La minería amenaza a los indígenas europeos

Eva Fjellheim Fotos: Henrik Blind y tomadas de internet

Suecia. Los últimos meses se levantó una fuerte resistencia minera en el territorio del pueblo indígena sámi del norte de Suecia. Activistas y ecologistas manifiestan su indignación contra la empresa inglesa Bewolf Mining, a la que se le dio aprobación para iniciar actividades de exploración de hierro, sin el consentimiento libre, previo e informado de los habitantes del territorio. Los activistas están preocupados, pues esta actividad amenaza el medio ambiente y la cría de renos, que los sámis tradicionalmente han practicado por miles de años.

Mediante acciones violentas, la policía desalojó a las activistas para facilitar que entrara la empresa e iniciara las primeras explotaciones, el 21 de agosto.

Amenaza a la cultura

A pesar de que las comunidades vecinas rechazaron los planes mineros, el Tribunal de Tierra y Medio Ambiente aprobó explotaciones de prueba para buscar hierro en Gállok, a unos 50 kilómetros del pueblo Jokkmokk, en el norte de Suecia. Gállok es un área importante para la cría de renos, un sector primario al que se dedican dichas comunidades y que también es una forma de vida nómada ancestral del pueblo sámi, practicada desde hace miles de años. Los renos necesitan un territorio grande para pastar y su bienestar depende de que haya pocas perturbaciones. Cualquier intervención territorial puede asustarles o limitarles acceso a los pastos necesarios.

El pueblo indígena sámi se encuentra en Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. En Suecia, cuenta con aproximadamente 20 mil habitantes, que constituyen una minoría en un país cuyo población total es de 9.5 millones de personas.

“No existiremos si se realiza la mina”, considera Niklas Spik, un integrante de la comunidad Jåhkågaskka, una de las más afectadas por estos planes mineros. Su declaración es clara y refleja una preocupación común del pueblo sámi: que una mina en esta área no solamente amenaza a un sector productivo, sino también a la sobrevivencia de una cultura ancestral, cuyo idioma, conocimiento y costumbres depende mucho de la relación con la naturaleza. La identidad sámi se define y depende de la práctica de su cultura en el territorio, donde se vincula la historia, el presente y el futuro.

Cuando estaban por empezar los trabajos de exploración, en julio de 2013, se reunieron diversos activistas para mostrar su indignación y rechazo frente a la aprobación minera. Poco a poco se volvió una acampada permanente de resistencia, que crece cada vez más con gente, carpas tradicionales y construcciones de torres para bloquear la entrada. Se realizan actos político-culturales, con exhibiciones de música, poesía y arte para animar a las participantes y para mostrar que lucharán fuertemente para proteger el territorio de sus antepasados de la invasión del gran capital.

Violación de derechos internacionales

En 2007, Suecia votó a favor de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. La constitución reconoce a los sámi como un pueblo que tiene un estado distinto a las otras minorías del país. Sin embargo, no se ha ratificado el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y tampoco se han implementado los principios jurídicos que le corresponden a dicha convención, que asegurarían derechos importantes para el pueblo sámi en la legislación nacional.

En un informe recién publicado por el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU, se critica la ley minera de Suecia por no cumplir con los estándares internacionales relacionados con pueblos indígenas. Especialmente, expresa preocupación por la aprobación de proyectos mineros en territorio sámi sin consentimiento libre, previo e informado.

Después de los hechos en Gállok, el parlamento sámi publicó un comunicado exigiendo que el gobierno paralice todos planes mineros hasta que cumpla con los pautas internacionales de derechos indígenas, particularmente el derecho de consentimiento.

Desalojos violentos

La imposición de la empresa Bewolf Mining en Gallók no solamente trajo una violación al derecho de consulta. También constituye un acto de criminalización de los sujetos de derecho, que exigen que se escuche su voz. Las activistas fueron desalojados por la policía de una manera violenta, humillándoles física y verbalmente, empujándoles y arrastrándoles por el suelo. “Si se quedan, no los vamos a levantar porque me duele la espalda. Habrá dolor, y tenemos varios métodos”, amenazó el jefe de la brigada que contrató la empresa para sacar a las activistas. En otra ocasión, derrumbaron la torre mientras estaba alguien arriba. Los que desatendieron las órdenes de la policía fueron encarcelados, y luego puestos en libertad bajo fianza.

Después de meses de resistencia y enfrentamientos entre policía y activistas, iniciaron las primeras explotaciones de prueba el 21 de agosto. Se analizarán las rocas para decidir si valdrá la pena establecer una mina.

A pesar de que se realiza ya la explotación, la lucha en Gállok estimuló un movimiento de resistencia que desafía al gobierno sueco en cuanto a su responsabilidad de abordar el tema de los derechos territoriales, cumpliendo con los derechos internacionales que le corresponden al pueblo sámi. Eso será decisivo si tomamos en cuenta que la política minera del país busca una gran inversión en dicha industria para los años venideros.

Así describe Per-Eric Kuoljok, un integrante de unas de las comunidades afectadas, cómo se siente cuando el colonizador vuelve a invadir a su territorio: “No existo. Mis tierras son tuyas. Los hogares, que muestran que alguien tiene calor y protección, no se usan. Los renos, que siempre han andado por este reino, no tienen dueños. Las frutillas que crecen en los pantanos y bosques no se recolectan. Los hoyos de leche que existen en el mundo de las montañas, los hizo la luna. Así se siente cuando una burócrata en corbata, que se ubica a varios días de caminata de estas tierras, decidirá sobre el lugar en el que caminamos nuestros primeros pasos”.

Publicado el 16 de septiembre de 2013

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