Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi, periodistas italianos procesados por el caso Vatileaks2, sobre el robo y publicación de documentos reservados del Vaticano, criticaron que su acusación y proceso es “contra la libertad de prensa” y que lo único que se busca es «desviar la atención» de los archivos filtrados que son «embarazosos para una casta privilegiada».
«Existe un interés por distraer del contenido embarazoso para algunos, no para la iglesia católica, de una casta de privilegiados que quiere mantener intereses opacos. Hay un interés por desviar la atención», afirmó Nuzzi ayer al concluir su primera audiencia del juicio en el tribunal del Vaticano.
Los periodistas, que publicaron los documentos en los libros Via Crucis y Avaricia, insistieron que lo único que hicieron fue su trabajo, y que no dejarán de hacerlo. «Lo único que hemos hecho es publicar la noticia que no ha sido desmentida y los documentos que revelan escándalos», indicó Fittipaldi.
La representante de la OSCE para la Libertad de los Medios de Comunicación, Dunja Mijatovic, pidió al Vaticano que retire los cargos contra los comunicadores y respete el derecho a la libertad de prensa, pues «los periodistas deben tener la libertad de informar sobre temas de interés público y proteger a sus fuentes confidenciales».
El sacerdote español Ángel Lucio Vallejo Balda, detenido por el Vaticano, Nicola Maio, excolaborador de la Cosea –órgano creado por el papa para limpiar las finanzas del Vaticano– y ex secretario particular del sacerdote español, y la encargada de relaciones públicas, Francesca Chaouqui, también están involucrados en el caso, acusados de un delito que de acuerdo al código penal del Vaticano, se castiga con penas de entre 4 y 8 años en prisión.
Los medios de Italia han llamado al caso Vatileaks 2, en referencia al escándalo del 2012 en el que se reveló la correspondencia privada de Benedicto XVI.
Con información de infoLibre