Quito. Ecuador. Bajo la mirada preocupada del volcán Pichincha, Mariano Morocho acomodaba con calma las palabras en la mañana quiteña. Quien fuera uno de los históricos directores de la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe (DINEIB) explica en la sede del Ministerio de Educación que la DINEIB es una de las cuatro instituciones dedicadas a los pueblos y las nacionalidades del Ecuador que la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador -CONAIE- ha logrado construir en su demanda de un Estado Plurinacional. El Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador, la Dirección Nacional de Salud Indígena, y el Fondo de Desarrollo de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Ecuador completan el abanico y son el producto de sucesivas luchas del movimiento indígena desde los años ochenta. “Muchas peleas dimos las nacionalidades y los pueblos para lograr nuestra propia educación, desde las escuelas de Cayambe con Dolores Cacuango hasta la DINEIB.” Mariano orienta sus ojos de tierra hacia la cordillera y comienza a contar la historia que los abuelos cuentan.
En Ecuador hay mamas y taitas: volcanes ancestros y ancestras que no sólo habitan la tierra desde hace mucho tiempo sino que también comparten con sus pueblos penas empinadas, alegrías vertiginosas y asambleas encendidas. Algunos aparecen en la vida diaria de los ecuatorianos, evacuando sus pensamientos en espesos humos y chisporroteos esporádicos. Otros interrumpen la rutina, abandonando sus nublados escondites, desafiando a los colonizadores de la tierra, los hombres y sus montañas de memoria. Estos sabios y sabias, de arrugas añejas, son también parte de una realidad que se configura en torno a la historia del Estado Nación ecuatoriano y el devenir de sus más antiguos caminantes en el movimiento indígena.
Los abuelos hablan de que la mama Cayambe, una prepotente volcana de 5 mil 800 metros sobre el nivel del mar y frías canas en el norte ecuatoriano, andaba orgullosa cuando dos de sus hijas, Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña, lograron levantar la Federación Ecuatoriana de Indios, primer hito institucional de la historia del movimiento indígena ecuatoriano, en 1946. Estas lideresas desarrollaron la lucha contra los patrones de estancias y el huasipungo –un sistema de trabajo cercano a la encomienda-, se incorporaron al Partido Comunista y llegaron a viajar a la Unión Soviética. Junto a sus pueblos fundaron las primeras escuelas bilingües del país, absolutamente al margen del Estado Nacional, el cual atendía en sus escuelas castellanas a los pobladores citadinos. A través de los siglos, los territorios indígenas del Ecuador habían sido considerados “tierra de misiones”. Se habían instalado por ahí misioneros jesuitas, misioneras lauritas, el Instituto Lingüístico de Verano, la Misión Andina, las escuelas radiofónicas católicas y las escuelas confesionales shuar desarrollando distintas versiones de una educación evangelizante y asimilacionista en regiones geográficas abandonadas por el Estado. El ser indio representaba el atraso, y regía en las élites gobernantes la convicción de que pronto desaparecería aquel vestigio del pasado vencido.
Tiempo después de las luchas de Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango el volcán taita Pichincha, humeando al costado de Quito, tuvo el privilegio de anunciar la creación de la Confederación de Nacionalidades y Pueblos Indígenas del Ecuador, instancia que agrupó a las trece nacionalidades y a los dieciséis pueblos indígenas del país. El movimiento supo combinar las demandas antineoliberales con las etnoculturales, luchando por los derechos de los pueblos y las nacionalidades indígenas y reivindicando el derecho a crear su propia institucionalidad, cuestión que se tradujo después de 1993, en la propuesta de creación de un Estado Plurinacional. Las sucesivas movilizaciones impulsadas por la CONAIE logaron finalmente la convocatoria a una Asamblea Constituyente en 1997 y a una segunda Asamblea en el 2007 que redactó la actual Constitución del país, donde se declaró el carácter plurinacional del Estado.
Una propuesta hecha realidad: la educación según las necesidades de los pueblos y las nacionalidades
El sueño descolonizador de las luchadoras de Cayambe se cumplió en 1988 con la creación de la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe. Finalmente el Estado aceptaba la demanda de la educación intercultural que tanto había costado y, lo más importante, lo hacía respetando la autonomía que los pueblos y las nacionalidades habían sabido defender. La DINEIB fue fundada mediante un convenio de cooperación entre el Ministerio de Educación y la CONAIE en el cual se definió su estructura y las responsabilidades de cada una de las partes. La CONAIE logró entonces una conquista clave: reservarse el derecho de elegir las autoridades de la flamante institución.
