DESDE IXIM ULEW (GUATEMALA)
Hace pocos días, llegamos con una delegación internacionalista hasta Ixim Ulew, conocida como Guatemala, acompañando a Lolita Chávez en su retorno en comunidad al territorio K’iché’. Era el fin del exilio de la defensora de la vida, la madre tierra y el territorio, quien había sido recientemente desjudicializada de las numerosas causas con las que se la venía persiguiendo.
En el camino, partiendo de Chiapas, territorio zapatista, pasando por México DF, La Esperanza -territorio lenca de Honduras donde enraizó sus sueños Berta Cáceres-, Guatemala, hasta llegar a K´iché´, fuimos sabiendo de la enorme violencia instalada en esos espacios habitados por los pueblos rebeldes, como producto del accionar de los narcos, los sicarios, el crimen organizado, en complicidad con sectores del Estado.
Al llegar a Guatemala, la Delegación tuvo una entrevista con el presidente Bernardo Arévalo, donde se planteó la necesidad de que el Estado se limpiara de los sectores que en su propio gobierno responden a la corrupción y encubren el crimen, como es el caso de la fiscal general Consuelo Porras, que hoy conduce el Ministerio Público. Se exigió que se diera respuesta a las demandas de las comunidades, y que se reforzara la protección para Lolita Chávez.
Días después de aquel encuentro, recibimos la tremenda noticia del brutal asesinato de Jesús López, realizado cruelmente, con 14 machetazos, por sicarios que son parte de la estructura del crimen organizado. Fue gracias a la rápida respuesta de los consejos comunitarios, que se pudo detener a uno de los sicarios. Las comunidades del pueblo k´iché´ alertaron nacional e internacionalmente, para que se detengan los golpes contra las comunidades, y para que se desmantelen las estructuras del sicariato y del narcoestado.
Las valientes comunidades, en asamblea, definieron que no van a dar marcha atrás en la defensa de las montañas y en la defensa de la vida. Las asambleas comunitarias ratificaron su compromiso organizativo territorial autónomo, principalmente por la defensa del territorio cuerpo, del territorio tierra, por el agua, por las montañas. Decidieron presentar una denuncia internacional, para romper el silencio que rodea sus luchas, originado en el carácter racista del Estado, en donde persiste la impunidad, y en donde se estableció un pacto entre las estructuras de élite, oligárquicas, mafiosas, y una estructura territorial con presencia militar exacerbada.
Tal como pudimos ver en nuestra estadía en territorio k´iché, hay controles militares de fuerzas combinadas, y también hay una militarización silenciada consistente en civiles con muchas armas de fuego, que principalmente atacan a las mujeres, y encubren los abusos contra las mujeres, las violaciones sexuales, las torturas. Utilizan algunos mecanismos que ya se usaron en las épocas de la guerra, como la estrategia de fomentar el conflicto del “indio contra el indio”, el divisionismo, la estrategia de “quitarle el agua al pez”, aumentando así la impunidad.
Se constató que las estructuras del Ministerio Público están ocupadas por funcionarios que lejos de actuar en la investigación y el castigo de estas acciones, refuerzan y son parte del pacto de corrupción e impunidad. Esto fue reconocido por el mismo presidente Bernardo Arévalo en el diálogo con la delegación internacionalista.
En las comunidades, lo que se evidencia es el empobrecimiento brutal, el impacto del alto costo de vida, que se incrementó desde la pandemia del COVID, y el agravamiento de la precariedad. Además hay denuncias sobre la desaparición de niños y niñas, de jóvenes y jovencitas. Si bien hay una estrategia de alerta Alba Keneth, ésta en la práctica no funciona, y el compromiso del sistema de justicia no existe. Según algunas fuentes informativas, las estructuras de sicariato están ocupando las comunidades y amedrentan a la gente, metiendo tanto el silencio como los ataques a través de los medios de comunicación. No hay prácticamente información sobre estos juegos mafiosos que vulneran la situación de las mujeres, y especialmente de quienes defienden los territorios.
Frente al crimen de Jesús López, se hizo presente en el territorio el DEIC (División Especializada en Investigación Criminal). Según la palabra que nos hacen llegar las comunidades, el resultado de esta presencia fue un gran show, porque varias patrullas fueron a la comunidad, y a pesar de que existen evidencias de que la estructura del sicariato fue la que asesinó cruelmente al compañero, que no es solo una persona, sino una estructura criminal y una red, solo detuvieron a uno de ellos, porque la comunidad y las asambleas lo exigieron y él se entregó, pero los demás no. Aunque hay elementos de prueba de cómo funcionan esas estructuras, el sistema de justicia es inoperante, y está totalmente inclinado hacia la mafia, el sicariato, la narcoactividad y la militarización. Según las comunidades, existe como un gobierno criminal paralelo al gobierno de Bernardo Arévalo.
Las comunidades k´iché´s asumen en este contexto complejo y amenazante, que su compromiso es de vida, porque las montañas son sagradas, y las estructuras de saqueo de los bosques están ahí vinculadas a los mafiosos, que son quienes arreciaron el hostigamiento visible cuando llegó Lolita Chávez al territorio, buscando detenerla e intentando sin suerte generar odio en los pueblos contra su presencia, porque supuestamente los fragilizaba.
Desde la Delegación Internacionalista, saludamos la decisión de las comunidades ratificando la defensa de las montañas, y se advirtió la necesidad de fortalecer los mecanismos de observación y denuncia internacional, creando vocerías internacionales para que estos hechos no queden en la impunidad, y para detener los ataques. También desde el CPK se señaló en diálogo con la prensa: “Quienes ponemos nuestra vida en el centro de la lucha, quienes ponemos nuestra vida en este compromiso cosmogónico en defensa de la Madre Tierra, necesitamos otras voces de afuera, a las que les podamos enviar información o que puedan venir relatorías de pueblos, de comunidades, de territorios, de comunicadoras y comunicadores, para que estas voces puedan salir. Porque las montañas son tan hermosas, son tan lindas, tan sagradas, pero hay bastante crimen organizado. Porque no pudieron contra nosotras a través de otras formas, como no han podido a través de las licencias, entonces quieren sacarnos a través de las estructuras criminales, a través de estos golpes y ataques hacia la autonomía comunitaria”.
Las comunidades del pueblo k´iché´ han cuidado la autonomía en sus decisiones y en sus actos. Quienes compartimos los intensos momentos en que recibieron a Lolita Chávez, saludamos y abrazamos su capacidad de planificación de la fiesta y de la resistencia, su gestión colectiva de la alegría y del dolor. Es un pueblo aguerrido, con experiencia revolucionaria, que está creando posibilidades de cuidado comunitario, con las casas de ternura donde reciben a quienes lo necesitan, con la milpa, el trabajo comunitario y el servicio comunitario. En la despedida nos comprometimos a seguir retejiendo el retorno en comunidad para caminar el mundo. Porque la defensa de la vida y la defensa de la montaña no se delega a activistas o a defensoras, sino son todas las comunidades las que se constituyen como defensoras y defensores.
Al compartir estas denuncias pero también estas profundas impresiones, estamos convocando a crear una amplia red de solidaridad y acompañamiento a las comunidades, a las mujeres, a los pueblos que han sufrido en Guatemala el genocidio, y que no están dispuestos a dar Ni Un Paso Atrás. Es una propuesta concreta para reforzar los mecanismos de acción urgente, que hace real que las comunidades “no están solos, no están solas”, que “si tocan a una, a unxs, respondemos todxs” y que “vamos a andar con todas las banderas, trenzadas de manera, que no haya soledad.”
