Las dimensiones que ha alcanzado la pérdida de bosques primarios en el planeta en el año 2022 corresponde a la extensión de todo un país, Suiza. Han sido 4.1 millones de hectáreas de cobertura boscosa las que desaparecieron en un solo año, a un promedio de 11 campos de fútbol por minuto, señala el más reciente estudio realizado por Global Forest Watch (GFW) —plataforma de monitoreo del World Resources Institute (WRI)— y la Universidad de Maryland.
El análisis basado en imágenes satelitales, publicado este 27 de junio, también indica que como resultado de la deforestación se han emitido, por lo menos, 2.7 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO2), cantidad equivalente a las emisiones de combustibles fósiles anuales de India, uno de los cinco países en el mundo que más libera gases de efecto invernadero a la atmósfera cada año.
La investigación también presenta una lista de los países con mayor pérdida de bosques primarios en el planeta. En primer lugar está Brasil, seguido por República Democrática del Congo y Bolivia, nación que por tercer año consecutivo aparece en el tercer lugar.
Según los datos de GFW y la Universidad de Maryland, Brasil se quedó sin 1.8 millones de hectáreas de bosques primarios, mientras que en Bolivia fueron 400 mil hectáreas. Perú y Colombia también aparecen entre los diez países que perdieron más cantidad de hectáreas de bosques primarios en el último año.
“Los datos de este año demuestran que estamos perdiendo nuestra principal defensa para proteger la biodiversidad, luchar contra el cambio climático y proteger las vidas y salud de millones de personas”, señala Mikaela Weisse, directora de Global Forest Watch.
Políticas que alientan la pérdida de bosques
El estudio de GFW resalta que Brasil fue el mayor contribuyente a la pérdida de bosques primarios tropicales en 2022, al ser responsable del 43 % del total. Como en años anteriores, una vez más, este país lidera la lista mundial con 1.8 millones de hectáreas de bosque tropical arrasadas en solo un año. La investigación también indica que este nivel de deforestación ha significado la emisión de 1.2 gigatoneladas de CO2 a la atmósfera en 2022.
En Brasil, la pérdida de cobertura forestal que no se relaciona con los incendios forestales aumentó en un 20 % entre 2021 y 2022, —indica la investigación. Esta cifra es la más alta desde el año 2005. Otro dato que se resalta sobre este país es que los niveles más altos de pérdida de bosques primarios no relacionados con incendios forestales se encontraron en los estados occidentales de Amazonas y Acre.
“El estado de Amazonas, que alberga más de la mitad de los bosques intactos de Brasil, casi ha duplicado su tasa de pérdida de bosques primarios en solo tres años”, indica el reporte. En este estado brasileño, entre las causas de deforestación figuran la minería y el acaparamiento de tierras.
Jeferson Ferreira, coordinador de Data Science de WRI Brasil, señala que en los últimos cuatro años, que corresponden al gobierno de Bolsonaro, e incluso desde el 2015, la pérdida de cobertura forestal aumentó. “Hay políticas que se implementaron en ese periodo de tiempo que permitieron la pérdida de cobertura arbórea a niveles altos. Antes de 2015 teníamos de 25 % a 29 % de pérdida de bosques en los trópicos de Brasil y ahora estamos por encima del 40 %”.
Con relación a la deforestación que está ocurriendo en el estado de Amazonas, Ferreira indica que, históricamente, la pérdida de bosques era mayor en los estados de Pará y Mato Grosso. Para 2022, esto ha cambiado. “Nos preocupa la pérdida de cobertura arbórea en Amazonas, porque tienen la mayor cantidad de bosque primarios del país”, dice Ferreira.
Bolivia: deforestación que no se detiene
El segundo país con mayor deforestación en Latinoamérica y tercero en el mundo es Bolivia. La cifra de 2022 bordea el medio millón de hectáreas de bosque primario en solo un año, el más alto registrado para esa nación. Según el estudio, la agricultura es el principal impulsor de la pérdida de bosques en el territorio boliviano.
“Es lamentable lo que está ocurriendo en Bolivia”, comenta Marlene Quintanilla, directora de investigación de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN). “Creo que en Latinoamérica, sobre todo en Bolivia, estamos atravesando una era del negocio de la tierra. Hay muchos intereses que están generando un driver que está eliminando más bosque, camuflando o empujando un negocio de tierras donde los territorios indígenas y las áreas protegidas están convirtiéndose en islas por los niveles de fragmentación que están ocurriendo producto de la deforestación y la degradación”, agrega Quintanilla.
