Discusos contundentes contra el imperialismo y sus consecuencias económicas y guerreristas, relatos de luchas anti-extractivistas, la mayoría de ellas en el transcurso de gobiernos de derecha, pero sin excluir algunas administraciones progresistas, denuncias de represión implacable, bloqueos (contra los pueblos de Cuba, Venezuela, Irán o Corea del Norte), detenciones, torturas, asesinatos de líderes populares. Todo ello y muchas aristas más de la misma envergadura es lo que se ha escuchado en los dos primeros días de trabajo del Encuentro Antiimperialista que delibera en La Habana, Cuba.
El objetivo prioritario, claro está, es la solidaridad con la Revolución cubana que se halla bajo asedio implacable del gobierno Trump, pero en el actual marco de los conflictos anticapitalistas que recorren transversalmente el continente latinoamericano (y el resto del mundo) surgieron obligadamente otros países: Venezuela en primer lugar, pero enseguida se nombró a Bolivia, Chile, Colombia, Uruguay, Panamá, Nicaragua.
“El capitalismo es inviable ya que genera, siempre, desigualdades que ofenden a la humanidad”, dijo en la apertura el canciller cubano Bruno Rodríguez, agregando la lógica ecuación de que “no habrá desarrollo sostenible sin justicia social”. Para el ministro cubano, “la infame doctrina Monroe está vigente” pero como ocurriera en otras épocas, desde Estados Unidos se exportan ideas supremacistas, racismo, xenofobia y múltiples formas de discriminación y violencia contra los pueblos. El funcionario no dejó de informar algo que cualquiera de los casi 1700 delegados del Encuentro pueden verlo al recorrer las calles de La Habana, y es lo que significan en la práctica las nuevas vueltas de tuerca del bloqueo criminal: colas interminables de vehículos frente a las gasolineras, por la carencia de combustible, falta de algunos medicamentos esenciales y otro tipo de insumos. Este es el precio que Cuba paga por su coherencia de toda la vida, al defender con uñas y dientes a la Revolución Bolivariana de Venezuela, y no ceder un palmo frente al Imperio. Pero hay mucho más en este aspecto de la ofensiva yanqui, aunque el canciller no lo haya mencionado en esta ocasión, por ejemplo la prohibición de que compañías aéreas de otros países puedan tercerizar -como venía ocurriendo- vuelos de la empresa Cubana de aviación. Las razones son de una maldad sin límites: cualquier avión contratado por Cubana que tenga un 10% de material de procedencia norteamericana en su armado, será sancionado, imposibilitándole seguir operando comercialmente con los Estados Unidos. Y así, con eso aprietes demenciales, logran que se anulen acuerdos hechos de antemano con Cuba, perjudicando al turismo que quiera visitar la Isla. Sin embargo, se sabe, que Cuba no se amilana frente a la adversidad, y su pueblo heroico se crece y sigue desafiando al imperio, algo que dejó muy bien explicativo el canciller Rodríguez.
Pero no todo fueron penas en este Encuentro, y en ese sentido la reciente victoria del Frente de Todos en Argentina, convirtió a este país en la niña mimada de todas las delegaciones. Cada vez que se nombraba a Argentina surgía una salva de aplausos, y sus representantes eran interrogados sobre cómo será el futuro frente a “esa tierra arrasada” dejada por el gobierno de Macri.
En ese mismo plano estuvo cada una de las intervenciones referidas a la batalla que viene dando el pueblo chileno contra “la dictadura de Piñera” que reprime y asesina a sus ciudadanos para mantenerse en el poder. Cada vez que se decía “Chile”, se levantaban banderas de ese país, y varios delegados hacían sonar algunas cacerolas que habían traído en el largo viaje desde Santiago a La Habana.
Otro aspecto de la lucha muy aplaudido fue el que juegan las mujeres en todo el continente. De eso se encargaron varias luchadoras, como es el caso de la brasileña Nalú Farías, de la Marcha Internacional de Mujeres, quien dejó claro las mil razones por las que hay que enfrentar a “este sistema capitalista, colonialista y patriarcal”. Exhortó a desmantelar los sistemas de opresión e incorporar los derechos de las mujeres, los negros y todas las minorías que sufren racismo y persecuciones constantes. “Hay que escuchar a todos estos sectores, porque es infinita la sabiduría que proviene de los pueblos más marginados”, agregó Farías. Y concluyó con una frase que luego sería repetida por otros oradores y oradoras: “La lucha transfiere la vida, y es la vida la que da razón a la lucha”.
