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El gobierno debe responder ante la emergencia «priorizando a las personas y no a las empresas»: Damnificados Unidos

Redacción Desinformémonos

A más de un año del sismo del 19 de septiembre, que dejó a más de 40 familias sin vivienda, los integrantes del colectivo Damnificados Unidos de la Ciudad de México realizaron un acto simbólico en el que colocaron la primera piedra de reconstrucción del edificio 1C del Multifamiliar de Tlalpan, uno de los edificios más afectados, y exigieron el acompañamiento y supervisión de las autoridades «para que los trabajos que ya se ejecutan se realicen de manera correcta y transparente, para un regreso a los hogares con seguridad».

«Han tenido que pasar 15 meses para que la reconstrucción del 1C sea una realidad que celebramos pero que debe ser vigilada por toda la sociedad para que los funcionarios y empresas no nos engañen como lo hicieron los anteriores», destacaron.

Aseguraron que también hay «nuevos retos» para los damnificados, como la Ley para la Reconstrucción Integral de la Ciudad de México que el nuevo congreso local aprobó «de espaldas a las y los damnificados y la presentación del Plan para la Reconstrucción por parte del gobierno de la Ciudad donde no se reflejó nuestro decálogo de principios y líneas para una reconstrucción digna y justa».

A continuación el comunicado completo:

Colocación de Primera Piedra del 1C: emblema y triunfo de la lucha de Damnificados Unidos de la Ciudad de México

El 19 de septiembre del año pasado, en la Ciudad de México, miles de familias nacimos como Damnificados ante la tragedia más fuerte de los últimos 32 años, un minuto que cambiaría el curso de nuestras vidas. El patrimonio de 40 familias colapsaba y varios veían morir a sus seres queridos; no importando si sus escrituras estaban al día, si estábamos habitando ahí o no, si rentaban, eran prestados o propietarios todos vimos arrebatada nuestra tranquilidad por la fuerza de la naturaleza.

El sismo nos convocó a todos los que pertenecemos al 1C. Nuestra reacción fue reconocernos y en muchos casos conocernos para compartir la pérdida que después se transformaría en organización y lucha. Así pasamos los primeros días y después nos integramos a las asambleas de este Multifamiliar, pues aunque nuestros vecinos no corrieron con la misma desgracia de perderlo todo en un instante sus departamentos también sufrieron daños y desde entonces nos unió la consigna de buscar el camino de regreso a casa con seguridad, sin perder nuestro patrimonio ni endeudarnos.

Precisamente hace un año, después de tres meses de juntas con funcionarios de medio nivel, donde el 1C no estaba dentro de los recursos o de las medidas de atención, tuvimos que pelear para acceder a una demolición de lo que quedaba de nuestro edificio y el 18 de diciembre hacíamos la despedida a lo que quedaba de él, en completa incertidumbre de qué seguiría para nuestra reconstrucción. Tuvimos que negarnos a ese procedimiento, pues ni siquiera nos entregaban un dictamen al cual aferrarnos para buscar una ruta de reconstrucción, la reacción del gobierno fue castigarnos dos meses más para que se llevaran lo que muchos veían como escombros pero que eran pedazos de nuestras vidas, mientras las imágenes de nuestra desgracia seguían apareciendo en las noticias y en los argumentos de políticos que prometían dinero y reconstrucción.

La misma tragedia era compartida por familias a lo largo y ancho de la ciudad. Una vez más, el Estado, con sus gobiernos Federal y local, se mostró rebasado ante la emergencia. Habían transcurrido 60 días del sismo y la atención gubernamental no llegaba a las zonas afectadas. Los funcionarios, con el paso de los días abandonaban su responsabilidad sin haber resuelto nada. Miles de personas no podíamos renunciar a ser damnificadas. Nos encontramos y organizamos para luchar por una reconstrucción digna y justa, sin créditos ni redensificación. El 18 de noviembre de 2017 conformamos Damnificados Unidos de la Ciudad de México. Por consenso nos declaramos apartidistas, democráticos y en lucha firme y digna. Definimos que nuestros predios no estaban en negociación, exigimos certeza mediante dictámenes que indicaran técnicamente cuáles eran los daños y cómo repararlos, y demandamos que el costo de esas obras se cubriera con fondos públicos.

Sin planearlo, nos convertimos en emblema de la lucha de los damnificados y, en respuesta, el Gobierno nos convirtió en su enemigo. Cada semana, presumían avances para los demás edificios. El 1C debía siempre esperar a la siguiente reunión. Burla cruel hablar de colores de pintura mientras nuestro edificio seguía reducido a escombros.

Conocimos a Edgar Tungüí como Secretario de Obras, cuando se gastó 10 millones de pesos destinados a la Unidad sin explicar en qué ni por qué no se usaron para atender la urgencia: campamentos y el edificio colapsado. Pero lo volvimos a ver el 23 de marzo, como Comisionado para la Reconstrucción, cuando prometió presentar nuestro proyecto de reconstrucción en un mes. En mayo sabríamos que era una mentira, no había proyecto y nosotros teníamos que conseguir uno. Sin experiencia ni acompañamiento, caímos en las manos de la empresa Tabicón Constructores. Ahora el engaño y la burla sería de los negociantes de la tragedia, pues firmaron contrato comprometiendo entregar el proyecto el 13 de agosto. Nunca lo entregó, ni siquiera pensaron que realmente se fuera a construir, pero aun así pretendía lucrar con nuestra seguridad. Con nuestro segundo campamento en Tlalpan, la noche del 21 al 22 de junio, logramos que el INVI asumiera la tarea de pagar al proyectista y después la obra, asignándole 30 millones que garantizan la habitabilidad para estas 40 familias.

