Honduras, entre el fraude electoral y las movilizaciones en las calles

Orsetta Bellani

Tegucigalpa, Honduras. Los movimientos sociales, con un apoyo desigual y crítico al partido Libertad y Refundación (Libre) –de Xiomara Castro y el depuesto presidente Manuel Zelaya- no quieren permitir el ascenso del candidato derechista, que ganó una elección llena de denuncias de irregularidades y una amplia militarización.

La sala del Hotel Clarion está llena de gente la mañana del 25 de noviembre. Periodistas y bases del partido Libre están a la espera de la salida de los líderes, para una rueda de prensa que aclarará su posición hacia los resultados electorales. Según el Tribunal Supremo Electoral de Honduras, Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional (derecha), ganó la presidencia de la república con una ventaja de unos ocho puntos sobre Xiomara Castro, de Libre (casi 29 por ciento), partido que nació del esfuerzo del antigolpista Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) después del regreso del exilio del depuesto presidente Manuel Zelaya, en 2011.

La atmósfera en la sala del Hotel Clarion se calentó: muchas personas empezaron a gritar consignas, mientras un grupo de jóvenes irrumpió con pancartas denunciando el fraude electoral. La contienda se caracterizó por numerosas denuncias de irregularidades, desde el hostigamiento a observadores internacionales hasta la compra de votos por parte de los nacionalistas a cambio de comida o dinero, a pesar de la presencia de cerca de 20 mil observadores. El ex juez español Baltasar Garzón, integrante la misión de la Federación Internacional de Derechos Humanos, habló explícitamente de fraude electoral, mientras que el periodista austriaco Leo Gabriel, en una entrevista con Opera Mundi, relató que hubo un intenso debate dentro de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea de la que es parte, debido a la inconformidad de la mayoría de sus miembros con el reporte final que resalta la transparencia del proceso electoral.

Las elecciones hondureñas se desarrollaron en un clima de militarización, con el despliegue de alrededor de 28 mil miembros del ejército y la policía que hicieron presencia tanto en las calles como las sedes electorales. “Durante la semana preelectoral se incrementó la presencia militar y policial, incluso con reservistas. No es un clima que ayude al desarrollo de elecciones democráticas”, denunció Bertha Cáceres, coordinadora general de COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), entrevistada en la vigilia de las elecciones.

Durante la rueda de prensa, Manuel “Mel” Zelaya, coordinador general de Libre y marido de Castro, denunció que más del 20 por ciento de las actas no han sido registradas. “Si es necesario iremos a la calle a defender nuestro derecho”, anunció entre los aplausos de sus seguidores, aunque no quiso contestar a los periodistas que preguntaron cuáles serán los siguientes pasos de Libre.

El silencio que el partido Libre guardó durante toda la semana pasada decepcionó a sus bases: hombres y mujeres que invirtieron tiempo, dinero y expectativas en un proyecto que promete la adhesión al “Socialismo del siglo XXI”, y que no supo hablar con sus electores después de la derrota.

La pequeña marcha que se realizó el lunes 25 de noviembre en las calles de Tegucigalpa exigió un nuevo conteo de las actas, esperando una declaración de Xiomara Castro que aclarara las medidas que el partido quiere tomar contra el supuesto fraude. Sin embargo, sólo el 29 de noviembre, después de presentar las pruebas de las irregularidades, Libre anunció una movilización para el domingo 1 de diciembre.

No todos los electores de Libre tienen una dependencia tan fuerte de la voluntad de sus líderes. Libre no sólo está integrado por ex integrantes del Partido Liberal – la agrupación que durante un siglo se alternó en el poder con el Partido Nacional, los dos representando los intereses de la poderosa oligarquía hondureña– sino también por militantes de los movimientos sociales, que antes de que Libre convocara a la movilización acordaron una asamblea para hacer una lectura crítica de la situación y establecer una estrategia de lucha.

La relación entre los movimientos sociales y el partido Libre es un tema complejo. Su nacimiento marcó una fractura adentro del FNRP, puesto que algunos abrazaron con entusiasmo su origen, mientras que otros creyeron necesario seguir luchando en las calles en lugar de institucionalizarse.

La adhesión de buena parte de los movimientos al partido Libre siegue siendo parcial. Si Alfredo López, vicepresidente de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH) declaró que “Doña Xiomara estuvo luchando con nosotros en las calles contra el golpe de 2009 y tiene nuestro apoyo incondicional”, el líder de la organización indígena Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), Tomás Gómez Membreño, declaró que apoya la candidatura de Xiomara Castro aunque no estima a algunos miembros de su partido, y se reserva el derecho de crítica respecto a su gobierno.

Muchos integrantes de los movimientos creen que, de ganar Xiomara Castro, el país no vivirá cambios profundos, pero sí acabará el bipartidismo, lo que llevará al comienzo de una nueva etapa para Honduras.

Karla Lara, cantora e integrante de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos, señala que “la dirigencia de Libre está compuesta por personas acostumbradas a hacer política a la vieja usanza, y Xiomara viene de una formación conservadora. Su agenda política no está muy cercana a la de las mujeres y mucho menos a las feministas: hay temas donde no le va a entrar, como lo del aborto, pero sí creo que es una mujer accesible y que entre los candidatos es la opción menos mala. De todos modos, Xiomara es parte de este gran movimiento de resistencia y con ella bajaría la represión y violencia en el país”.

La reacción más espontánea al supuesto fraude electoral fue la de los estudiantes de la Universidad Autónoma de Honduras (UNAH). El martes 26 de noviembre se reunieron dentro de la sede universitaria para manifestarse contra la elección de Juan Orlando Hernández y, una vez en la calle, hubo un choque con la policía. Los que resistieron a los hidrantes y a los gases de la policía lanzaron piedras en su contra, y se registraron algunos heridos y detenidos.

Entre el humo de los gases estuvo Héctor, estudiante de la UNAH, quien explicó que “nos manifestamos porque Juan Orlando Hernández se instaló de forma fáctica en la presidencia: mientras presidió el Congreso Nacional, se apoderó de la Corte Constitucional y del Ministerio Público. Además, creó una Policía Militar de Orden Público que es un retroceso a la década de los ochentas, cuando desaparecieron a los jóvenes sólo por tener ideas diferentes y estar en contra del sistema. No hemos de permitir que la policía militar nos siga reprimiendo, tenemos que salir a las calles”.

Publicado el 02 de diciembre de 2013

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