Gonzalo Molina, promotor de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) en Tixtla, Guerrero y preso en la cárcel de Chilpancingo desde noviembre de 2013, con una carta dirigida a medios locales, lamentó el asesinato de cuatro policías comunitarios en la ciudad de Tixtla el 25 de noviembre pasado.
Denuncia que “la agresión fue ordenada por el Estado para detener el avance de la organización y representa una declaración de guerra contra el pueblo”. El luchador social confirmó que entre los policías asesinados en el barrio de El Fortín, sede la institución, están dos comandantes, figuras visibles de las operaciones de seguridad, pero la estructura que constituye la Asamblea, órgano de decisión y coordinación, continúa intacta.
Por esta razón los nombres de los consejeros y comandantes regionales se manejan con discreción, para evitar que sean golpeados por el Estado, pues recuerda que, en 2013, en la Casa de Justicia El Paraíso, en Ayutla de los Libres, personas sometida a procesos de educación por vínculos con la delincuencia organizada, revelaron la relación con autoridades del gobierno, lo cual costó la detención de los líderes más visibles del El Paraíso, como lo fue Nestora Salgado García, Arturo Campos Herrera y Bernardino García Francisco, entre otros policías comunitarios.
“El asesinato de los policías comunitarios de la CRAC, con sede en Tixtla, se da a los 14 meses de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa porque el Estado pretende sembrar el terror entre la población con el fin de desmovilizar a nuestro pueblo” continúa diciendo.
Convocó a la CRAC a seguir adelante y a seguir el ejemplo del general Vicente Guerrero Saldaña, que nunca claudicó en su lucha, aunque a veces parecía quedar solo. También llamó a los ciudadanos a que apoyen de alguna manera el proyecto comunitario en todas sus vertientes, producción, salud, educación, y a que brinden su apoyo a los grupos de seguridad.
A los familiares de las víctimas asesinadas en el cumplimiento de su deber, expresó su respeto por esta adversidad y señaló que “la sangre derramada servirá de alimento a otros corazones”.
Dirigiéndose a los cuatro compañeros asesinados, Molina les dice: “Sepan que los que quedamos seguiremos construyendo ese sueño, seguiremos construyendo el poder de nuestros pueblos y comunidades que dará como resultado la construcción de una sociedad más justa. Donde nuestras familias vivan en paz y armonía. Estén tranquilos, ustedes cumplieron lo que les correspondía. Hoy nos toca a nosotros seguir su ejemplo y cumplir lo que a cada uno corresponde”.
