Lograr una libertad social en México es una lucha que no termina

Alina Espinosa

Libertad es un concepto muy arriesgado, que debe ir de la mano con el respeto. México puede ser libre económica, política y/o financieramente, pero en realidad no dejará de ser un esclavo hasta que las cadenas sociales y culturales se rompan. Por ello, al hablar sobre liberalismo, no se debe agotar en términos económicos, sino también debe recaer en liberalismo social; a la aproximación progresista de las políticas sociales que amplíen derechos de la ciudadanía.

¿Qué tan útil puede ser el liberalismo social para el México actual?

La búsqueda por construir una sociedad con basamentos doctrinales e ideológicos en la capacidad de autorrealización y autodeterminación para todas y todos los ciudadanos, cada vez es más difícil. Son muchos y muy diversos los temas a debatir con miras a la construcción de una sociedad distinta a la que tenemos. Es una necesidad imperante darnos cuenta de la enorme desigualdad social y de lo deficiente que es nuestro gobierno para reparar en que nosotros, como mexicanos, debemos participar activamente en dicha construcción.

En cuanto a la participación, cada quien sabrá, como ciudadano o ciudadana, de qué modo concreto le gustaría hacerlo, ya sea dando a conocer el trabajo de las comisiones, aportando ideas que contribuyan a las decisiones de políticas públicas, o siendo simplemente un aliado de los movimientos y/o compartiendo información verídica para dar a conocer la problemática en cuestión.

Un México verdaderamente liberal será aquél que no juzga, no mata y no tiene barreras, por el contrario incluye, acepta y respeta a todas las personas e ideologías. Esto significa querer un país donde Fátima (niña de 7 años que fue torturada, violada y asesinada) pueda salir a jugar; donde los militares protejan a Naomi García (mujer transexual) y no la acribillen, que se maquille por gusto y no para disimular las agresiones sistemáticas que sufren las personas trans en el país; donde Ingrid Escamilla (mujer asesinada por su pareja) siga viva y libre de violencia de género; donde Raúl Hernández (activista indígena y defensor de la mariposa monarca) esté seguro y que su muerte no implique el asesinato de miles de ejemplares de esta especie; donde Jonathan Santos (activista LGBT+) pueda amar libremente sin que esto sea un motivo para terminar con su vida.

Pero esto no debe quedarse en palabras, cambiar una ideología tan conservadora depende de pequeñas acciones, empezando con nosotras mismas.

Crear leyes que protejan a las minorías y grupos más vulnerables no garantiza la libertad de los mexicanos. Es necesario informar y educar a nuestra sociedad para lograr un México liberal donde la diversidad no sea un problema.

La desaparición de fideicomisos y comisiones encargadas de atender a víctimas, sin embargo, hace aún más difícil concientizar y externar estos problemas hacia la sociedad. La Cámara de Diputados decidió eliminar 109 fideicomisos como parte de los proyectos de combate a la corrupción y austeridad republicana, el Estado mexicano dejará en el desamparo a miles de víctimas de la violencia y violaciones a sus DDHH en este país.

Un claro ejemplo es la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV). Esta tenía un fondo con el que cubrían atención especializada a víctimas y familiares tanto psicológica como médica, además apoyaban económicamente el proceso de investigación y acceso a la justicia o en el caso de desapariciones búsqueda en campo, entre otras, el cual ha sido retirado por el gobierno, dejando a esta comisión sin medios para apoyar a quienes han pasado por esta terrible situación.

Como sociedad debemos exigirle al gobierno que fondos como este sean reactivados y tengan la prioridad que merecen, pues es absurdo que en un país donde hay más de 77 mil personas desaparecidas y otras 17,198 personas fueron asesinadas, donde el 20% de la población de grupos vulnerables ha sido discriminada y el año pasado hubo 934 carpetas de investigación por feminicidio, o en el que 4 de cada 10 personas privadas de libertad no reciben condena y llevan más de 2 años en prisión preventiva, el Estado intente dejar sin recursos a las comisiones que velan para garantizar el respeto a los DDHH de las víctimas.

Si bien sabemos que para el gobierno actual y para los diputados hay muchos fideicomisos “inservibles”, el caso con este particular no podría ser más contradictorio con el gobierno. Este fondo les da los recursos directamente a las personas acreditadas en el Registro Nacional de Víctimas, y no a una organización.

En una entrevista con La Jornada el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México (MNDM) lo estableció con claridad: “las familias en todo momento realizan labores de búsqueda, participan activamente con propuestas de política pública acordes a la realidad nacional y trabajan para acceder a la verdad y a la justicia, y los recursos de ese fondo son necesarios para que mantengan esas actividades”.

La desaparición del Mecanismo de protección de periodistas y defensores de DDHH es otro de los afectados por las decisiones del gobierno que buscan disminuir el gasto público sin importar los daños colaterales que esto puede ocasionar.

México atraviesa por altos índices de violencia en contra de activistas de DDHH, periodistas y comunicadores, quienes se ven en una situación vulnerable por la inseguridad, corrupción y la presencia del crimen organizado.

El Observatorio de Asesinatos de Periodistas de la UNESCO coloca a México en el primer lugar mundial de periodistas asesinados. Esto con el extremo agravante, además, que 18 de los 96 homicidios a periodistas (casi 19 por ciento) de los últimos dos años han sido en México.

Debemos alzar la voz, buscar el cambio que queremos, como sociedad debemos encaminar nuestras acciones y nuestra participación política hacia un liberalismo social. México necesita políticas integrales que protejan tanto a la sociedad civil como a los defensores de los DDHH; además de condiciones políticas y jurídicas en pro de las personas defensoras y periodistas del país.

Este es el único camino que debemos seguir para conseguir un México socialmente liberal: libre de peligro, libre de estereotipos, libre de discriminación y lleno de equidad.

Publicado originalmente en AsiLegal

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