Foto: En esta fotografía del 2 de febrero de 2024, un miembro del sindicato Nepal Street Vendors Trade Union (NEST) trabaja en su puesto de zapatos del Bazar Sano de Katmandú. (StreetNet International)
“Llegaron armados con porras y palos para expulsarnos”, nos cuenta Maya Gurung, una vendedora de Katmandú que ocupa el cargo de presidenta del sindicato Nepal Street Vendors Trade Union (NEST). Gurung nos relata el incidente que ocurrió en febrero de 2024 en el concurrido barrio de Sundhara de Katmandú, la capital de Nepal, en el que la policía metropolitana atacó a los vendedores callejeros con el objetivo de expulsarles de la zona. En el altercado que se generó resultaron heridas seis personas, incluida la vendedora Nanimaya Basnet, que sufrió las lesiones más graves.
El ataque es un reflejo de la postura inflexible que las autoridades municipales de Katmandú adoptaron en enero de 2023, por la que prohibieron a los vendedores callejeros y ambulantes trabajar en las calles de la ciudad y no les ofrecieron ninguna alternativa. “No quieren eliminar la pobreza, sino eliminar a los pobres”, concluye Gurung.
Desde que entró en vigor dicha prohibición, los vendedores han estado asumiendo unos enormes riesgos personales para evitarla, vendiendo en horarios en los que hay poca o ninguna presencia policial.
A diferencia de la vecina India –que posee una ley nacional para proteger a los vendedores callejeros y sus derechos–, Nepal no cuenta con una ley específica para dichos trabajadores. Por tanto, estos se encuentran sin un reconocimiento legal y a merced de las autoridades municipales. Como ocurre en Katmandú, a menudo las autoridades no muestran ningún interés por apoyar a los vendedores callejeros o mejorar sus condiciones laborales.
“Prestamos un servicio a la comunidad”, alega Gurung. “Llevamos verduras, frutas y flores a los hogares de los ciudadanos. Nos colocamos en las calles y vendemos agua. Todo el mundo sabe que prestamos un servicio y que los vendedores callejeros somos necesarios. Pero nadie nos quiere aceptar”, explica.
La mayoría de los vendedores callejeros de Nepal son migrantes internos que se mudaron desde las zonas rurales del país hasta la capital en busca de trabajo. Muchos de ellos llegaron huyendo de la cruenta guerra civil que se desarrolló entre 1996 y 2006, tras la cual se derrocó a la monarquía nepalí y el reino se convirtió en una república popular. Otros llegaron para ganarse la vida a duras penas después de haber sufrido las consecuencias de desastres naturales como inundaciones o terremotos, los cuales obligaron a nepalíes que antes sobrevivían gracias a la agricultura a buscarse medios de vida alternativos en la ciudad.
Gurung calcula que entre el 55 y el 60% de los vendedores callejeros de Katmandú son mujeres que ofrecen una amplia variedad de productos –desde zapatos y ropa, hasta fruta, verduras y flores– para complementar los ingresos familiares. Algunos vendedores son ambulantes y utilizan una bicicleta o un carrito para vender productos agrícolas frescos, mientras que otros tienen una ubicación más fija y trabajan en puestos improvisados o plataformas bajas de madera al aire libre.
“El 50% de los vendedores callejeros tienen un techo donde cobijarse gracias a estos ingresos”, asegura Sita Rijjal, que lleva casi tres décadas vendiendo en la calle y ahora trabaja como secretaria del NEST.
La hija adulta de Rijjal, Anju Gautam, se yergue junto a su madre mientras Equal Times la entrevista. Si la prohibición de vender en las calles sigue en vigor, sólo puede imaginar un futuro desolador. “¿Cómo va a vivir la gente?”, se pregunta Gautam, que trabaja como administrativa en la Universidad de Katmandú. “Se verán obligados a recurrir a la prostitución o la delincuencia”.
Las dificultades de los últimos años
Como no existe ninguna legislación para proteger los derechos de los vendedores callejeros de Nepal, su destino depende del alcalde de turno al mando de una ciudad o población específica. Y aunque la situación en Katmandú no es necesariamente representativa de las condiciones a las que se enfrentan los vendedores callejeros en otras poblaciones, como se trata de la capital y la ciudad más grande del país (con una población aproximada de 1,4 millones de personas), la mayoría de los migrantes rurales llegan en tropel a Katmandú. Por tanto, lo que ocurre en la capital afecta a un gran número de personas.