El sistema de educación intercultural opera desde entonces en 2 mil 150 centros de educación básica, 13 institutos superiores y 142 secundarios, llegando casi al 30 por ciento de la población escolarizada. Desde el programa se desarrollan investigaciones en las comunidades que sirven de base para la conformación de los materiales pedagógicos, se forman docentes y se debate entre las distintas organizaciones sobre el rumbo y los objetivos de la educación indígena. El Modelo del Sistema de Educación Intercultural Bilingüe utilizado por la DINEIB fue el producto del trabajo conjunto entre la CONAIE, especialistas de variadas disciplinas y el Ministerio de Educación: “Desde las organizaciones evaluamos que los maestros asignados a las escuelas en regiones indígenas desconocían la realidad de nuestros pueblos, nuestra lengua y nuestra cultura, desvalorizando a la persona. La educación que nos ha tocado siempre promovió la integración al mundo mestizo, generando el abandono del campo y la migración. Por eso propusimos este otro modelo, para lograr una educación verdaderamente intercultural y bilingüe que nos permita desarrollarnos a nuestro modo”, nos comentaba Mariano.
Luis Montaluisa, otro director histórico de la DINEIB, afirmaba hace varios años: “Una de las claves de este modelo es la participación de las comunidades; siempre ha habido una educación comunitaria, los padres y los miembros de la familia han enseñado a convivir racionalmente con la naturaleza y con los demás miembros de la comunidad.” Para intentar tejer un puente entre las formas tradicionales de educación y la escuela, la DINEIB trabaja con la participación de todos los actores: la comunidad y las organizaciones proponen a los profesores y educadores bilingües, los maestros deben vivir en la comunidad y participar activa y críticamente de los problemas de su entorno. El modelo de educación intercultural se enfoca en la persona buscando fortalecerla frente a la historia de colonización y discriminación a que ha estado expuesta y privilegia el uso de la lengua materna que es acompañada por el español como lengua de relación con el resto de la sociedad.
“El proceso comienza con la investigación participativa, luego un grupo de técnicos van sistematizando y van produciendo el material en diferentes lenguas dependiendo de las áreas y de los contenidos que se hayan determinado. Cada lengua nos habla de quienes somos. Ahora estamos formando investigadores en las lenguas de las nacionalidades para que ellos investiguen sus propias lenguas”, comentaba Mariano mientras nos mostraba materiales pedagógicos y despachos laboriosos en el sexto piso del Ministerio de Educación. Revalorizar la cultura propia, fortalecer la lengua y los procesos comunitarios en función de una mejora de la calidad de vida de las comunidades, esos son los objetivos manifiestos del modelo. La participación de los estudiantes en las organizaciones de sus comunidades es también impulsada bajo la premisa de que los pueblos y las nacionalidades del Ecuador deben tener la libertad de construir sus propias opciones de desarrollo. Respecto de los contenidos de la educación, uno de los puntos interesantes del modelo propuesto es la inclusión de las luchas indígenas a lo largo de la historia, superando la invisibilización a la que siempre los ha condenado la historia oficial. Desde esta perspectiva se abordan, también a partir del tercer nivel, las relaciones sociales ancestrales de las comunidades, como por ejemplo, el sistema andino de trabajo comunitario –la minga- y los mecanismos de trueque.
Sin embargo, entre la realidad y el ideal hay una distancia que exige soluciones creativas y un compromiso del conjunto de la sociedad y del Estado. “Tenemos que trabajar mucho, porque primero contamos con maestros que han sido formados en otro sistema. En ese sentido hay dificultades, hay que entender cuál es la problemática de implementar un sistema de educación intercultural bilingüe sin dejar de conocer los conocimientos del sistema de educación nacional” afirmaba Mariano.
Frente a los ensayos de diferentes alternativas pedagógicas por parte de la CONAIE, la sociedad mestiza no siempre ha reaccionado como se esperaba. Inicialmente, según cuentan los miembros de las organizaciones, varios trabajadores del Ministerio de Educación negaron el acceso a las oficinas a los indígenas. Por otro lado, la asignación presupuestaria ha sido uno de los factores limitantes: el Estado nunca terminó de materializar una suma fija para el sector bilingüe. El manejo discrecional de los fondos públicos fue utilizado en varias ocasiones como un condicionante político frente a la autonomía de la DINEIB.
