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Sao Paulo, Brasil. Durante la Copa del Mundo que se llevó a cabo, con algunas excepciones, sin grandes obstáculos por parte de los movimientos sociales, el aumento de la represión contra las luchas sociales quedó evidente. Golpes a los manifestantes, prisiones por averiguación, prisiones forzadas, expulsiones de los trabajadores en huelga, son tan sólo algunos de ejemplos. Esto demuestra que entre las muchas herencias positivas que dejaron las jornadas de junio del 2013, las mayores movilizaciones de masas de la historia brasileña, están, por otra parte, las ofensivas del Estado.
Desde el día 23 de junio, el estudiante Fábio Hideki y el profesor Rafael Marques, que participaban de una manifestación contra las violaciones de los derechos provocados por la realización de la Copa del Mundo, están presos. A pesar de que hay testimonios presenciales de las detenciones y diferentes videos que circulan en internet, se mantienen esos dos arbitrarios encarcelamientos. Con la libertad provisional negada por la justicia, los dos siguen presos, aguardando la sentencia por la acusación de portación de explosivos y asociación criminal, aunque ellos ni se conocían.
En ese contexto, el secretario de Seguridad Pública, Fernando Grella, calificó a Hideki como líder de los black blocks (¿líder de una táctica?), y anunció en la prensa que activaría a la policía para detener por la fuerza a los militantes del Movimiento Pase Libre (MPL) para deponer la averiguación número 1/2013. Esa averiguación, que surgió a finales del año pasado por iniciativa de la policía civil, militar y del Ministerio Público, básicamente investiga a manifestantes. Fue por sus archivos, y por una conversación con Grella, que militantes del MPL se amarraron en la Secretaría de Seguridad Pública, pero no fueron recibidos.
Para Leonardo Cordeiro, militante del MPL de Sao Paulo, todo esto es una estrategia afinada entre los medios de comunicación y la justicia. Con la justificación de la Copa, advierte, diferentes niveles de gobierno, sus policías y la justicia se articulan y se preparan para un ataque contundente contra las luchas sociales. Pero los movimientos no pretenden dejar las calles. No nos callaremos delante de la represión policial y de la criminalización de quien lucha por una vida reguiletes (pasa manos) y sin prisiones, afirma.
A continuación la entrevista completa con Leonardo Cordeiro, de Passe Libre:
¿Qué es la averiguación número 1/2013? ¿Cómo la ven el movimiento y los abogados?
En lugar de investigar los abusos judiciales y policiacos en las protestas y en las periferias pobres de Sao Paulo, abusos que ya no pueden ser escondidos, el gobernador, junto con el ministro de Justicia y el Poder Judicial, instalaron una averiguación policial que no tiene base legal, para identificar a los manifestantes presentes en los actos. Esta averiguación es ilegal porque no hay ninguna intención de investigar algún crimen específico, sino que es una tentativa de identificar e investigar a personas y encuadrarlas en un grupo de sospechosos a priori. Sirve para mapear a los manifestantes, guardar informaciones sobre ellos y amenazarlos en sus casas para que presten declaraciones sobre cualquier hecho determinado.
El Movimiento Pase Libre São Paulo, así como diversos juristas y otros movimientos sociales, entienden que la existencia de esa investigación, además de ilegal, es la continuación de la sistemática violación de los derechos de las personas que ya fueron presas ilegalmente, y de aquellos que se organizan por una vida sin reguiletes.
¿Cómo han sido la acciones para que los militantes den sus declaraciones?
En mayo pasado, el Departamento de Investigaciones sobre Crimen Organizado (sí, porque ése es el departamento que nos está investigando) fue a la casa de diversos militantes del MPL con el propósito de llevarlos a la fuerza a la delegación, pero nadie compareció. Inmediatamente después nos amarramos en la Secretaria de Seguridad Pública y conseguimos llamar la atención por lo ilegal de esa supuesta investigación. Pero recientemente el gobierno nos volvió a amenazar públicamente. Con esa práctica, el gobierno y la policía atacan el derecho de ir y venir de los investigados muchos de ellos ni siquiera participan en las manifestaciones. Cada uno vive con el riesgo de ser arrastrado hasta la delegación, aunque quiera permanecer en silencio. Más tarde será acusado o preso, como sucedió hace pocos días con dos manifestantes.
¿Ustedes creen que los gobiernos han cambiado su estrategia represiva?
Las estrategias represivas que han sido utilizadas por la policía en Brasil no son nada nuevas y traen consigo la violencia contra los de abajo. Tal vez hayan sido perfeccionadas después de las sucesivas e intensas protestas de los últimos meses. Tal vez haya aumentado el contingente, completamente desproporcional, que la policía ha usado para cercar, revisar y constreñir a los participantes de acciones pequeñas y pacíficas, como debates públicos. Pero la presencia de policías y las provocaciones son estrategias viejas. También la antigua táctica de ausentarse misteriosamente de un área donde la población protesta, indignada, para después resaltar las consecuencias de esa ausencia y la necesidad de represión y de criminalización.
Al contrario de junio del año pasado, y tal vez justamente por causa de aquella onda de protestas, las tácticas ya están bien amarradas en una estrategia afinada con los medios de comunicación y con la justicia burguesa. Con la justificación de la Copa, diferentes niveles del gobierno, sus policías y la justicia se articulan y se preparan para un ataque contundente contra las luchas sociales.
¿Cómo analizan las detenciones (principalmente las de Hideki, Rafael y la del otro Rafael, preso desde junio pasado)?
En 2013, el gobierno del estado de Sao Paulo no consiguió esconder las cotidianas acciones ilegales de la Policía Militar PM, y la selectividad de la justicia en la periferia. Convivimos con prisiones ilegales para averiguación, revisiones humillantes contra las mujeres, golpes, y otras formas de cercar el derecho de defender de los manifestantes.
Las recientes detenciones y encarcelamientos, con el flagrante forjado por la policía a los ojos de todos, hizo evidente el escenario que venía siendo construido y la complicidad del Poder Judicial con los grandes medios de comunicación, que sustentan las versiones inverosímiles del gobierno.
¿Cuáles son los próximos pasos del Movimiento Pase Libre?
Con el apoyo de otras organizaciones, el movimiento está impulsando la justicia un habeas corpus, que pide laminarmente la trampa de la averiguación n°1/2013, una vez que son diversas sus ilegalidades. Sabemos, entretanto, que toda decisión judicial es una decisión política, y que no hay forma de esperar sentados por la pluma del juez. Sabemos que lo que estamos viviendo es tan sólo una más de las fases de un sistema criminal orquestado para reprimir a los de abajo, para que no incomoden, para que no se levanten. Al final, todo preso es un preso político. Por eso no dejaremos de salir a las calles, no nos callaremos delante de la represión policial y de la criminalización de quien lucha por una vida sin reguiletes y sin prisiones.
14 de julio 2014