La directora de FAN recuerda que la capacidad de los ecosistemas está cambiando y eso tiene consecuencias, sobre todo, para las comunidades más vulnerables. “No vamos por buen camino. Deberíamos trazar una adaptación inteligente a los efectos del cambio climático, pero creo que vamos en sentido contrario”, comenta.
La especialista explica cómo funciona el “negocio de la tierra” en Bolivia. Este proceso empieza con la migración desde los Andes al Chaco y la Chiquitanía, siguiendo los ofrecimientos de entrega de tierras. Luego de que se han deforestado los bosques para convertirlos en campo de cultivos llega la titulación. Sin embargo, “sostener la agricultura requiere mucha inversión”, dice Quintanilla, por tanto, los propietarios terminan vendiendo estos predios titulados que son adquiridos por capital extranjero. “Esto se convierte en un círculo vicioso, porque quienes lograron el título y luego vendieron a un buen precio, se traslada a otra zona para hacer lo mismo”.
Quintanilla también señala que, según los datos de FAN, desde 2020 el Chaco boliviano —un ecosistema que se comparte con Paraguay y Argentina— ha sufrido una altísima deforestación, incluso mayor a la que ocurre en la Amazonía. “El negocio de la tierra es un driver que se ha hecho más evidente el 2022 y está ampliando mucho más la deforestación en Bolivia”.
Leyes que vulneran a los bosques
En Perú, la deforestación de bosques primarios llegó a 160 991 hectáreas, según el estudio de GFW. En Colombia, la cifra alcanza 128 455 hectáreas. Estos dos países también figuran entre los diez con mayor cantidad de deforestación en el mundo en 2022. Perú aparece en el quinto lugar y Colombia está en el sexto, después de Brasil, República del Congo, Bolivia e Indonesia.
“Creo que estos datos confirman las tendencias que habíamos visto en el informe Amazonía contra reloj, que desarrolló la iniciativa Amazonía por la vida, en el que ya se veía que el punto de no retorno se estaba dando justo entre Brasil y Bolivia”, comenta Alicia Guzmán, codirectora del Programa Amazonía de Stand.earth.
Guzmán señala el rol de los Estados frente al mercado. “Lo que tenemos que entender es la dialéctica entre Estado y mercados. No hay esa división porque de hecho los Estados son las unidades administrativas de este mercado. No podemos esperar que el Estado, sobre todo los extractivistas en América Latina en general, se opongan a un mercado que llena las arcas fiscales”.
En ese sentido, la investigadora resalta el caso de Brasil durante el gobierno de Jair Bolsonaro. En ese momento, explica, un conjunto de leyes fueron creando las condiciones para que el mercado llegara y se expandiera. “En Brasil se desmanteló el Ministerio de Ambiente y el de Pueblos Indígenas”. Guzmán también se refiere a lo que está sucediendo en Perú que, “a pesar de tener una selva bastante conservada, con el 33 % de bosques intactos y el 57 % de bosques con baja degradación, también está enfrentando el desmantelamiento de las políticas ambientales”.
La experta de Stand.earth menciona la propuesta que buscaba modificar la Ley para pueblos indígenas en aislamiento que acaba de ser archivada en el Congreso de la República. “Era una propuesta que iba contra 9 millones de hectáreas de bosques, que es el 13 % de la selva peruana”.
Guzmán también resalta una serie de iniciativas que van en contra de la conservación de los bosques, como la modificatoria de la Ley Forestal y la reciente propuesta de hacer cambios en la Ley de Áreas Naturales Protegidas. “No solo van contra los territorios indígenas, sino contra las áreas protegidas, en general, contra todo. Esto hace pocos años era impensable, entonces, estamos frente a Estados cuya funcionalidad responde a un extractivismo en una nueva etapa, un extractivismo agresivo”.
“Es una situación alarmante. Nos encontramos en un escenario en el que cobra mayor fuerza la expansión de las fronteras extractivas”, señala Miguel Vargas, director ejecutivo del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis) de Bolivia.
Vargas asegura que Bolivia intenta replicar el “exitoso modelo brasileño”, que permite la producción de “alimentos para la población, cuando en realidad es la consolidación de los monocultivos o la ampliación de áreas para la producción de carne”.
