Con viento y a la intemperie

Las cigarras, la retomada y el agua

Brasil

Las cigarras arman un escándalo increíble a las siete de la mañana. Lo hacen los machos para llamar a las hembras. Dos horas después están calladas y sólo vuelven a cantar cuando baja el sol, allá por las seis de la tarde. “Algo anda mal”, me decía hoy David, mientras yo preparaba los postes para plantar las pitahayas. Las cigarras, todos los años, anuncian las primeras lluvias de primavera, pero este año no ha llovido, y ya vamos por la mitad de octubre. Igual estamos sembrando, corriendo contra el tiempo, para tener todo listo cuando llegue la lluvia tan esperada. El arroyo, cerca de la huerta, es un hilito discreto, aunque terco. Siguen las quemadas en cañaverales aquí y allí.

Sequía aquí, tormenta allá

Algunos barrios están sin agua, van turnándolos: hoy te puedes bañar en uno, mañana en otro. Pero a las fábricas de cerveza no les falta agua siquiera una hora, ni a la Cutrale, que hace jugo concentrado de naranja, ni a la Raízen, que muele caña para hacer etanol. Parece mentira que estemos arriba del acuífero Guaraní, en área de recarga. Hay poco, y lo poco está mal repartido.

Mientras demoran las lluvias aquí, en la capital, San Pablo, hubo un temporal, todo rápido y de repente, la semana pasada. Cayeron árboles sobre los cables de distribución de energía eléctrica y casi un millón y medio de casas (más que en Florida, después del pasaje del huracán Milton) quedaron sin luz por varios días. Aquí, en el interior, dicen que la falta de lluvias tiene que ver con la inmensa sequía en la Amazonía, que afectó 70% de los municipios1. Sólo en el estado de Amazonas, la falta de agua afectó a casi 750 mil personas2. Si en la Amazonía no se evapora más que el sudor de la gente, no hay esos ríos aéreos que después llueven por aquí. Y así estamos.

La retomada

En la retomada Guarani e Kaiowá de Douradina, en el estado de Mato Grosso do Sul, los hacendados derramaron agrotóxicos en el río que atraviesa el territorio.

Cansados de esperar del gobierno, en tierras que los pueblos Tupi llaman Pindorama (“tierra de las palmeras”), los Guaraní y Kaiowá resolvieron hacer autodemarcación de su territorio. El Estado brasileño ha creado todo un complejo y demorado procedimiento para reconocer los territorios de los pueblos. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva inició su mandato el 1º de enero de 2023 subiendo la rampa del Palacio del Planalto acompañado por el cacique Raoni, creó el Ministerio de los Pueblos Indígenas, y llenó todos los puestos del ministerio y en la Fundación Nacional del Indio, que tenía la atribución de conducir los procesos demarcatorios, con indígenas. Hay unos 300 procesos en tramitación y el presidente prometió que demarcaría las tierras hasta 2027. Estamos en octubre de 2024 y, en lo que va del mandato, sólo han sido demarcadas 12 tierras indígenas3. Del resto de los territorios, hay laudos antropológicos, estudios cartográficos y sólo falta una firma.

En Douradina, reivindican un área de más de 12 mil hectáreas que el agronegocio viene explotando con soya y maíz4. A pesar del cerco y de los ataques reiterados de los hacendados, con sus camionetas, armados y a cara descubierta, los Guaraní y Kaiowá no han desistido. Retomar no es sólo entrar en la tierra, sino recuperarla para su nhanderekó (modo de vida). Pero, para eso, precisan recuperar las nacientes.

Los jara (espíritu) del río y de la mata que crece a su orilla se han retirado. Como ya ocurrió en el río Watu (conocido como río Doce), en territorio Krenak, después del desastre de Mariana5. Se han retirado, no conversan con la gente.

Las cigarras

Os Wajãpi saben que hubo una época en que era posible la comunicación entre los mundos de los diferentes seres. Hoy no es posible. No, sin la intermediación chamanística6. Sin embargo, tenemos algunos indicios.

Hemos perdido las referencias. Antes, era sólo escuchar las cigarras que sabíamos que era hora de preparar la milpa. Estamos un poco desorientados. La lluvia nos avisaba de su llegada a través del canto de las cigarras, pero ya no conversa con nosotros.

Son las seis de la tarde. Las cigarras vuelven a cantar. Dicen por ahí que pueden llegar a un volumen de sonido de 120 decibeles. (¡Mucho más de lo permitido aquí a las motocicletas, que sólo pueden alcanzar 80 decibeles, o sus conductores serán multados!) Y una escucha el canto de las cigarras como una esperanza.

1 Ver: https://infoamazonia.org/2024/08/09/seca-atinge-69-dos-municipios-da-amazonia-em-2024/

2 Ver: https://oglobo.globo.com/brasil/noticia/2024/10/13/apos-chuva-sao-paulo-registrou-mais-imoveis-sem-luz-que-a-florida-atingida-pelo-furacao-milton.ghtml

3 Ver: https://www1.folha.uol.com.br/cotidiano/2024/09/governo-lula-avanca-com-demarcacao-de-terra-indigena-afetada-por-mercurio-no-para.shtml

4 Ver: https://mst.org.br/2024/07/31/a-velha-alianca-genocida-do-capital-e-estado-sobre-os-guarani-kaiowa-no-ms/ ; https://www.brasildefato.com.br/2024/09/13/estamos-na-guerra-retomadas-kaiowa-em-douradina-ms-se-tornam-epicentro-do-conflito-fundiario-por-demarcacao y https://quilomboinvisivel.com/2024/07/28/um-novo-tempo-de-retomadas-territorios-ancestrais-guarani-e-kaiowa-na-terra-indigena-panambi-lagoa-rica-enfrentam-o-terror-estatal-latifundiario/

5 Ruptura de represa de la empresa Sanmarco que liberó detritos de la minería del hierro, en 2015, en el estado de Minas Gerais.

6 Ver: OLIVEIRA, Joana Cabral de. “Mundos de roças e florestas”. In: Boletim do Museu Paraense Emílio Goeldi. Ciências Humanas, v. 11, n. 1, p. 115-131, jan./abr. 2016. DOI: http://dx.doi.org/10.1590/1981.81222016000100007.

Silvia Adoue

Nació en Buenos Aires. Fue costurera, obrera del vidrio y del cuero, metalúrgica, gráfica, maestra de escuela básica. Reside en Brasil desde 1982. Es educadora popular de la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF) y profesora de la UNESP. Está credenciada en el Programa TerritoriAL, convenio de la UNESP con la ENFF.

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