Washington, 26 jun (PL) La crisis migratoria causada por la llegada de miles de niños solos a Estados Unidos estremece hoy el entarimado político y debe acentuar las discrepancias entre demócratas y republicanos sobre la aprobación de una reforma migratoria.
El presidente Barack Obama se encuentra atrapado entre conservadores que lo culpan de la actual crisis e, incluso, le exigen el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera, y grupos que piden una respuesta más compasiva con estos menores emigrantes, incluyendo un alto a las deportaciones, señala hoy el diario californiano La Opinión.
Analistas del tema consideran que a Obama no le va fácil sobre el tema, ya que a la vez que promueve la reforma debe adoptar medidas para detener y deportar a la mayoría de los menores que se apiñan ahora en improvisados albergues en instalaciones militares, sobre todo en Texas.
La primera respuesta de su Administración a la crisis fue abrir más centros de detención para concentrar a los niños sin papeles y agilizar su deportación, lo cual agrava aún más la discordia en Washington sobre una eventual reforma migratoria, señala el rotativo.
Mientras la reforma migratoria sigue bloqueada en el Congreso, es casi seguro que la crisis de los niños acabe con los últimos intentos de aprobar una ley y lleven al presidente a impulsar algunas acciones mediante los poderes ejecutivos, algo que desagrada a los republicanos, plantean analistas.
En ese sentido, el presidente de la Cámara Baja, el republicano John Boehner, anunció planes de su organización de someter a un juicio político al mandatario por extralimitarse en la aplicación de esos poderes.
Maureen Meyer, experta de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA), opina que la crisis hará más difícil que el presidente tome medidas ejecutivas para reducir las deportaciones, algo que considera poco probable en un año electoral.
Diferentes análisis sugieren que eso pone en peligro su legado entre los inmigrantes. Si no logra una reforma antes de concluir su mandato en 2017, Obama será el presidente que más deportaciones ordenó en la historia estadounidense.
Por otra parte, aunque la atención de los dirigentes de Estados Unidos está centrada en conflictos extranjeros en Siria, Ucrania, Nigeria, Iraq y hasta Kenia, medios de prensa y grupos de derechos humanos alertan en el plano interno sobre la creciente crisis de inmigración.
La incapacidad de la Cámara de Representantes para hacer frente a la reforma migratoria, ya sea sobre la base de la propuesta del Senado de 2013 o en sus propios términos, tiene graves consecuencias dentro y fuera del gobierno federal.
El frente que abre la crisis humanitaria de los niños acrecentó, por otra parte, los debates locales sobre inmigración como consecuencia de la falta de voluntad del Congreso y del presidente para hacer frente al problema de inmigración, así como la postura partidista antes de las elecciones de mitad de período de 2014.
En retrospectiva, 2013 fue otra oportunidad perdida para el Congreso y el presidente para hacer frente a este problema. Las elecciones de 2014 excluyen la posibilidad de que un proyecto de ley de reforma migratoria pase este año, y en 2015, las elecciones presidenciales, una vez más al escenario, con cada parte centrada en los cálculos electorales en vez de soluciones políticas a largo plazo, alejarán una solución.