Bidya Sunder Shakya fue el alcalde de Katmandú entre 2017 y 2022. Durante su mandato, se decidió que los productos que se les confiscaran a los vendedores callejeros se subastarían al mejor postor. Por tanto, la responsabilidad de proteger sus productos recayeron sobre los propios vendedores, que quedaron indefensos ante las agresiones policiales. Según Gurung, cuando les confiscan y no les devuelven sus productos, los vendedores sufren enormes pérdidas económicas. Los de más edad se van desesperando cada vez más y acaban regresando a sus pueblos. Los más jóvenes salen al extranjero como trabajadores migrantes.
Esta medida de confiscar y subastar los productos de los vendedores sigue en vigor hasta la fecha. “En los últimos siete u ocho años, el valor de los productos confiscados se cuenta en decenas de millones de rupias”, asegura Gurung. 10 millones de rupias nepalíes equivalen a unos 70.000 euros según el tipo de cambio actual. “A menudo, los productos desaparecen en el trayecto al almacén”, denuncia.
El sucesor de Shakya, Balendra Shah, es un rapero que ha entrado en la política y que en un principio parecía ser progresista. En el periodo previo a las elecciones municipales, Shah organizó una inteligente campaña en línea con temas en los que cantaba sobre problemas sociales y sobre salir de la pobreza. Hartos ya tras años de mala administración, los habitantes de Katmandú esperaban que Shah les ayudara a mejorar las condiciones sociales y le votaron. Pero poco después de tomar posesión del cargo en mayo de 2022, y en contra de lo que esperaban los pobres de Katmandú, Shah impuso la prohibición total de la venta callejera. Cuando se acabó este artículo, todavía no se había recibido ninguna respuesta al correo electrónico que enviamos a la alcaldía para preguntar sobre los motivos de dicha prohibición.
“Muchos vendedores callejeros no se habían recuperado de las estrictas medidas de confinamiento durante la pandemia”, nos cuenta Nash Tysmans, la organizadora en el continente asiático de StreetNet International, una alianza mundial de organizaciones de vendedores ambulantes. “Y luego que llegara este alcalde justo cuando estaban intentando recuperarse económicamente, ha sido un desastre para ellos”.
Los vendedores callejeros no han dejado de organizar protestas contra la prohibición. En agosto del año pasado, el NEST organizó una manifestación con cientos de personas en el exterior de la comisaría de la policía metropolitana de Katmandú. Tres días antes de la manifestación, el NEST había solicitado una audiencia con el alcalde para debatir sobre sus demandas.
Como primera medida, el NEST quiere que las autoridades municipales recopilen datos precisos sobre los vendedores callejeros que trabajan en los 32 distritos de Katmandú, les inscriban en el registro y les entreguen carnets de identidad. Una de sus exigencias es la de un espacio seguro donde los vendedores callejeros puedan trabajar con dignidad. “Hasta que no nos encuentren una ubicación a largo plazo, deberían otorgarnos un intervalo de tiempo en las mañanas y las tardes durante el cual podamos trabajar en los espacios donde ya estamos”, explica Gurung.
La manifestación en el exterior del ayuntamiento duró casi dos horas. Pero el alcalde abandonó el lugar sin reunirse con los vendedores. “No quiere escucharnos ni negociar con nosotros”, se lamenta Gurung.
En una conferencia de prensa que se celebró en septiembre de 2023, Sunita Dangol, la vicealcaldesa de Katmandú, eludió la responsabilidad de abordar el tema de los vendedores callejeros de la ciudad y afirmó que es competencia del gobierno nacional.
“Las autoridades [municipales] muestran reticencias a abordar el problema de los vendedores callejeros”, explica Sudhir Shrestha, un investigador de la red Alianza Sudasiática para la Erradicación de la Pobreza.
Aunque las autoridades municipales se han cerrado en banda, los vendedores callejeros han recibido el apoyo de activistas sociales, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación convencionales. En septiembre de 2023, el activista Ishan Adhikari, entre otros, organizó una sentada en el exterior del ayuntamiento de Katmandú para exigir que se aborde de forma adecuada el tema de los vendedores callejeros en la ciudad. Entre otras cosas, exigieron que las autoridades de Katmandú devolvieran los productos confiscados a los vendedores y que se comprometieran a encontrar lugares alternativos para que puedan trabajar.