El politólogo argentino Atilio Borón quiso encarar en su alocución el importante papel de la batalla comunicacional y exhortó a que en ese aspecto y en otros que hacen al enfrentamiento contra el imperio, se recuerde el pensamiento de José Martí, cuando señalaba que ante los planes de los enemigos era necesario armar los planes de la resistencia. “Plan contra plan” para lograr victorias a corto, mediano y largo plazo. De allí que teniendo en cuenta el papel importante que juega el terrorismo mediático planteó que sin descartar otros medios de lucha se profundice la batalla en las redes digitales, y puso como ejemplo la utilización de los teléfonos celulares. Mostrando uno de ellos, expresó: “Esta es nuestra Kalasnikov, se trata de una arma importantísima en esta etapa de la lucha”.
Al delegado de Vietnam, Nguyen Viet Thao, le tocó recordar que “la historia no llegó a su fin como los imperialistas pretendían” y reseñó cuanto había luchado su pueblo para obtener un triunfo que marcó toda una época. Para ello, parafraseando a su líder Ho Chi Minh, consignó que se pudo lograr que Vietnam no sucumbiera frente a la agresión yanqui, con “unidad, unidad y más unidad”, fórmula que aconsejó para los nuevos combates de la izquierda internacional. “Ninguna revolución se puede dar el lujo de ignorar la palabra sumar”, concluyó.
Posteriormente, un delegado del Movimiento de los Sin Tierra, de Brasil, reseñó la nueva ola de resistencias y dejó claro que el escenario principal para dar las batallas contra el capitalismo, sin desecharlas como un frente más, no son las redes ni estar pegados a las computadoras, sino que hay que ganar las calles, que es lo que más le duele a nuestros enemigos”.
Otro nombre que no faltó en cada una de las plenarias y paneles del Encuentro, fue el del ex presidente brasileño Lula de Silva. De hecho, se realizó un homenaje especial a quien sigue pagando con la cárcel el haber intentado desafiar al neoliberalismo en su país. De él y de la necesidad de liberarlo habló la presidenta del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffman, quien además de elogiar la lucha revolucionaria del pueblo de Cuba en estos 60 años “en que han sido nuestro faro”, embistió duramente contra el gobierno de Bolsonaro. Habló de cómo su gestión se ha puesto de rodillas ante Washington, “entregando nuestro petróleo y todas las articulaciones de la soberanía brasileña”. Dejó claro que allí también hay tierra arrasada, al hablar de 12 millones y medio de desempleados y la multiplicación de diversos aspectos de la desigualdad social, la miseria y claro esta, la represión para sostener semejante embestida.
Por supuesto que lo que viene sucediendo estos últimos días en Bolivia también acumuló intervenciones, exigiendo que se respete el resultado que ha dado el triunfo a Evo Morales, y se rechaza cualquier injerencia extranjera en el conflicto desatado por una derecha violenta que no acepta haber sido derrotada. Expresamente, el delegado cubano y referente del Centro Martin Luther King, Joel Suárez, pidió que en la declaración final del Encuentro se reafirme la total solidaridad con Bolivia, su actual gobierno y su pueblo”.
Otro país que además de llevar al Encuentro una nutrida delegación, estuvo presente en varios momentos del mismo, fue Puerto Rico. La voz de la nieta del prócer boricua Pedro Albizu Campos recordó cuanto ha luchado su pueblo para romper las cadenas que lo atan al Imperio. Por su parte,la vicepresidenta del Partido Independentista María de Lourdes Santiago, hizo una alocución brillante sobre la historia de la opresión estadounidense contra la población puertorriqueña, pero que “a pesar de toda la violencia que descargaron contra nosotros, hemos ido dando muestras muy claras de resistir y seguimos peleando para lograr la independencia”. Mencionó la batalla victoriosa, a partir de años de desobediencia civil, para que Vieques dejara de ser un campo de tiro y agresión contra otros pueblos del continente. Y concluyó, apuntando que Puerto Rico “es un muro de contención de los nacionalismos latinoamericanos ante el imperialismo en América Latina”.