Revolución Ciudadana y Revolución Contra Indios
Con la aprobación del decreto 1585 –hoy vigente bajo el nuevo decreto 196-, el gobierno de Correa desvinculó forzosamente a las organizaciones indígenas de la DINEIB. En el 2006, desde la presidencia se había intentado sin éxito subordinar a la DINEIB a la estructura del Ministerio de Educación. El objetivo principal siempre ha sido acabar con la estructura de la Dirección que supone la elección de las autoridades mediante un concurso de méritos por parte de las nacionalidades indígenas. Esta particularidad orgánica confiere el carácter potencialmente autónomo de un órgano que se inserta en el Estado pero se rige bajo las directivas de los destinatarios de sus políticas. El golpe clave en esta lucha por desarticular la autonomía de la DINEIB lo ha dado el actual presidente en febrero del 2009. El decreto elimina la administración comunitaria del organismo dejando en manos del Ministerio de Educación el nombramiento de todas las autoridades y funcionarios dependientes del mismo. “Es como en el tiempo de la Colonia, cuando se empieza a entregar a la Iglesia para que evangelice a los indios, es un decreto neocolonial porque se trata de los indígenas, porque se trata de negar el derecho a la educación de los pueblos y las nacionalidades”, se quejaba Mariano en La Carolina, el moderno barrio donde se encuentran muchas de las oficinas gubernamentales. Las razones esgrimidas por el gobierno reforzaron esa idea que siempre se tuvo de los indígenas: que solos no pueden, que hay que apadrinarlos. “Estaban politizando la educación, dejando de lado la calidad educativa” dijo Ariruma Kowii, Subsecretario para el Diálogo Intercultural. Mariano le contestaba días después a la declaración desmemoriada del funcionario: “Nosotros tenemos un presidente que siempre está dando discursos haciendo referencia a las grandes luchas del movimiento indígena y sobre todo a los líderes que ya dejaron de existir. Sin embargo ahora nos dicen que no hablemos de los levantamientos indígenas en nuestros textos escolares y que no mencionemos a los movimientos nuestros, por ejemplo CONAIE, ECUARUNARI, eso no tenemos que tocar. ¡Pero ese es un doble discurso! Los indígenas aquí tienen valor en la medida en que ya no existen.” Como si la educación no fuera política, como si los indígenas no tuvieran el derecho de decidir políticamente qué educación quieren para sus pueblos. “Cualquiera que analice, desde un punto de vista técnico, nos va a dar la razón de que la educación intercultural bilingüe es mucho mejor que el sistema de educación nacional. Así de sencillo. Pero siempre está la desconfianza, y claro, eso es parte de los rezagos de la Colonia, porque ellos aprendieron a mandar, entonces todos piensan que tenemos que hacerlo a su manera” sintetizaba Mariano.
“Para nosotros es entendible que uno de la derecha, uno de los que siempre han estado saqueando, tenga estas políticas hacia nosotros. Pero este gobierno a nombre de la Revolución Ciudadana, a nombre del Socialismo del Siglo XXI, ha querido desmantelar a la organización, desmantelar nuestros gobiernos autónomos, una revolución contra indios, eso es lo que más preocupante es.” Delfín Tenesaca, actual presidente de ECUARUNARI, la organización más antigua de la CONAIE, buscaba explicaciones para eso que parece incomprensible. En la sede de la organización kichwa, unos días antes del encuentro con Mariano Morocho, Delfín reflexionaba acerca del avasallamiento gubernamental sobre las instituciones indígenas que tanta lucha han costado: “Nos mataron a nuestros dirigentes, destruyeron nuestras tierras y ahora acabaron con nuestras instituciones: cuatro instituciones. No sólo ocurrió esto con la DINEIB, también se metió el gobierno en el Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos. Acusaron falsamente que de eso nos beneficiábamos. Lo único que nosotros teníamos claro era que esas instituciones servían para el desarrollo de las organizaciones y de los pueblos.” Frente al ataque contra la autonomía de las instituciones indígenas, las organizaciones reclamaron el respeto de sus derechos colectivos y la verdadera construcción del Estado Plurinacional: “Las comunidades decimos: Permítanos desarrollar a nuestra manera, permítanos que nosotros apliquemos la plurinacionalidad ya desde nosotros y ejercer nuestros derechos colectivos. La plurinacionalidad no la van a hacer los gobiernos, solamente los pueblos y nacionalidades podemos hacer la plurinacionalidad. Sin participación nuestra, no podemos construir un verdadero Estado Plurinacional.”
Los volcanes, deseosos de seguir contando la historia, proyectaban su sombra en el valle angosto en el que se encuentra la capital tantas veces pintada por Guayasamín. En la cima del Ministerio de Educación le preguntamos a Mariano cómo se imaginaba un futuro que parecía sombrío: “Así el decreto modifique o no, tenemos que trabajar, hay que luchar por eso, nadie nos puede quitar el derecho a que nosotros seamos partícipes de nuestra educación. Mientras sigamos con vida esas fuerzas para seguir van a estar.” Una vez más la historia ancestral de las nacionalidades y los pueblos marcaban el camino: “nosotros somos preparados para luchar en la adversidad, si por 517 años hemos vivido en la adversidad, ahora con formación, con profesionales, ¿cómo no vamos a resistir? No nos asusta la adversidad, más bien nos alienta.”
Publicado el 01 de mayo de 2011
Eyyy compañerxs!!! Que noticia que escriban en desinformemosnos. Yo estuve en la oruga con ustedes. Les mando un abrazo gigante!