Las garras de Brasil se extienden a Argentina

Omar Escamilla

Hace tres años Eike Batista (hijo del ministro de la minería en Brasil, Eliezer Batista, quien privatizó la mayor minera, la Companhia Vale do Rio Doce (CVRD), fue clasificado por Forbes como el segundo hombre más rico de América Latina. Su rival a vencer era nada más y nada menos el hombre que domina la minería, las telecomunicaciones y los servicios de ventas al menudeo en México, Carlos Slim Helú.

En 2009 momentos, la cautela en las variaciones financieras preocupaba a Batista. Su grupo de empresas EBX, que involucra negocios de exploración de petróleo en aguas profundas, minería, infraestructura, logística, industria naval y energía, alcanzó en 2010 una capitalización en los mercados de más de 27 mil millones de dólares.  Incluso declaró a la BBC que una ocasión se encontró con Slim y le dijo: “limpia tu espejo retrovisor en el lado derecho y limpia tu espejo retrovisor en tu lado izquierdo, porque no sé por qué lado te voy a superar».

El ímpetu de Batista no era para menos, pues Brasil utilizó el apetito de materias primas de China y la crisis financiera de 2008 para volver a ocupar uno de los puestos dentro de las economías más grandes del mundo, superando a Italia e Inglaterra. Con una poderosa historia como exportador de recursos naturales, Brasil aprovechó la entrada masiva de recursos financieros en la bolsa de valores brasileña (la BODESPA) para edificar una nueva política exterior, caracterizada por incrementar la presencia de empresas brasileñas en el extranjero.

La relación de Brasil con América Latina y el resto del mundo se moldeó en función de los recursos que puso a disposición el Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES) para empresas como Petrobras, Vale S.A., Odebrech, Camargo Corrêa, Andrade & Guitierrez, Gerdau y Braskem, para emprender proyectos en la región.

El BNDES se convirtió en el ariete de los grupos empresariales de Brasil que ingresaban a nuevos mercados y concentraban sus actuaciones en obras de infraestructura, minería y recursos naturales. Solo en 2012, el BNDES desembolsó 76 mil 343 millones de dólares. Desde 2003 y hasta 2010, 60 por ciento de los recursos que el BNDES liberó se concentraron en las industrias que utilizaban recursos naturales, y 76 por ciento de esos recursos fueron a parar a grandes grupos empresariales.  El propio grupo de empresas EBX, de Eiker Batista, se benefició con los préstamos del BNDES. En 2012, EBX mantenía préstamos con el banco por 4 mil 590 millones de dólares. 

La fiesta de las materias primas no dura toda la vida. En 2010, la burbuja del sector inmobiliario de China ocasionó que este país dejara de consumir recursos naturales (principalmente de la minería) provenientes de Brasil. La desaceleración del país asiático, junto con la especialización en exportación de recursos naturales y las políticas de control del mercado que la presidenta Dilma Rousselff comenzó a aplicar en Brasil desde 2011, ocasionaron que la mayor economía latinoamericana perdiera dinamismo.

Para noviembre de 2012, el índice de la Bovespa, que dos años antes se convirtió en la segunda bolsa más capitalizada del mundo, se redujo 33 por ciento, borró 323 mil millones de dólares del mercado de valores y cayeron las ganancias de los miembros de la Bovespa en un 52 por ciento con respecto al valor que alcanzaron un año antes. Según Bloomberg, esta caída representó la peor en el hemisferio occidental después de la de Argentina, de 41 por ciento.

Los administradores extranjeros de capitales vendieron acciones brasileñas por 2 mil 600 millones de dólares en los últimos dos meses, la mayor cantidad desde el colapso de Lehman Brothers en 2008, de acuerdo con datos de BM&FBovespa compilados por Bloomberg.

Entre 2010 y 2012, el número de empresas brasileñas clasificadas entre las más grandes del mundo por valor de mercado bajó a 10 de las 15 de dos años antes. Las acciones de Itau Banco, el mayor de Latinoamérica por valor de mercado, bajaron 29 por ciento y ocasionaron que el banco pasara del lugar 53 en la lista de las empresa más grandes de Forbes por valor en el mundo, al lugar 101. La misma suerte corrió BRF Brasil Foods, que quedó excluido de la lista de las 500 empresas más valiosas, junto con el grupo de petroquímicos Ultrapar Participacoes y las siderúrgicas Gerdau y Compañía Siderúrgica Nacional. Souza Cruz, el fabricante brasileño de las marcas de cigarros Lucky Strike y Dunill, y Telefónica, filial de la empresa de telefonía más grande de España, se sumaron al grupo. 

