Foto: Niño palestino observa a un soldado israelí frente al muro del apartheid. (Justin Mcintosh)
Sahar Qawasmi, integrante del Consejo Legislativo Palestino —una del 20% de mujeres palestinas que ocupan cargos electos— y activista de los derechos de las mujeres, no tiene dudas en calificar como “fascista” al nuevo gobierno israelí de Benjamín Netanyahu que ganó las últimas elecciones del 1 Noviembre, y que prevé una coalición con los partidos de extrema derecha ortodoxa, Poder Judío y Sionismo Religioso. Este nuevo orden político no dejará esperanza “para reanudar cualquier proceso de Paz” porque se trata de “una composición violenta que va a terminar con cualquier sueño relacionado con la solución de dos estados.”
El pueblo palestino lleva 74 años viviendo en un estado de ocupación militar por parte de Israel, que viola sistemáticamente los derechos humanos y del Derecho Internacional. Esta situación ha empeorado en las últimas semanas. En Cisjordania se está viviendo la peor ola de violencia en más de una década, en lo que va de 2022 al menos 160 personas han muerto a manos del Ejército israelí. Y la situación en Gaza continúa deteriorándose a un ritmo demencial en los últimos años del bloqueo.
“Este gobierno se ganó los votos por medio de la sangre Palestina, cuanto más mata y destruye, más votos recibe”, afirma Qawasmi
“Este gobierno se ganó los votos por medio de la sangre Palestina, cuanto más mata y destruye, más votos recibe”, afirma Qawasmi. Cada vez que se acercan las elecciones, el gobierno de Israel suele aumentar tanto la presencia militar en los territorios palestinos y como los ataques contra la población. Esto significa “más puntos de chequeo, más calles cerradas, más incursiones en las casas, más violencia.” Esta es la condición de opresión que diariamente afecta a la vida en Palestina, tal como cuenta Soraida Hussein, activista y especialista en Género e incidencia por Alianza por la Solidaridad-ActionAid.
Una ocupación que afecta doblemente a las mujeres
La opresión afecta distintamente a las mujeres, ya que ellas “tienen una doble/triple responsabilidad porque además de luchar contra los colonos, tienen que luchar contra el sistema de opresión patriarcal desde ambos lados, desde lado palestino y desde lado israelí” subraya Hussein.
El repunte de la violencia militar aumenta la sensación de inseguridad entre las palestinas y provoca que el control familiar sobre las mujeres, especialmente sobre las jóvenes, se refuerce. Hanan Kaoud, directora de Comunicación de MIFTAH, ONG palestina para la promoción del diálogo y la democracia, explica que esto ocurre porque “las familias saben que las mujeres corren el riesgo de ser violadas, agredidas o detenidas del ejército israelí cuando intentan pasar por los puntos de chequeo y por esto no le permiten moverse del hogar”. De hecho, muchas mujeres sufren una condición de doble cautiverio, sobre todo si viven en pequeños pueblos lejos de las ciudades.
Para estas activistas de los derechos de las mujeres, la ocupación y la radicalización del nuevo gobierno Israelí afecta significativamente a la sociedad palestina porque no dispone de un gobierno proprio. En la práctica, las últimas elecciones legislativas ocurrieron en 2006 y desde entonces casi tres millones de personas viven sin la posibilidad de elegir quién les gobierna. Qawasmi afirma con resignación “no tenemos un parlamento, hay mucha menos democracia y el control de los servicios de seguridad, la división política y geográfica de Cisjordania y Gaza, el declive de los valores de los derechos humanos, la corrupción y mucho más, todos son elementos que ayudan a la ocupación militar israelí y a los mecanismos de la colonización.”
El repunte de la violencia militar israelí aumenta la sensación de inseguridad entre las palestinas y provoca que el control familiar sobre las mujeres, especialmente sobre las jóvenes, se refuerce
Las elecciones locales son las únicas que siempre se han celebrado, cumpliendo así con las normativas del Estado de Palestina. En las últimas, celebradas en diciembre de 2021, Hanan Kaoud, subraya que el 26% de las personas candidatas fueron mujeres, así como el 20% de las autoridades locales elegidas. “Las elecciones locales son las únicas que garantizan la democracia en los territorios palestinos y que cumplen con las necesidades reales de la población“. ¿Y de las mujeres? Una de las críticas más escuchadas entre las organizaciones de mujeres es que los derechos de las mujeres siempre se quedan a la espera. Luchar contra la ocupación es lo primero. Por eso, son muchas las políticas públicas y las leyes que afectan a los derechos de las mujeres que continúan atascadas y sin visos de ser aprobadas, ni siquiera a medio plazo. Leyes que, sin duda, supondrían un avance significativo, pero que una vez más siguen esperando.
Sahar, Soraida y Hanan, son solo algunas de las mujeres y activistas que cada día siguen luchando contra la opresión israelí y sus voces son un grito por la justicia: “Nosotras, el pueblo palestino, tenemos que decirlo muy alto, ¡que ya basta! Hay que trabajar en serio para terminar con la ocupación militar israelí”. Sin embargo, parece que del otro lado no hay nadie escuchando.