La Europa de Abajo contra las políticas migratorias. Internacionalizar la resistencia

Raúl Zibechi

Fotos: Ugo Zamburru

“El símbolo de la Caravana es una sábana donde vamos bordando los nombres de los desaparecidos, tanto en la ruta de los Balcanes que estamos recorriendo, como las otras que ya hemos transitado, la del Mediterráneo, la mesoamericana o Canarias”, explica Ugo Zamburru, siquiatra italiano que participó por séptima vez en la Caravana Abriendo Fronteras, junto a más de 200 personas, en su inmensa mayoría mujeres, que salieron de Bilbao para llegar a Padua en Italia, luego a Bihac en Bosnia y finalizar en Trieste diez días después.

Este año la Caravana se focalizó en la ruta de los Balcanes, que es una de las principales puertas de ingreso de migrantes en la Unión Europea. “El objetivo es la denuncia de las situaciones que enfrentan las personas durante el tránsito por cada país, tanto la violencia policial y las desapariciones, pero esta año también para escuchar la memoria de la guerra en los Balcanes”, sigue Ugo.

La Caravana se focaliza desde 2016 en las zonas fronterizas de cada país, poniendo en comunicación y contacto a personas que sufren los mismos problemas. “Una de nuestras tareas consiste en conectar activistas de las dos partes de la frontera, Bosnia, Montenegro, Croacia, Serbia y por otro lado Italia y España. Es el modo que tenemos de internacionalizar la resistencia. El abrazo de la madre mexicana Socorro Guzmán, de Acapulco, que busca a su hijo Jonatan desaparecido en 2018, con Meyra Dautovi , madre bosnia de más de 80 años que perdió dos hijos en la guerra, fue quizá el momento más emotivo de la caravana”.

En Bosnia y Herzegovina la Caravana se detuvo en Bihac, una ciudad símbolo de tres tremendos sucesos históricos. Durante la segunda guerra mundial sus pobladores sufrieron exterminio para ser anexionada por los fascistas a del Estado Independiente de Croacia. En la década de 1990 durante la guerra balcánica fue sitiada durante tres años (1.201 días) y objeto de una limpieza étnica contra la población musulmana por parte de militares serbios. Hoy es una ciudad de paso para personas que huyen de guerras, como en Siria, que intentan cruzar la frontera croata para ingresar en la Unión Europea.

La caravana es completamente autoorganizada, tarea que en esta ocasión recayó sobre los colectivos de Italia, unas 40 personas aunque la mayoría provienen del Estado Español. El colectivo Carovanne Migranti, fundado por Gianfranco Crua y Jack Donadío, fue el encargado de organizar el paso por Italia. Caravana Abriendo Fronteras es de una red nacida en 2016 cuando visitaron Grecia, que exige libertad de movimiento para todas las personas. Cada año y en cada ruta diversas personas y colectivos se encargan de la organización. Una compañera yugoslava, la periodista Vesna Scepanovic, que se fue del país durante la guerra hizo la conexión con los grupos de Bosnia. Y e colectivo Fornelli in Lotta (Cocinas en Lucha) que integra el movimiento NO TAV, se encargó de preparar la comida incluso para los migrantes que los esperaron en la plaza de Trieste.

La policía les impidió visitar los campos de migrantes, como el de Lipi, pero en Bihac el martes 16 de julio pudieron realizar un encuentro con la Red Internacional de Mujeres de Negro en el que explicaron que la policía croata ejerce violencia física y sexual contra migrantes, les roba hasta la ropa y destruye sus celulares, para proceder a devoluciones en caliente con golpes y maltratos.

Aunque los medios lo ocultan, en 2016 a raíz del pacto de la UE con Turquía, se construyó una enorme valla en Hungría y se militarizaron las fronteras de Croacia. En la mesa redonda en Bihac las mujeres que sufrieron la guerra explicaron cómo esa vivencia las sensibilizó para solidarizarse con las personas migrantes, y establecer un vínculo entre la limpieza étnica de los 90 y la actual militarización de las fronteras: así como la Unión Europea les impide buscar e identificar los cuerpos de sus hijos, ahora los encierra en “centros de acogida” bajo estricto control. En ambos casos se trata de proteger a “fortaleza Europa” de las y los de abajo de cualquier parte del mundo.

El testimonio Mejra Dautovic representa a muchas madres de los Balcanes. En Prijedor, una ciudad cercana a Bihac, 37.000 personas fueron asesinadas en un mes. Aunque todo el mundo lo sabe, un manto de silencio encubre la memoria. Mejra perdió a sus dos hijos en 1992 cuando los llevaron al campo de exterminio, Omarska, fueron torturadas, violadas y asesinadas por la ilusión de una Gran Serbia.

Bosnia es el primer país del mundo donde fueron legalizadas las niñas y niños que nacieron por violaciones durante la guerra, que en total son entre 25 y 50 mil. De ese modo pueden acceder a la escuela y la salud y sobre todo luchar contra el estigma que los considera hijos del enemigo. De ese modo muchos supieron que las niñeces de mujeres violadas durante cualquier guerra en el mundo nunca habían sido hasta ahora sujetos de derecho. Un doble castigo a las mujeres y sus hijas e hijos.

“Las mujeres bosnias y de Montenegro relataron su lucha por ayudar a los migrantes a través del arte pese a la represión que hay en los Balcanes. Bosnia es una especia de laboratorio que nos permite poner en conexión a los movimientos de Balcanes con los de Italia y de Europa”, explica Zamburru.

Consultado sobre los aprendizajes de la Caravana, Ugo dice que “esta lucha es como vaciar el océano con una cuchara, pero nos enseña que no estamos solos. Más allá de la cantidad de personas que participan, lo importante es la calidad de las relaciones entre las personas, como lo enseña el abrazo entre una madre mexicana y una bosnia, que comparten dolores provocados por el mismo sistema en dos partes alejadas del mundo”.

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