A pesar de que diariamente se reportan importantes avances a nivel mundial sobre la producción de energía con base en fuentes limpias, las cifras muestran que dichos avances son insuficientes para alcanzar las metas planteadas para combatir exitosamente el calentamiento global.
De acuerdo con las cifras compartidas públicamente por la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), menos del 25% de los países miembros de la agencia producen más del 50% de su energía con base en fuentes alternas. Más aún, ninguno de los países que emiten mayor cantidad de dióxido de carbono por habitante se encuentra dentro de los límites establecidos para garantizar que el aumento de temperatura global no exceda1.5 °C durante las siguientes décadas (ver figuras 1 y 2). 1
La crisis ambiental por la cual atraviesa el planeta no es fortuita. Ignorando la evidencia científica establecida teóricamente desde finales del siglo XIX por Svante Arrhenius, y posteriormente verificada experimentalmente por Charles Keeling y su equipo, numerosos gobiernos del mundo optaron por políticas de producción de energía privilegiando el uso de combustibles fósiles. Ello ha dado como resultado un dramático aumento de las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico en los últimos 70 años. Increíblemente, las emisiones no han disminuido, y economías de países desarrollados continúan ignorando, en la práctica, el grave problema. 2
Si bien la organización de las Naciones Unidas, a través de su Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático (PICC), ha advertido claramente el altísimo riesgo que corre la humanidad por las altas concentraciones de CO2, aún no se han tomado medidas decisivas para priorizar el uso de fuentes limpias para producir energía.
Un ejercicio aritmético basado en los datos que proporciona la IEA ilustra la urgencia de que se adopten medidas inmediatas a nivel mundial para reducir emisiones de dióxido de carbono. Países como Estados Unidos tendrían que reducir su consumo de combustibles fósiles por habitante en más de 12 toneladas anuales para cumplir con las metas planteadas por los acuerdos de París. Irónicamente, la administración Trump niega la necesidad de reducir emisiones y ha manifestado públicamente su abandono de los acuerdos en el año 2020.
A partir del próximo 23 de septiembre se desarrollará una reunión cumbre en Nueva York que, en principio, debe servir para formalizar los compromisos de cada país para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Más allá de las imágenes de buena voluntad que se presentarán en los medios, es indispensable que la reunión se traduzca en acciones inmediatas y enérgicas en favor del uso de fuentes limpias para producir energía.
La ciencia del calentamiento global no es una especulación teórica. Los costos de ignorar por décadas las consecuencias del uso indiscriminado de combustibles fósiles son cada vez más palpables y las proyecciones son ominosas. Únicamente con acciones conjuntas de carácter global, sustentadas en el conocimiento, se logrará superar la crisis ambiental que amenaza al planeta.
Referencias:
1 Los datos del IEA pueden encontrarse de manera gratuita en la dirección electrónica: https://www.iea.org/statistics/
2 A. Sandoval-Villalbazo, “2018, año ominoso en la lucha contra el cambio climático”, Prensa Ibero, 10 de diciembre de 2018
Este material se comparte con autorización de la IBERO