El pasado 13 de agosto la Guardía Civil española deporto en caliente a gendarmes marroquíes en la frontera de Melilla, aún cuando esta práctica es irregular y se ha practicado durante más de trece años por el gobierno español, de manera clandestina. Diversos grupos de derechos humanos grabaron las devoluciones, pero el gobierno ha borrado las imágenes oficiales, su argumento es porque los plazos legalmente establecidos para conservarlas, se han cumplido.
Sin embargo la ley también expresa que si una grabación se encuentra relacionada con un proceso judicial, como el que se lleva actualmente en un juzgado de Melilla, no podrán ser borradas. Los hechos ocurridos en agosto en la frontera valla están siendo investigados. Los vídeos de diversas organizaciones de derechos humanos, sirvieron para demostrar las devoluciones en caliente cometidas por la Guardia Civil y que derivaron en la imputación del coronel de la ciudad autónoma. En un auto histórico, el magistrado Emilio Lamo de Espinosa echó por tierra la teoría con la que el Gobierno justifica las devoluciones en caliente y acusó al jefe de la Guardia Civil de Melilla de supuesta falta por ordenar estas prácticas a pesar de su irregularidad.
Para muchas personas, adultos y niños que logran pasar la valla de Melilla, situada en el norte de África a orillas del mar Mediterráneo, el infierno apenas comienza. Muchos llevan años recluidos en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI), ubicado en el monte Gurugú, donde subsisten en condiciones precarias e infrahumanas.
La valla que se empezó a construir en 1998, se compone de cuatro barreras de seis metros y doce kilómetros de largo. Se rodea de alambres de púas, cuchillas y cámaras con sensores de movimiento y visión nocturna.
Entre enero y febrero de 2014, alrededor de 777 personas intentaron saltar la valla, pero sólo 600 lo lograron. Actualmente con la llamada Ley Mordaza, la Guardia Civil española podrá realizar deportaciones en caliente, sin considerar que muchos de los migrantes llegan en calidad de refugiados.
Con información de El Diario