Yo soy Maritza Hernández, tengo cuatro hijos que he ido sacando hacia delante. La mayor tiene 19, luego 17, otra de 15 y 13 el pequeño, dos de ellos estudian, ya las otras dos tienen bebé.
Yo trabajo desde los catorce años. Trabajé en una tienda de calzado, ahí cumplí mis quince años. Ya para los 16 dejé de trabajar, seguí estudiando. En la casa donde vivíamos con mi mamá habían unas vecinas que hacían leche, repostería, entonces yo las acompañaba a andar vendiendo. Me dediqué a andar así con una bandeja. Luego mi tía viajaba a Honduras, yo le dije que si le vendía las cosas. Entonces ella me daba los precios de maruchan, espaghetti, cosas que traía de Honduras, y yo me iba a los mercados a andar ofreciendo. Me ganaba el gasto que ella me daba, y ya está. Trabajé en una fábrica de bolis. Así he andado trabajando. Hasta que tuve mis hijos. Llegué hasta primer año de bachillerato, comencé el segundo año pero no lo terminé, salí embarazada. Comenzaron las huelgas. Yo estaba por dar a luz y ya no pude seguir trabajando.
Trabajo: lavo, plancho, si me dan para cuidar una casa pues la cuido. También mi compañero hace su rumbo de electricidad, poner un agua potable, hacer de albañil. Lo que se pueda conseguir porque aquí está bastante duro el trabajo. También he vendido perfumes, cosas para el hogar. En temporada vendo en agosto, noviembre, diciembre, lo que es la pólvora, y ahí sí me ayudo un poco, pero es sólo en dos temporadas: agosto y navidad. Ahí sí puedo respirar un poquito, es mi ayuda para salir un poco de jaranas que hay que pagar el agua, la luz. Porque como el trabajo del lavado no es diario, y el gasto de la comida sí es diario pues a veces descarto un poco de pagar el agua y la luz por mantener lo que es la comida o que les piden algo a los muchachos en clase. Mantengo también a mis nietos, les ayudo a mis hijas. Una de ellas es madre soltera, y la otra aunque está con su compañero, por lo mismo que no hay trabajo, pues ahí las ayudo con los que está a mi alcance porque no puedo hacerme cargo de todito. La economía a veces te da para una cosa, y no te da para la otra. Ahí vamos, poquito a poquito. Ha sido muy dura la vida.