El investigador explica que la legislación aprobada en los últimos años en Bolivia, como el plan de cambio de uso de suelo en el departamento del Beni, ha permitido implementar este modelo. Y como ejemplo recuerda el estudio de Cejis que identificó que tan sólo en un año, después de aprobada esa ley, “los índices de incendios forestales se incrementaron 62 % dentro de territorios indígenas”.
El estudio también expone cuáles han sido los 10 países que mayor incremento en la deforestación tuvieron en una comparación que toma el promedio de pérdida de bosque de los años 2015-2017 con los años 2020-2022.
Esta lista está liderada por Ghana, en África, que en este periódo de tiempo aumentó su deforestación en 71 %, además, en la relación figuran cuatro países Latinoamericanos. Bolivia va segundo a nivel mundial con un incremento del 59 %; Colombia aparece en quinto lugar con 32% de aumento de pérdida de bosques; Argentina se ubica en el sétimo lugar con 26 % de aumento en la pérdida de bosques y Ecuador está en el puesto nueve con 25 % de avance en la deforestación en el periodo de tiempo indicado.
Bosques que desaparecen
El informe de Global Forest Watch también menciona la pérdida de bosques en territorios indígenas. Se resalta, por ejemplo, que en Brasil, la minería y el acaparamiento de tierras se han convertido en las principales amenazas de los territorios indígenas en la Amazonía.
“Los datos y análisis que se acaban de presentar sobre las pérdidas del año pasado es muy alarmante, porque lo que pasa en los bosques no se queda solamente en los bosques”, dice Frances Seymour, investigadora principal del Programa de Bosques de WRI. “Se puede diseminar virus que causan pandemias, la minería irresponsable contamina ríos, la producción de drogas lleva a la violencia internacional”, agrega sobre la deforestación y sus causas.
Seymour habla sobre las funciones que desempeñan los bosques tropicales y su relación con la estabilidad del clima. “Los bosques interactúan con la atmósfera. Por ejemplo, el humo de los incendios forestales que ocurren en un lugar, causan problemas respiratorios a miles de kilómetros de distancia. En años recientes, hemos visto cómo la deforestación y la degradación de los bosques causan impacto en el cambio climático y la emisión de gases de efecto invernadero”.
La deforestación en la Amazonia afecta los patrones de lluvias y vientos, que están asociados a sequías e incendios —menciona Seymour— e impacta en el aumento de la temperatura en zonas inmediatas a ellas, además de que afecta la producción agrícola y la salud humana.
“Las cifras de 2022 nos rompen el corazón a muchos. Después de los compromisos adoptados por los líderes globales en Glasgow (Escocia) sobre bosques y usos de la tierra, teníamos esperanza, pero no hay señales de que se cumplan esos compromisos, estamos yendo en dirección contraria. Los compromisos financieros y políticos tienen plazos, pero colectivamente no enfrentamos el problema”, precisa Seymour.
En África y Asia, las cifras de pérdida de bosques también son preocupantes. En la República Democrática del Congo la cifra de deforestación ha sido de medio millón de hectáreas para 2022, ubicando a este país en el segundo lugar en el mundo con mayor pérdida de bosques, según el estudio de GFW. En el sudeste asiático, Indonesia es el país que más bosques ha perdido con aproximadamente 107 000 hectáreas corroboradas por el Ministerio de Medio Ambiente y Silvicultura para el 2022.
“En la República Democrática del Congo las causas de la pérdida de bosques es la agricultura a menor escala y la producción de carbón, puesto que la pobreza y falta de acceso a electricidad hace que las personas dependan directamente de los bosques para sus necesidades básicas”, señala Elizabeth Goldman, gerente senior de investigación de Global Forest Watch.
Rod Taylor, director global del Programa de Bosques de World Resources Institute (WRI), menciona también los compromisos adoptados por 145 países en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) realizada en Glasgow, Escocia. “¿Estamos en camino para detener la deforestación al 2030? La respuesta es no. Estamos en la dirección opuesta. En 2022 los rangos persistieron, a pesar de necesitar una reducción de 10 % durante todos los años para llegar a 2030 con cero deforestación. La deforestación global en 2022 fue un millón de hectáreas por encima de lo que se necesitaba para cumplir esta meta”.
Imagen principal: Deforestación en Colombia. Foto: Sinchi.
Publicado originalmente en Mongabay Latam