La misma suerte le tocó al grupo de empresas de Eike Batista. Su empresa productora de petróleo OGX, bajó en los últimos dos años 77 por ciento, la mayor caída entre las 15 compañías brasileñas que formaban parte de la lista de las más grandes del mundo en 2010.  El grupo de Batista perdió cerca de 60 mil millones de dólares desde su momento de mayor cotización.Incluso Batista puso en venta su avión Embraer Legacy por 14 millones de dólares. Para finales de 2012, la fortuna del empresario pasó de 34 mil 500 millones de dólares en marzo de 2012 a 2 mil 900 en estos días. En 2009, la minera brasileña Vale S.A. adquirió los activos para extraer sales de potasio propiedad de Río Tinto localizados en la ciudad de Malargüe, al sur de la provincia de Mendoza, Argentina. La operación se llevó acabo por 850 millones de dólares, e implicó la autorización para explotar 230 hectáreas. Con esa concesión, Vale creará el proyecto Potasio Río Colorado, que incluye inversiones en una línea ferroviaria donde se unirán el yacimiento de potasio con un planta de procesamiento y exportación (en fase de construcción), localizada en el puerto Ing White, Bahía Blanca, Buenos Aires. 

Aunque el proyecto de Potasio Río Colorado fue suspendido en marzo de 2013, es muy probable que Vale lo retome en los próximos meses, ya que -según la propia minera- se invirtieron 2 mil 229 millones de dólares. En 2008, Vale obtuvo una línea de crédito de 4 mil 300 millones de dólares del BNDES, lo que constituye el mayor financiamiento otorgado a una empresa privada. Dos años después (2010), Vale invirtió 6.7 mil millones de dólares para comprar activos de la industria fertilizantes en Argentina, Brasil, Perú, Mozambique y Canadá.

El significado de la adquisición de los activos de la mina de potasio Río Colorado por parte de Vale representó uno de sus mayores movimientos corporativos en el proceso de integración comercial (extracción, procesamiento y transportación) de la minera brasileña, no sólo como una estrategia que busca aprovechar la dependencia internacional de Brasil de fertilizantes – solamente ese año, Brasil importó 91 por ciento de su consumo de potasio y fue el cuarto mayor consumidor mundial de fertilizantes-, sino que, incluso, Vale utilizó el boom de los agronegocios de Brasil y las subvenciones públicas del programa de biocombustibles como una poderosa herramienta para incrementar sus activos de fertilizantes.

Vale es una de las mayores empresas mineras del mundo, con más de 200 subsidiarias en 37 países de los cinco continentes (América, África, Europa, Asia y Oceanía). Su sede global se localiza en Río de Janeiro, Brasil, y es propietaria del nueve por ciento de acciones de NORTE Energía, el conglomerado de empresas que construye la polémica presa de Belo Monte.  En 2012 ganó el premio “Ojo Público” (Public Eye) como la peor empresa del mundo por sus actuaciones sociales y medioambientales. Dentro de la estructura de propiedad de Vale se encuentra BNDES a través de su brazo financiero BNDES Participações S.A. (BNDESPAR), que controla el 5.58 por ciento de acciones de Vale. El BNDES también es propietaria de 12 acciones ORO (Golden Shares), que el gobierno de Brasil mantiene en Vale, lo que da derecho de veto de las acciones que pueda tomar la minera.

En Argentina, Vale tiene concesionadas 167 mil 073 hectáreas para realizar proyectos de extracción, investigación y transportación de minerales y gas. Considerando los fines de esta investigación, analizaremos las implicaciones políticas, económicas, ambientales y sociales del proyecto Potasio Río Colorado sobre Argentina. Sin duda, este proyecto constituye uno de los ejemplos más claros del comportamiento del sector empresarial brasileño en América Latina.

Desde  2007, el proyecto de la mina Potasio Río Claro (PPRC) ha enfrentado distintos escenarios de tensión. En marzo de  2013, Vale decidió suspender el proyecto bajo el argumento que se habían incrementado los costos y los impuestos por parte del gobierno Argentino. Sin embargo, el tiempo que el proyecto estuvo en fase de construcción, varias organizaciones sociales y autoridades municipales de Mendoza, Neuquén y otras provincias, señalaron las irregularidades y los enormes pasivos ambientales que la puesta en marcha de este proyecto traería para la vida de los ciudadanos y el medioambiente de Argentina. Entre los principales reclamos se encuentra que el proceso para explotar potasio en la mina utiliza el método de disolución (bombeo de agua a temperaturas que pueden alcanzar los 70 grados centígrados) que generaría un pasivo de 120 millones de toneladas de sal que podría contaminar el río Colorado. Además cuando la mina estuviera en operaciones se generaría 838,000 toneladas métricas de gases efecto invernadero anuales durante extracción de minerales. En cuanto al uso del agua, el proyecto plantea utilizar 86,4 millones de litros de agua diarios (1 m3 por segundo), tomados del río Colorado por un periodo que duraría 40 años. Para hacerse una idea de la cantidad de agua que se pretende utilizar, en la ciudad de Santa Rosa, capital de La Pampa, más de 100 mil habitantes consumen 32 millones de litros al día.

