Joan-Ramon Laporte es jefe del servicio de farmacología del Hospital Vall d’Hebron. Es catedrático de farmacología en la UAB y dirige la Fundación Instituto Catalán de Farmacología.
“Los medicamentos son la tercera causa de muerte después del infarto y el cáncer, según estudios hechos en EEUU. Cada año mueren 100 mil personas por errores de medicación y 100 mil por efectos adversos” explica Joan-Ramon Laporte, jefe del servicio de Farmacología del Hospital Vall d’Hebron, catedrático en la Universidad Autónoma de Barcelona y dirige la Fundación Instituto Catalán de Farmacología.
“La implicación de los medicamentos en patologías comunes es muy importante. Los medicamentos producen enfermedades que no se distinguen de las otras. Te pueden producir un infarto de miocardio, o que te caigas y te rompas el fémur, o un ataque psicótico” explica Laporte.
“Sólo en Cataluña hay entre 6 mil y 9 mil fracturas de cuello de fémur al año: entre el 13 y el 14 por ciento de ellas tiene que ver con el omeprazol y medicamentos análogos. Este dificulta la absorción del calcio y las personas que lo toman habitualmente desarrollan osteoporosis. Un 8.4 por ciento de las fracturas las producen los medicamentos para dormir. Más de 300 de estos tienen que ver con antidepresivos” continúa explicando.
“La industria farmacéutica está medicando todo. Los laboratorios inventan enfermedades, convierten la tristeza en depresión, la timidez en fobia social o el colesterol en una enfermedad. Los lobbys farmacéuticos promueven más mentiras que los medicamentos que producen y aseguran que son más eficaces de lo que realmente son”.
“En España se financian 10 mil fármacos, pero solo se necesitan 400” sostiene Laporte desde el año 2012, cuando se le pregunta si quiere ser una voz imparcial frente al laboratorio que comercializa un medicamento que previamente ha investigado. Laporte comenta que su objetivo es tener la máxima información posible sobre el efecto de los medicamentos. “Cuando estos llegan al mercado han sido investigados con docenas o centenares de seres humanos muy seleccionados, casi extraterrestres, que proporcionan una información muy parcial, aunque suficiente para ser autorizados y comercializados” señala el Director de Instituto Catalán de Farmacología. “Buscan personas que solo sufran la enfermedad que interesa estudiar, cuando la mayoría de la gente tiene más de una y toma varios fármacos, y escogen a individuos más jóvenes que los que se tratarán con ese producto. Es decir, investigan un medicamento en una población y después se aplica en otra. Por ejemplo en Cataluña hay diez mil personas que toman a diario entre 10 y 12 fármacos”.
“Aunque los permisos de comercialización los otorga la Agencia Europa del Medicamento, cada país puede decidir si financia un determinado medicamento. En España se financian todas las novedades. Por ejemplo, hay seis medicamentos anti-neoplásicos que Gran Bretaña ha rechazado financiar y que aquí se financian. Cuando un medicamento sale al mercado, es tan poco conocido y se ha estudiado tan poco, que no estamos seguros de que no pueda tener efectos no deseados graves”.
En España hace 15 años se daban entre 12 y 13 recetas por persona y año. Ahora, se dan casi 20. Por lo menos la mitad de los medicamentos que la gente toma son innecesarios. Hay personas que durante toda su vida toma medicamentos para dormir, sin embargo al cabo de tres o cuatro semanas el cuerpo ya lo ha asimilado y es tan eficaz como el placebo».
Los laboratorios no dan acceso público a los ensayos clínicos. Tampoco se lo dan al sistema de salud. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios aprueba medicamentos sin ver los datos de cada uno de los pacientes que han participado en los ensayos y el tiempo que se tarda un laboratorio en retirar un medicamento porque produce efectos no deseados graves puede ser mayor a diez o doce años. “cuesta mucho retirarlos, tal como lo ha denunciado el Consejo de Europa concluye Laporte.