Llaves: la escritura como defensa personal

Laura Lucía Romero Mireles

Para dar cuenta de los procesos de formación, agenciamiento y toma de la palabra, que estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) han consolidado al cursar la asignatura Género, Violencia y Ética Comunitaria, así como hacer visibles sus impactos, no solamente curriculares, sino restauradores del tejido social universitario, se llevó a cabo el encuentro Llaves: la Escritura como Defensa Personal.

Ahí, María Isabel Belausteguigoitia Rius, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) y profesora de la Facultad, señaló que en los últimos años el activismo feminista ha estado más presente que nunca en los espacios públicos, en las calles y las universidades. “Las distintas formas de protesta de las jóvenes estudiantes y activistas enmarcan estrategias de defensa colectiva y autodefensa personal que llevan a cabo para salvaguardar su integridad, tomar decisiones sobre su tiempo, cuidar su cuerpo, agenciarse de oportunidades, espacios, y todo aquello con la demanda de libertad”.

Llaves es un evento que surge para ensayar diferentes tipos de defensa personal y acopiar habilidades que permitan a las mujeres protegerse de los constantes requerimientos, solicitudes de sacrificio de su tiempo, de su espacio y de sus vidas; también de las agresiones físicas y emocionales que sufren en los espacios públicos y privados, todo eso con el fin de florecer en libertad, explicó la universitaria.

Belausteguigoitia Rius dijo que “utilizamos la noción de llave en dos sentidos: el más habitual refiere al acceso, a la apertura de puertas; pero también como forma de defensa personal del propio cuerpo, al sobre extender la articulación de alguien que causa dolor”.

Aplicar llaves desde una experiencia lectora o escritural, detalló, significa forzar los límites de la articulación lingüística, figurar relaciones imprevistas que desborden las articulaciones gramaticales o de la significación habitual de palabras o ideas.

Hay diferentes tipos de llaves: las que abren puertas y ventanas, las que son utilizadas para preservar la integridad y tumbar al rival, y las que a través de la lectura, la escritura y la imaginación, abren caminos a la intimidad, goce, saber y júbilo colectivo, enumeró.

Queremos pensar en la lectura y escritura como herramientas y actos pedagógicos de protesta, como llaves que afirman el cuerpo, la pluma y la lengua, y nos ayudan a encontrar esas palabras que queremos expresar y que nos develan mundos y relaciones nuevas, todas vinculadas con la erradicación de la vergüenza en nuestras vidas. A través de ellas “apostamos por la posibilidad de la libertad, de la independencia, de la revisión crítica como estrategia pedagógica de defensa personal”, concluyó Belausteguigoitia Rius.

Necesidad imperante

Mary Frances Teresa Rodríguez Van Gort, directora de la FFyL, consideró que la materia de Género, Violencia y Ética Comunitaria era ya una necesidad imperante, no sólo en la Facultad sino en la Universidad y otras instituciones educativas.

Profesoras de la entidad que han trabajado el tema pudieron colaborar en la estructuración de la asignatura, que representa una manifestación de construcción colectiva entre diversas voces. “La convergencia, el diálogo y el acuerdo intergeneracional desde varios enfoques y miradas contrastantes, se plasman no sólo en los contenidos y la metodología del programa, sino en la impartición de la misma”.

También representa la conjunción de la participación activa de la comunidad estudiantil, de las mujeres organizadas, del profesorado, del sector trabajador, de la Comisión Interna de Igualdad de Género, de la Comisión Tripartita Autónoma, y de la voluntad institucional. Esto ha repercutido en un trabajo que se ha realizado desde hace tiempo, pero que en los últimos dos años, a través de foros, formularios, mesas de trabajo y cursos, ha logrado un programa que armoniza las voces de quienes participaron y los mecanismos de escucha y diálogo colectivo.

Pensamiento crítico

Patricia Piñones Vázquez, secretaria de Proyectos Estratégicos del CIEG, calificó su participación como docente en esta asignatura como una experiencia de compromiso, reflexión, discusión, imaginación, pero sobre todo, de articulación de pensamiento crítico ante “las temáticas que nos convocan con estudiantes de la FFyL. Llevamos tres semestres impartiendo la materia, recordó, y uno de los ejercicios que tenemos es el de reaccionar ante textos que se convierten en estímulo para que los alumnos realicen reflexiones críticas. Nos proponemos escribir en el aula como un método para pensar”.

En el conversatorio, realizado durante los 16 días de activismo contra la violencia de género en la UNAM, participaron alumnos de la asignatura, quienes leyeron sus textos.

Publicado originalmente en Gaceta UNAM

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