Campaña de petición para el líder indígena Domingo Hernández Ixcoy
“Están preparando el recurso del terror masivo. Éste es un país violento, la muerte está muy cerca. Quieren repetir lo del pasado en Guatemala, con 600 comunidades de tierra arrasadas. Quieren repetirlo con un gobierno militar”, denuncia Domingo Hernández Ixcoy, histórico dirigente indígena y comunitario de Guatemala.
Domingo Hernández, en entrevista con Desinformémonos, denuncia la estrategia de muerte que el modelo neoliberal de un Estado militar impulsa contra comunidades indígenas, garífunas, xinkas y mestizas para apropiarse de sus territorios. “Antes decían que eras comunista o guerrillero, y ahora dicen que nos oponemos al desarrollo. Ese desarrollo que queremos es para todos, no para ellos”, aclara el líder indígena.
Guatemala tiene 14 millones de habitantes en 108 kilómetros cuadrados, y ocupa uno de los primeros lugares en pobreza extrema de América Latina. Aquí, los pueblos indígenas han emprendido una lucha tenaz por la defensa de la Madre Tierra y el territorio, contra el nuevo colonialismo que representan las mineras e hidroeléctricas de países como Canadá, Estados Unidos, Bahamas, España, Italia y países asiáticos.
“Las comunidades llamaron a la unidad comunitaria de mestizos y xinkas. Nuestros territorios son como una casa: cuando alguien quiere entrar, uno se organiza para defenderse y se prepara para sacarlos. Los ricos no entienden esto”, advierte Domingo.
La alianza militar contrainsurgente
Lo que sucede en Guatemala es parte de un proyecto a largo plazo preparado por militares. A partir de los acuerdos de paz en Guatemala, se debilitó el sector militar: disminuyeron a 35 mil los efectivos, la mitad de lo que eran.
“Este debilitamiento que nos les conviene”, analiza Hernández Ixcoy, “ya que son un poder económico y militar; son terratenientes, son los que venden armas y los que están vinculados con el crimen organizado; manejan una gran cantidad de dinero del narcotráfico. Nos preocupa que lo que se está consolidando es un poder militar oligárquico que atenta contra la incipiente democracia que tenemos”.
En el mes de julio fue allanada la vivienda de Domingo Hernández Ixcoy, en el departamento de Chimaltenango. Los agresores no lograron materializar su objetivo. En este marco de intimidación, el 16 de septiembre fue amenazada de muerte Telma Maricela Atz Xil, ayudante de Hernández Ixcoy, en San Martín Jilotepeque.
Domingo Hernández explica que “antes, los gobiernos civiles no estaban cohesionados porque eran gobierno de ‘izquierda’, ‘centro izquierda’, tendencias que formaban el gobierno. Ahora hay uno con pensamiento militar; su objetivo es el sometimiento de la población y crear leyes sin consulta a los pueblos”. Y remarca que “con estos gobiernos, se acelera el impulso al modelo neoliberal”.
Su manual de gobierno, denuncia el líder, “pasa por la negociación y comprar dirigentes, pueblos o movimientos. Si no aceptan sigue la presión y después el asesinato, como le sucedió a Yolanda Nomeli o a los sindicatos y dirigentes comunitarios que han sido eliminados”. La represión que se aplica contra comunidades y organizaciones es tanto a nivel individual como a nivel colectivo, concluye el dirigente.
El 15 de septiembre de 2012, los veteranos de guerra desfilaron por las calles de Guatemala. “Éste es el mensaje, ahora que existe el Estado militar. Los militares vieron como una amenaza el enjuiciamiento a Ríos Montt y salieron a las calles reivindicando lo que pasó como una lucha contra el comunismo”, señala Domingo Sánchez.
En Guatemala operan grupos paramilitares, y el crimen organizado juega un papel fundamental para amedrentar a los pueblos. Se produce una alianza militar contrainsurgente con una de las oligarquías más racistas y reaccionarias, que se unifica con las trasnacionales.
Es en el gobierno de Álvaro Arzú -que estuvo en el poder en 1995- cuando se permite la penetración de modelo neoliberal, se acepta como política de Estado y se comienzan a vender los recursos del Estado. Las compañías guatemaltecas de teléfonos se vendieron a Carlos Slim, de México; tiendas como Elektra y Bimbo se encuentran por todo Guatemala.
Consultas, mecanismo ancestral
El líder indígena señala la contradicción de que Guatemala sea tan pobre mientras está llena de recursos, que aprovechan particularmente las empresas mineras. “Las minas son un ejemplo claro en este patrón de acumulación de capital, que no pasa por la consulta de los pueblos. Nosotros hemos realizado más de 60 consultas con los pueblos en nuestros territorios”.
Para hacer frente a las grandes transnacionales, se han llevado a cabo consultas comunitarias basadas en el derecho consuetudinario de los pueblos indígenas -del acuerdo 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)-, así como movilizaciones en diferentes regiones, incluida una marcha a la ciudad de Guatemala, para hacerle saber al Ejecutivo la necesidad de dar solución a las diversas problemáticas. Domingo señala que las consultas son una práctica ancestral de los pueblos mayas, que no nacen con el convenio 169, aunque lo valoren.
“Nosotros tenemos un libro que se llama Popol Vuh, que dice ‘Se sentaron, juntaron sus voces y se pusieron en acuerdo’ y esta es la base de la consulta que reivindicamos”, explica Domingo. “Si nos equivocamos (con el acuerdo) lo asumimos de manera colectiva y con sabiduría lo aceptamos”.
En Chiapas, a través de estas consultas con el grupo indígena mam, se ha declarado territorio libre de minería, traspasando así las fronteras. “La consulta genera la unidad comunitaria y nos articula en más regiones”, señala Hernández, y contrasta: “Las empresas extractivas o mineras no respetan identidades, el saqueo es lo que interesa. Por eso, las consultas no son exclusivas del pueblo indígena, son del pueblo mestizo, de los garífunas, de los xinkas”.
El líder campesino tiene claro que los Estados quieren a los indígenas como mano de obra barata que no reclamen: “el ‘buen indio’, el ‘permitido’, que se incorpora, negocia y justifica la represión de sus hermanos”, detalla Ixcoy.
Pese a ello, la conflictividad social aumenta. A mediados de septiembre, en Santa Rosa hubo un levantamiento indígena de más de 5 mil comuneros; además, en el oriente hay un preso por la lucha contra las hidroeléctricas, mientras que en el norteño Barillas hay 30 personas con órdenes de aprehensión. “Estamos viviendo la criminalización de la demanda y la resistencia, que justifican los medios de comunicación”, analiza Domingo.
La estrategia de despojo ya comenzó en el Petén, explica Domingo Hernández, con el “reordenamiento territorial”. El pronóstico del líder es que “a los pobres los van a mover con el pretexto de la ‘Biosfera Maya’, que consiste en el saqueo de maderas preciosas, petróleo y minería; a nosotros nos van a arrinconar en un espacio pequeño”.
Para los indígenas, la agenda del poder busca confrontar a la naturaleza y a sus pueblos. Domingo explica que se verán más insurrecciones espontáneas como la de Santa Rosa. Señala que la acumulación de riqueza en pocas manos y la entrega de recursos a empresas internacionales llevan al desplazamiento de comunidades de sus territorios. “Esto es una señal que implica una confrontación mayor con el Estado en los próximos meses y años”, concluye el líder de la resistencia indígena desde Guatemala.