Fuerte presencia tuvo también Venezuela Bolivariana, que concurrió al Encuentro con militantes de diversas organizaciones populares y funcionarios de la Revolución como Erika Farías o ese cuadro histórico del chavismo que es Fredy Bernal, quien en su intervención dejó claro que no debe haber comportamientos tibios “frente a quienes quieren destruir nuestro y otros procesos revolucionarios”. Añadió que el chavismo está más vigente que nunca y por eso es que “el imperio usa toda su maldad para querer sacarnos del medio pero no lo lograrán”.
No faltaron voces ni representantes de Haití que dejaran claro también que allí también se está librando una importante batalla contra el imperio. Le tocó a Camille Chalmers sintetizar el hecho de que “el pueblo haitiano vive desde hace meses en estado de insurrección permanente para exigir la renuncia del presidente Jovenal Moise”, acusado no solo de múltiples maniobras de corrupción sino también de ser uno de los responsables de impulsar la represión y los crímenes contra quienes se manifiestan en las calles.
Honduras y sus representantes no se quedaron atrás en denunciar también lo que es la lucha popular para derrocar la dictadura de José Orlando Hernández (JOH). En las voces de la etnia negra garífuna o en la de los campesinos e indígenas del COPINH, se informó de las distintas muestras de resistencia, desde la que se llevan adelante en Vallecito como las que encarnan las herederas de la asesinada lideresa Berta Cáceres. “Berta no murió, se sembró y se multiplicó”, corearon cientos de voces cuando se recordó a tan querida luchadora.
También, en los distintos paneles del evento, se pudieron escuchar las voces dignas de los representantes del pueblo saharaui, representados por Omar Manzur, del Frente Polisario y la República Arabe Saharaui Democrática, en lucha contra la ocupación de Marruecos, o la del pueblo palestino, cuyos delegados (Salah Salah, Mohamed Abur Atwan, Musa) dejaron claro, a nombre de organizaciones como el FPLP, FDLP o Fatah, que «frente a la ocupación sionista, sus constantes actos de criminal violencia, y la complicidad internacional” no caben más recetas que la lucha por todos los medios posibles y el boicot a la entidad invasora que se hace llamar Israel.
En otro andarivel de las rebeldías, la presencia de “chalecos amarillos” de Francia (Marie Pasqale Chevance Bertin y Jean Paul Chardon) puso sobre la superficie la obstinada pelea que hace un año vienen dando miles como ellos para denunciar el carácter brutal del capitalismo en un país que se autocalifica de “primer mundo”.
Independientemente de cada una de las actividades que reunió el Encuentro, se sabe que otro aspecto importante son, en estos casos, las relaciones bilaterales, el intercambio de experiencias, el acuerpamiento entre las distintas articulaciones. Así fueron surgiendo propuestas o refrescando fechas, como la próxima asamblea continental de Alba Movimientos en abril del próximo año en Bolivia, o la jornada mundial antiimperialista convocada por la Asamblea Internacional de los Pueblos en mayo 2020. Acciones de calle, movilizaciones frente a embajadas, profundización de la batalla cultural, homenajes a los que lucharon y por ello entregaron sus vidas en la patriada, anhelos de que la paz llegue pronto, como se insistió en el caso de Colombia, ante el secuestro descarado de la misma que ha hecho el establecimiento de ese país.
En la clausura de la multitudinaria reunión surgirán nuevas estrategias y convocatorias, pero fundamentalmente quedará claro que los pueblos están demostrando con sus rebeliones masivas (en Chile, Panamá, Perú, Ecuador y hasta en la decadente Europa, como ocurre en Catalunya) que el imperio ha superado todos sus límites de opresión y muerte, y que el hartazgo ante tanta prepotencia estalla de mil maneras. Se acabó la paciencia de las y los condenados de la tierra, de los marginados y marginadas, de esos que para algunos gobernantes neoliberales son material desechable. Como bien se dice por estas horas en ese Chile que sigue siendo de Salvador Allende y no de Pinochet y sus discípulos: “los pueblos despertaron”. Y el gigantesco “basta ya” que surge de inmediato se va extendiendo por todo el planeta. No se trata de explicaciones triunfalistas ni de si es este u otro ciclo el que empieza o termina, sino de un “darse cuenta” que, como dijo un representante del Congo en el Encuentro, “lo importante es el ser y no el tener”. La lucha de hoy, como la de todas las épocas, es por otro mundo que sea la antítesis de este que ofrece el capitalismo. En ese aspecto, Cuba es algo más que un ejemplo.
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