En el aspecto energético, cuando la mina alcance su punto máximo podría consumir aproximadamente un 1 millón de m3 de gas al día, equivalente a un tercio de las importaciones de gas que realiza Argentina de Bolivia. Para cubrir esas cantidades, en diciembre de 2010, Vale firmó un acuerdo con la petrolera YPF para desarrollar un yacimiento de gas no convencional (tight gas) en la cuenca neuquina con una concesión hasta 2027. Las inversiones contempladas para este proyecto estaban calculadas en 2011 en 150 millones de dólares.

Idealmente, el objetivo de Vale y YPF era alcanzar una producción diaria de 1,5 millones de metros cúbicos de gas, siendo la mitad destinada a la mina de potasio. Las obras en Neuquén son estratégicas para Vale desde el punto de vista de las reservas de potasio existentes en ese municipio. Según la Secretaría de Energía de la Nación de Argentina, el yacimiento de potasio más grande de América del Sur se encuentra en Neuquén (2010). Quizás aquí radica la clave para entender la razón por la que el CEO de Vale, Murilo Ferreira viajó a Argentina durante la segunda semana de diciembre de 2011 a firmar un acuerdo con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en la que Vale se comprometió a invertir US $ 5,9 mil millones. En el aspecto de electricidad, la mina consumiría aproximadamente 78 Megawattios diarios, el equivalente al 83 por ciento de la electricidad generada por la Central Nuclear Atucha I, o toda la electricidad facturada en la provincia de Tucumán.

A la luz de estas evidencias, el Consejo Provincial del Ambiente – un órgano de poder ejecutivo nacional-, emitió en 2008, un Dictamen Sectorial donde concluyó que el proyecto Potasio Río Colorado utilizaría recursos no renovables que contribuirían al “agotamiento del gas argentino”, y presentaba riesgos de contaminar el Río Colorado con residuos que ocuparían una superficie de 210 hectáreas, con una profundidad de 50 metros, lo cual era muy probable que afectara a las provincias de Mendoza, Río Negro, Neuquén, La Pampa y Buenos Aires, así como 150 mil hectáreas dedicadas a la actividad productiva (consumo humano, riego, ganadería, usos recreativos y vida acuática).

Adicionalmente, en agosto de 2010, el órgano público “Defensor del Pueblo de la Nación”, lanzó una actuación pública “1328/08” donde se estableció un referente judicial en torno a la autorización para el funcionamiento de la mina Potasio Río Claro que “tiene un vacío legal”, debido a que afecta en términos ecológicos, sociales, económicos, de salud e hidráulicos, a otras provincias vecinas de Mendoza. En junio de 2011, los trabajos del proyecto Potasio Río Colorado (PRC) fueron detenidos por el gobierno de Mendoza por no cumplir las regulaciones medioambientales, la ley laboral local y por su insuficiente información sobre su plan de inversión. Sin embargo, en octubre del mismo 2011, Vale consiguió que el gobernador electo de ese distrito, Francisco Pérez, aprobara los permisos para que comenzar  operaciones de los primeros cargamentos.

En junio de 2011, las obras para la construcción del tren de carga que Vale había adquirido de la empresa Ferrosur Roca fueron objeto de una acción administrativa del juzgado municipal del Rincón de los Sauses (Expediente 807/11). Los principales argumentos que se vertieron hacían referencia a que el proyecto ferroviario presenta inadecuaciones como la falta de un estudio sobre la vibración producida por las más 5 mil toneladas de carga diarias. Así mismo, el proyecto fue acusado de poca “claridad y precisión” en cuanto a los efectos que traería la transportación de cloruro de potasio, maquinaria y otros contaminantes sobre la calidad del aire del Rincón de los Sauses.

La parte final del proyecto Potasio Río Colorado la constituye una concesión de 35 hectáreas en el Puerto «Ingeniero White», Bahía Blanca en Buenos Aires, donde Vale estuvo edificando un almacén y un muelle de carga para la producción de potasio extraída de Argentina. Esa concesión fue firmada a finales de octubre 2011 entre el Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca (CGPBB) y la empresa Potasio Río Colorado S.A., y comprendía un periodo de 50 años que podría extenderse por un tiempo igual. Hasta noviembre 2011 en la construcción de esta obra se habían localizado más de 100 piezas y huesos de dinosaurios.

 Aunque Vale, no es propiamente la que realiza las obras de dragado en el Puerto Ing. White, las obras corren a cargo del consorcio  CGPBB, que a finales de 2012 tenía contemplado dragar 15 millones de metros cúbicos  de tierra, el equivalente a  mil 850 edificios de 10 pisos, que serían volcados sobre diversos  humedales e islas de un valor biológico  -es importante señalar que en la ampliación del Puerto Ing. White, no existe un Estudio de Impacto Ambiental (ESIA)-, si se beneficia directamente de las obras en este puerto aún cuando no respetan las normas ambientales y las leyes argentinas.

