Más de 700 presos de Gaza en Israel pasaron cinco años sin recibir visitas (Deia, 16/09/14)

Bego Astigarraga

Como abogada, Sahar Francis conoce muy de cerca la discriminación y el castigo sistemático que sufren los presos políticos palestinos sometidos a dispersión y tortura, especialmente psicológica, difícil de probar ante un tribunal. Pero también sabe muy bien que el sistema protege estas violaciones y que mientras exista un Consejo de Seguridad en la ONU con derecho a veto, los aliados de Israel bloquearán cualquier resolución para acabar con la impunidad de sus perpetradores.

¿Cuántos presos hay en cárceles y centros de detención israelíes?

-El número se ha incrementado en los dos últimos meses en más de mil presos por las protestas y acciones políticas contra la operación militar en Gaza. Actualmente hay 6.300 presos en cárceles israelíes y al menos 500 están bajo la Ley de Detención Administrativa, que se ha incrementado especialmente durante la huelga de hambre de 63 días que comenzaron los presos el 24 de abril, y que abandonaron cuando secuestraron a los jóvenes colonos.

¿Qué supone estar preso bajo la ley de detención administrativa?

-Significa que cualquiera puede ser detenido por orden militar -no judicial-, si así lo considera el mando militar de los territorios ocupados. Ni detenidos ni abogados conocen los cargos, porque la detención está basada en sospechas, en “información secreta”. La condena está limitada a seis meses pero es extendible y puede ser renovada tantas veces como quieran, por lo que los presos pueden pasar años en prisión sin cargos oficiales. Esta es una durísima herramienta que utiliza el ejército israelí en función de las circunstancias y aumentan mucho en momentos puntuales, cuando hay “riesgo para la seguridad” de Israel.

¿Se aplica también a menores?

-Actualmente no hay ningún caso, pero sí se ha utilizado contra ellos. En 2010 hubo 26 menores bajo esta ley. Ahora mismo hay muchos menores en prisión por lanzar piedras en manifestaciones, con cargos por “actividades ilegales” que les supone condenas de prisión de hasta 18 meses. Son unos 200 menores, 30 de ellos entre 12 y 16 años, que no cuentan con ningún tipo de programa de rehabilitación, ni protección frente a los abusos y restricciones que se comenten en el sistema carcelario israelí y que se les aplica igual que a los adultos.

¿Cómo es la situación de los presos en las cárceles israelíes?

-Se ha deteriorado mucho. Con la huelga de hambre en 2012 se consiguió llegar a un acuerdo con las autoridades israelíes para mejorar la vida en las cárceles. Pero desde entonces se busca cada día una oportunidad para echar atrás esas mejoras con ataques diarios a los presos en sus secciones y muchas restricciones. Ahora mismo, los presos de Hamás, de la Yihad islámica y de partidos de izquierda que están castigados sin visitas de forma indefinida, tampoco tienen derecho a comprar en la cantina de la prisión y se les ha reducido de seis a tres kilos semanales la comida que están obligados a darles. A esto se suma el aislamiento, prohibición de estudiar, de ver a la familia o los abogados o la desatención médica.

¿Qué constatan respecto a la tortura?

-Antes de 1999 la tortura era sistemática y con métodos muy severos. Ahora se practica de forma más psicológica. La incomunicación es recurrente, el preso es totalmente aislado durante un mes o más, pero se siguen utilizando métodos como atarles largas horas en posiciones dolorosas, privación del sueño, ponerles en las celdas calefacción en verano y frío en invierno. Es tortura que no deja marcas físicas y no se puede probar ante un tribunal pero deja secuelas psicológicas muy serias. Hay informes que detallan el profundo impacto que deja la tortura en los niños pero en los adultos sigue siendo un tema subyacente que no se afronta abiertamente, aunque cada vez hay más centros que atienden este impacto.

¿Cómo afrontan las familias todas las limitaciones sobre los presos?

-Desde 1995 Israel ha movido a todos los presos palestinos en Territorios Ocupados a prisiones israelíes. Los familiares necesitan permisos especiales para entrar en Israel. Si has estado detenido o eres hombre de entre 16 y 40 años, nunca obtendrás permiso. Y hay que tener en cuenta que el 40% de la población masculina ha sido detenida alguna vez. Solo se permiten visitas de familiares en primer grado, y hay presos solteros con padres fallecidos que no pueden ver a nadie en años. En muchos casos son los niños los únicos que pueden hacer visitas y viajan solos muchos kilómetros, pero cuando esos chicos cumplen 16 años, lo más seguro es que no puedan seguir visitándoles.

Eso supone un castigo añadido al preso y a sus familias…

-Todo está pensado para que las relaciones entre la familiares se vean perjudicadas. Pueden pasar periodos de hasta seis años en los que solo han visto a familiares en cuatro ocasiones. Tras el secuestro del soldado Shalit, hubo más de 700 presos de Gaza en Israel que pasaron hasta cinco años sin recibir visitas.

¿Es discriminatoria la política penitenciaria entre israelíes y palestinos?

-Es enorme, a todos los niveles. Por ejemplo, los israelíes no pueden pasar más de 30 días de interrogatorio y procedimiento antes del juicio, cuentan con el tercer grado, derecho a estudiar, atención médica, bis a bis, permisos por fallecimiento, llamadas diarias, etc. Los palestinos pueden estar hasta 75 días en arresto antes de juicio, no tener ninguno de esos derechos y vivir en aislamiento.

Hace 10 años que la Corte Internacional de Justicia declaró ilegal el muro de Palestina ¿Cómo ve el futuro?

-Es una de las mejores decisiones de la corte internacional respecto a Palestina y da respuesta a muchas cuestiones sobre el conflicto y los derechos de los palestinos. El problema es que la Autoridad Palestina no aprovechó esa oportunidad para implementar la decisión del tribunal a través de la Asamblea General de la ONU, y hemos aprovechado el aniversario para hacer presión y que Palestina busque apoyos en la Asamblea para que se hagan cumplir las recomendaciones.

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