La sentada, que duró 199 horas (más de ocho días), logró un acuerdo con las autoridades municipales y la formación de una comisión de nueve miembros integrada por múltiples partes interesadas, entre las que se encuentra una representante de los vendedores callejeros. Según Gurung, aunque se han reunido en varias ocasiones, hasta la fecha no se ha tomado ninguna decisión ni se ha iniciado ninguna acción.
El incidente de febrero de 2024 en el barrio de Sundhara en Katmandú conmocionó a los vendedores callejeros, pero las autoridades municipales no les han brindado ningún apoyo. El NEST asumió los gastos médicos de los heridos en dicho incidente. Las autoridades no han dado ningún paso para otorgar indemnizaciones y el alcalde ni siquiera ha mencionado el asunto.
Modelos alternativos y últimos avances
En la ciudad vecina de Gokarneshwor (con una población aproximada de 150.000 personas), las autoridades han construido un mercado nuevo para los vendedores callejeros llamado Bazar Sano. Dicho mercado, compuesto por casi 160 puestos del mismo tamaño cuidadosamente dispuestos, está equipado con wifi, enormes ventiladores para soportar el calor, aseos para hombres y mujeres, guardias de seguridad y un techo para protegerse de la lluvia, entre otras comodidades. “Las autoridades nos facilitaron todo, excepto las mercancías y la decoración de nuestros puestos”, explica Rijjal, que vende ropa en dicho bazar. Cada vendedor es responsable de gestionar sus propios residuos y mantener limpia la zona alrededor de su puesto.
“En el Bazar Sano existe una coordinación muy buena entre los vendedores y las autoridades”, nos cuenta Gurung. El NEST utiliza el Bazar Sano como un ejemplo para demostrar a las autoridades municipales de Katmandú que un modelo alternativo es posible. “Les hemos pedido que se pongan en marcha y nos digan qué necesitan que hagamos”, asegura Gurung. “Pero no quieren escucharnos”.
Por el bien de sus casi 6.500 miembros afiliados, que consideran que el NEST es un foco de esperanza y apoyo, la organización ha encontrado una solución provisional. En tres zonas diferentes de la ciudad, el NEST ha facilitado la formación de un gran grupo de vendedores que alquila terrenos en colectivo. Lo que hacen es construir puestos de bambú para vender ropa, zapatos, bolsos, ropa de cama y otros artículos domésticos y compartir el alquiler mensual. En el distrito de Koteshwar, situado cerca del aeropuerto internacional, el grupo está formado por casi 100 vendedores. Fue el primero de estos mercados y lleva funcionado un año y medio.
Aunque constituye una solución rápida para garantizar el sustento de estos vendedores callejeros, tener que asumir los costes operativos de este mercado resulta muy caro para ellos y no es ideal a largo plazo.
En respuesta a una demanda que interpusieron organizaciones de la sociedad civil y activistas sociales, el 7 de mayo de 2023 el Tribunal Supremo de Nepal ordenó a las autoridades municipales de Katmandú que formularan un plan alternativo de desarrollo de medios de vida para los vendedores callejeros. Sin embargo, este año todavía no han presentado ningún plan ante dicho tribunal.
En vista de que no habían cumplido la orden judicial, el 17 de mayo de 2024 el Tribunal Supremo fijó un plazo de tiempo de 15 días para que las autoridades municipales de Katmandú presentaran el plan, con multas si no cumplían con dicho plazo. Cuando se acabó el proceso de redacción del presente artículo, y la fecha límite de 15 días había expirado, no se había presentado ningún plan.
Todavía queda por ver qué va a suceder.
A Shrestha, de la Alianza Sudasiática para la Erradicación de la Pobreza, le gustaría que se aprobara una legislación nacional sólida para proteger los derechos de los vendedores callejeros en todo el país. “Como ocurre en India, tendría que haber una ley federal vinculante para las administraciones locales que pueda orientar a los sindicatos locales”, concluye.
Este artículo ha sido traducido del inglés por Iñigo Rodríguez-Villa
Publicado originalmente en Equal Times