Los productores recuperan al comercio justo en Estados Unidos

Clayton Conn

La intromisión de los grandes actores económicos, la permisividad de lo que se considera “justo” y la priorización –otra vez- de las ganancias sobre los beneficios sociales, pusieron al comercio justo estadunidense contra las cuerdas, pero un pequeño movimiento experimenta nuevas prácticas para devolverle su sentido original.

El nuevo movimiento toma una forma más práctica a través del uso de un tipo diferente de etiqueta, el símbolo del productor pequeño (SSP). La iniciativa es el primer y único sistema de «comercio justo» de etiquetado que es definido por las cooperativas de pequeños productores y no por los consumidores.

 De la falla a la reinvención

El movimiento de comercio justo falla en sus objetivos de ayudar a asegurar beneficios para los trabajadores agrícolas y los pequeños productores, afirma el estudio «Comercio Justo, Empleo y Reducción de la Pobreza en Etiopía y Uganda», publicado a finales de mayo por la Universidad de Londres.

El documento encontró que el comercio justo a menudo sólo benefician los propietarios de las granjas de los países africanos. El estudio también señaló que los fondos destinados a proyectos comunitarios para elevar el nivel de vida de los trabajadores, a menudo fueron a dar a posiciones privilegiadas y a supervisores.

El estudio es sólo la más reciente noticia negativa que los críticos utilizan para deslegitimar el movimiento de comercio justo, iniciado por activistas por la justicia social de los países del norte en la década de lo noventa, como una forma de solidaridad económica para promover la justicia y la equidad para los productores marginados del sur global.

La idea original del comercio justo fue que las empresas garanticen a sus productores, tradicionalmente cooperativas agrícolas y pequeños productores, un precio mínimo por sus cultivos, lo que permite a los agricultores cubrir sus costos de producción. Los consumidores pueden proporcionar un valor adicional a un producto, para que ese dinero se utilice en programas sociales.

A través de un sistema de etiquetado, el comercio justo propuso que los consumidores sean capaces de tomar decisiones éticas sobre sus hábitos de compra y contribuyan a lograr un mejor nivel de vida para los productores, pero incluso sus promotores de toda la vida reconocen que el sistema no alcanza a sus objetivos.

«Las semillas de la decepción con el comercio justo se sembraron al principio, cuando los certificadores tomaron el control sobre el tipo de modelo», explica Matt Early, co-fundador de la cooperativa de tostado y distribución de café Just Coffee, ubicada en Madison, Wisconsin, Estados Unidos.

El sentimiento de Early es compartido por quienes ven el comercio justo como algo cooptado por los grandes actores corporativos a los que el movimiento trató de resistir: las empresas que dan prioridad a los beneficios potenciales de ganancia en lugar de un cambio social y de la responsabilidad. «Cuanto más se intenta ampliar y obtener a los grandes jugadores -que son sin duda el problema en cuestión-, tanto más se sacrificará el objetivo final», considera Early.

Muchas empresas transnacionales como Nestlé, Coca Cola, Dole, McDonalds, Starbucks y Wal-Mart ahora promueven ciertos productos de comercio justo, aunque son sólo una pequeña fracción de la totalidad de sus ventas. Los críticos ven esto como una forma de vender una imagen limpia en lugar de redefinir su modelo de negocio y verdaderamente promover productos éticos.

En 2012, FairTrade USA, el mayor organismo de certificación de comercio justo de América del Norte, generó una controversia después de que cambió sus normas para dar el sello de aprobación a productos que contienen tan sólo 10 por ciento de ingredientes de comercio justo. La compañía también anuncio que permitirá el etiquetado de los productos de granjas más grandes, como las plantaciones, lo que indignó a muchos pequeños productores, los originales beneficiaros del movimiento.

La Red Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio Justo (CLAC), una de las organizaciones fundadoras de FairTrade USA, declaró que la medida «atenta contra la autonomía , el desarrollo y la autogestión de los pequeños productores organizados».

Más allá de comercio justo

Early considera al movimiento de comercio justo actual casi como un «mero ejercicio de marca», dominado y consumido por las fuerzas del capitalismo de mercado, pero celebra las intenciones originales y reconoce que allanaron el camino para los nuevos modelos que se aplican.

Como un aprendizaje de los tropiezos del comercio justo, Early y sus compañeros de Just Coffee implementan nuevas estrategias para recuperar el aspecto de la solidaridad y el cambio social.

«Queremos que los consumidores miren más allá de cualquier etiqueta y marca, ya sea Coca Cola o de comercio justo; queremos que hagan preguntas acerca de los productos que consumen, para pedir transparencia que les permita tomar decisiones muy informadas acerca de lo que están comprando», explica el cooperativista.

Desde 2004, Just Coffee abandonó el sistema de etiquetado de comercio justo. En 2006, la cooperativa comenzó su proyecto de transparencia, para proporcionar realmente información suficiente sobre todos los actores involucrados en la producción y distribución del café. Comenzó a «tatuar» sus bolsas de café con esta transparencia, y suministró a los consumidores información sobre los productores, el costo y el esquema de precios de toda la línea industrial, del grano a la taza.

«Si queremos la democracia económica mundial tenemos que trabajar por la transparencia económica», declara la cooperativa en su página web. Just Coffee define su misión como ir más allá de una mera relación económica con el agricultor, tratando de «construir relaciones a largo plazo con los pequeños productores de café», lo que se manifiesta en la recolección de fondos y colaboración en proyectos de desarrollo comunitario.

Uno de los principios más importantes para Early y Just Coffee es simplemente dejar a los más directamente afectados por el mercado, los productores, decidir los parámetros de lo que debe ser considerado justo. «Tienen que ser los autores de su cambio, y nosotros podemos ser buenos socios y comunicar sus mensajes», explica Early.

Este principio toma una forma más práctica a través del uso de un tipo diferente de etiqueta, el símbolo del productor pequeño (SSP). La iniciativa es el primer y único sistema de «comercio justo» de etiquetado que es definido por las cooperativas de pequeños productores y no por los consumidores.

Mientras que en Just Coffee entienden los retos de tratar de desarrollar en la práctica una economía solidaria en medio de las limitaciones del capitalismo global, remarcan que nunca pierden de vista el objetivo original de los cambios sociales. “Nuestro objetivo siempre fue utilizar el café como un vehículo para el cambio social y político», finaliza Early.

07 julio del 2014 

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