores, y miles de viviendas de la clase trabajadora en el área de la Bahía, en donde sus casas valen menos que sus préstamos, los precios de las edificaciones de oficinas continúa creciendo y siguen vendiendo. Los inquilinos de la corporación están recibiendo grandes ganancias.
Un estudio del sindicato argumenta que las empresas en California tienen reservas hasta por 500 mil millones de dólares. La Reserva Federal dice que la reserva de las empresas en los Estados Unidos se ha duplicado desde el 2000, incluyendo los años de la actual crisis económica.
“Es ridículo que en una ciudad donde el mercado continúa creciendo y las compañías tienen tanto dinero, que se espere que los conserjes paguen 600 dólares más por su seguro de salud”, dice Miranda. Sin embargo, no se reportó progreso en las negociaciones la noche anterior a la última marcha en San Francisco, y no se contemplan nuevas sesiones. En los medios, los contratistas negociadores dijeron que “los empleadores están negociando de buena fe”.
Una huelga se avecina en San Francisco.
Publicado el 27 de agosto 2012