Han tenido que pasar 15 meses para que la reconstrucción del 1C sea una realidad que celebramos pero que debe ser vigilada por toda la sociedad para que los funcionarios y empresas no nos engañen como lo hicieron los anteriores. Ganamos nuestra reconstrucción con un camino de lucha digna por parte de muchas de las familias del 1C, pero también de Damnificados Unidos.

Nuestra lucha por 13 meses ha cosechado otras victorias como: el financiamiento para la rehabilitación de 21 edificios (9 en el Multifamiliar, 7 en Girasoles III, y los de Insurgentes Norte 476, Rincón del Sur 15 edificio 5, Uxmal 443, Amores 212 y Morelia 107); el financiamiento para la elaboración de proyecto ejecutivo para 15 edificios más (Paseo de los Pirules 100, Rancho San Lorenzo 32, Miramontes 2990, 3020 y 3040, Sevilla 405, Vertiz 1233, Morena 607, Pestalozzi 27, Xochicalco 38, Ámsterdam 27, Querétaro 170, Atlixco 124, Londres 219 e Insurgentes Norte 1260); la firma de convenios para que 6 familias reciban financiamiento para la rehabilitación o reconstrucción de sus departamentos en Rancho del Arco 32, Pacífico 455, Alfonso Reyes 188 y Av. México 107, excluidas de sus asambleas por oponerse a los créditos y a la redensificación; entre algunas otras medidas para mitigar de manera insuficiente las consecuencias de la emergencia como viviendas emergentes en campamentos o el programa de apoyo para renta.

Aunque los pendientes aún son muchos:

  1. Que el Estado asuma, al menos a través del Órgano Asesor que obligamos a conformar por parte del Gobierno de la Ciudad, el acompañamiento y supervisión para que los trabajos que ya se ejecutan se realicen de manera correcta y transparente, para un regreso a los hogares con seguridad.

  2. Que, una vez concluidos los 15 proyectos ejecutivos que se desarrollan, esos edificios cuenten con el financiamiento suficiente para pagar la totalidad de las obras necesarias.

  3. Una ruta de rehabilitación, reconstrucción o reubicación para las y los damnificados de la zona oriente de la Ciudad (Tláhuac, Iztapalapa y Xochimilco) que se ven afectados por fallas geológicas que contemple: estudios certeros, intervención integral en el suelo para mitigar las fallas, rehabilitación o reconstrucción de sus viviendas que no signifique una reducción en relación con lo que ya tenían antes del sismo, y como última opción, reubicación garantizando conservar las condiciones de vida que se habían construido antes.

  4. Que el Estado asuma la responsabilidad de agilizar y resolver, a favor de las y los damnificados, los trámites jurídicos que detienen la reconstrucción en predios como Av. Del Taller 21, Lic. Primo De Verdad 7, San Antonio Abad 39, Saratoga 714, Chihuahua 128 y 129, e Insurgentes Norte 1260.

  5. Que el Gobierno de la Ciudad de México asuma la responsabilidad de cuidar que las 6 familias de nuestros casos especiales no sean víctimas de nuevas arbitrariedades de quienes promueven los créditos o la redensificación, al no incluir la reparación de sus departamentos o pretender despojarlos de sus viviendas o perjudicarlos modificando su ubicación. Y que asuma también la responsabilidad de validar y honrar los convenios suscritos con ellas.

También nos enfrentamos a nuevos retos. Una Ley para la Reconstrucción Integral de la Ciudad de México que el nuevo congreso local aprobó de espaldas a las y los damnificados y la presentación del Plan para la Reconstrucción por parte del Gobierno de la Ciudad donde no se reflejó nuestro decálogo de principios y líneas para una reconstrucción digna y justa. Nuevamente se prioriza el negocio inmobiliario por sobre el garantizar el derecho de los damnificados a recuperar nuestras viviendas y nuestro patrimonio. Se asegura financiamiento pero no suficiente, hasta 350 mil pesos para rehabilitación y 65 metros para reconstrucción orillándonos a las y los damnificados a convertirnos en botín económico del capital inmobiliario mediante cederles parte de nuestro patrimonio para sus negocios, a cambio de financiamiento (que tendremos que pagar) para alcanzar los metros o condiciones que teníamos antes del sismo y que nadie nos había regalado.

Hemos recibido la solidaridad de personas que nunca habíamos visto y de las cuales estaremos en eterno agradecimiento; pero también nos ha sorprendido la cara de la injusticia en rostros que creíamos conocer, personas que están dispuestas a ver perdida su vivienda por no reconocer que ante la emergencia tenemos el derecho de que el Estado responda ante la emergencia priorizando a las personas y no a las empresas.

Lo que hoy está sucediendo es el símbolo de la lucha de Damnificados Unidos de la Ciudad de México, esta es la primera piedra de un proceso de reconstrucción digna y con derechos y es la mejor manera de un memorial por los que ya no están. Hoy más que nunca ¡El 1C está de pie! Y pronto lo estarán nuestros demás integrantes, porque no vamos a descansar hasta que todos hayamos regresado a casa de manera digna y segura, para iniciar con la reconstrucción de nuestras vidas.

¡Damnificados Unidos serán reconstruidos!

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