En el aspecto laboral, desde el inicio se especuló que en las obras para la construcción del proyecto se generarían 15 mil 792 empleos (directos e indirectos) anuales. Sin embargo, cuando Vale canceló intempestivamente el proyecto (marzo 2013), con casi el 45 por ciento de las obras, apenas existían aproximadamente 4 mil trabajadores subcontratados por empresas como Techint, Odebrecht, Cartellone, Distrocuyo y Skanska, Chediack y Milicic. Este evento demuestra una vez más las acciones de Vale en salir de Argentina sin procurar un acuerdo de finiquito con los trabajadores contratados directa e indirectamente por la minera.

Los impactos

El proyecto Potasio Río Colorado que Vale planea llevar acabo en Argentina ha sido una obra demasiado polémica, y es que a pesar de prometer empleo e inversiones para Argentina, cuando se analiza cada uno de los pasos de la cadena productiva de Vale en este país, sobresalen graves irregularidades como la posible salinización del río Colorado y la desertificación de tierras en Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires, debido a la sobre utilización de agua para el funcionamiento de la mina.

En el aspecto del consumo energético, el proyecto Potasio Río Colorado es excesivo, sólo en el consumo para mantener la extracción de la mina se requieren nuevas perforaciones  en la cuenca de Neuquén. Si a esos dos elementos sumamos las 838 mil toneladas métricas de gases efecto invernadero anuales durante la  extracción de minerales, podemos observar como a Vale no le importa el medio ambiente ni la salud de las poblaciones que se ven involucradas directa o indirectamente por este proyecto. Aun cuando el caso Potasio Rio Claro ha sido tratado por una gran variedad de medios de comunicación argentinos e internacionales. Cuando se intentó conocer en la página del BNDES si este proyecto había sido o se encontraba con una fuente directa de financiamiento del Banco, sucedió que no se pudo corroborar este hecho.

No obstante de encontrar barreras para saber si el BNDES estaba o estuvo financiando el proyecto en Argentina, pudimos corroborar que en 2008, Vale obtuvo una línea de crédito con el BNDES– el mayor financiamiento que el Banco brasileño de desarrollo haya otorgado a una empresa privada- por  $ 4.3 mil millones de dólares. A partir de 2010, Vale invirtió $ 6.7 mil millones de dólares para comprar activos de la industria fertilizantes en países como Argentina, Brasil, Perú, Mozambique y Canadá. Por lo anterior se puede inferir que una parte importante, sino es que la totalidad del préstamo del BNDES, fue utilizado por Vale para financiar la compra de activos de Río Tinto, en Argentina, así como la edificación, exploración y planeación del proyecto Potasio Río Claro.

Las relaciones de correspondencia entre Vale y el BNDES se observan en varias dimensiones que van desde la participación del Banco como accionista de la minera. Recordemos que el BNDES es accionista de Vale  a través de su brazo financiero BNDES Participações S.A., controla 5.58 por ciento de las acciones de Vale. Además, como el BNDES es una entidad pública del gobierno de Brasil, también posee 12 acciones oro (Golden Shares) que le dan poder de vetar las acciones de Vale.  A estos hechos debemos sumar que las actuaciones de Vale en Argentina proporciona una de las mejores semblanzas del patrón de acumulación brasileño promovido por el centro de poder político y económico como es el BNDES. Siempre que Vale se presenta a realizar un proyecto fuera de Brasil que recibe patrocinio del BNDES, se puede localizar a grupos de empresas brasileñas como el Odebrecht, Camargo Correa, Andrade & Gutierrez, Petrobras y Vale en las obras de infraestructura que financia el este Banco, como actualmente sucede en Argentina no sólo en el proyecto Potasio Río Colorado, sino también en las represas hidroeléctricas del río Santa Cruz que actualmente dependen de financiamiento del BNDES y donde podemos encontrar a empresas como Odebrecht.

El sector privado brasileño, en suma, esta utilizado al BNDES como el ariete para ingresar a nuevos mercados, apropiándose de los excedentes de mano de obra y de los recursos naturales, mientras genera enormes ganancias que son transferidas a Brasil.

El Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER, por sus siglas en inglés) es una organización no gubernamental sin fines de lucro dedicada a la transparencia y rendición de cuentas empresarial en América Latina. Este articulo surge de los trabajos que PODER desarrolla con la Coalición de organizaciones civiles en América Latina, BNDES en la Mira, que busca transparentar y rendir cuentas de las actuaciones del BNDES en los países de la región donde este banco tiene presencia.

Publicado el 22 de julio de 2013.

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