Casa Corason. Mujeres en la música

Mary Farquharson

El desamor en diez versos

Muchas felicidades a Guillermo Velázquez por el merecido Premio Nacional de Artes y Ciencias que él acepta “a nombre de la poesía oral de todos los tiempos” y de los poetas y huapangueros de quienes él aprendió la tradición. Existe una red subterránea de decimistas de gran talento, no sólo en México sino en Cuba, Panamá, Chile, Colombia, Venezuela, Uruguay, Argentina, España peninsular e, importantemente, en las Islas Canarias. Los poetas de cada país, al margen de las grandes editoras y televisoras, componen e improvisan versos decimales, tratando con sus propios barroquismos, temas épicos y mundanos. Son una parte muy vital del calendario de fiestas y de quebranto de su país y de su región. Son tesoros vivos.

¿Dónde están las mujeres en este mundo tan creativo y vital? Este mundo gira alrededor de la lucidez de figuras masculinas como Guillermo Velázquez, Alexis Pimental de Cuba, Yeray Rodríguez de Gran Canaria y del legendario payador uruguayo José Curbelo, entre otros. Hay mujeres que tocan la puerta y una de ellas crea un nuevo espacio para la décima, fuera de las topadas y los festivales del repentismo, es la décima improvisada. Evelin Acosta, joven versadora jarocha, inserta sus décimas compuestas e improvisadas en conciertos — pequeños y grandes—de la música tradicional, del jazz y de la trova. Al mismo tiempo, Evelin crea un lenguaje nuevo para consolar el corazón roto. Enhorabuena, Evelin Acosta ofrece un espejo fino y divertido para entender que el desamor es un paso necesario para poderse enamorar de nuevo.

Evelin vive actualmente en la CDMX, pero su infancia y juventud las vivió en Loma Bonita, Oaxaca, municipio del Sotavento, que incluye partes de Veracruz, Oaxaca y Tabasco. Todo esto es importante porque la tradición del son jarocho, muy presente en Loma Bonita, abrió la puerta para que Evelin empezara a improvisar décimas.

Cuando Evelin estudiaba la licenciatura en Loma Bonita, tocaba y cantaba el son jarocho en sus tiempos libres. Después de haber apreciado las décimas en el contexto del fandango, se inscribió en un taller de grandes repentistas de su pueblo, los hermanos Mauro y Julio Domínguez, cuya capacidad de improvisar es legendaria en el Sotavento. Los dos eran transportistas, manejaban dos camiones llenos de plátano, de Tapachula, Chiapas, a El Paso, Texas. Se comunicaban entre sí por radio de onda corta y, para mantenerse alertas, su conversación siempre fue en décimas. Una noche, en una parada grande en Chahuite Oaxaca, los detuvo la policía, preguntando qué traían. “Solo plátanos,” aseguraron los dos y luego se dieron cuenta de la situación. Atrás de ellos estaba una larga fila de camiones con choferes que no se alejaban, para no perder el hilo de las controversias en décima que escuchaban en sus radios.

Más adelante, los dos hermanos empezaron a participar en los festivales de repentismo que se organizan en Oaxaca, y Mauro ofreció el taller en Loma Bonita, en el que participaría Evelin Acosta. Para la primera clase, ella tuvo que escribir una décima de presentación, pero, terminando la sesión, el papel de su cuaderno se quedó en blanco. Mauro sugirió que, en vez de escribir, que improvisara sus versos. Este reto, mucho más complicado para la mayoría de la gente, le resultó más fácil. Sus años previos en el son jarocho, le dieron el ritmo, explica ella, sin considerar que sea la dueña de un don que, en palabras de un viejo poeta de Rio Verde, San Luis Potosí, es “la impertinencia de la mente”. En su cabeza, Evelin empezó a crear diez versos (líneas para los que no somos expertos) octosilábicos, con estricto apego a la estructura de la décima espinela que exige que el primer verso rime con el cuarto y el quinto, el segundo con el tercero, el sexto con el séptimo y décimo y el octavo con el noveno (ABBAACCDDC).

Esta estructura de rimas se atribuye a Vicente Martínez Espinel, y fue popularizado durante los siglos XVll y XVlll en España. Lo han utilizado, con mucha brillantez, poetas desde Calderón de la Barca a Jorge Guillén, de la Generación del 27, entre otros.

Desde un principio, Evelin decidió que, en vez de entretejer barroquismos dentro de la estructura bastante rígida de la décima espinela, la ocuparía para conversar de tú a tú, con empatía, sobre los corazones rotos. Con una capacidad brutal de simplificar lo complicado y lo doloroso, ella compone e improvisa breves historias de desamor que son muy simpáticas y, al mismo tiempo, relevantes.

Evelin hizo suya la décima espinela hace más que una década y actualmente ofrece pequeñas presentaciones en la Ciudad de Oaxaca y en la Ciudad de México. Ella invita, uno por uno, a los músicos que más admira y la larga lista incluye al arpista Celso Duarte, al pianista de jazz Héctor Infanzón, al guitarrista de la Costa Chica Ehekatl Arizmendi, y al violinista Ulises Martínez, todos destacados músicos que revelan otra faceta de su talento al responder a las décimas de Evelin. El resultado es una conversación artística que es nueva e intrigante.

Para ella, estas noches íntimas no son tan diferentes a sus actuaciones en escenarios grandes, tanto con la voz poética de Caña Dulce Caña Brava, el afamado grupo de son jarocho dominado por mujeres, como en los escenarios más grandes del país, como invitada de artistas más comerciales, como Jorge Drexler, la Santa Cecilia y Vivir Quintana, entre otros. Con Drexler, Evelin improvisó décimas frente a 11 mil personas en el Auditorio Nacional, y con el grupo mexicano de percusiones, Tambuco, declamó e improvisó versos en la sala principal del Palacio de Bellas Artes.

Evelin tiene la capacidad de aumentar– en vez de reducir– la vida de una persona en los diez versos de una décima, y esto lo percibí cuando declamó sobre la vida de Eduardo Llerenas, a unos meses de su muerte. Más de 50 años de viajar dentro y fuera de México, buscando y grabando a músicos tradicionales, se revivieron en los dos minutos de las décimas de Evelin. Entre textos tan generosos y sentidos que se escribieron en aquellos meses, las décimas de Evelin tienen un lugar especial.

Evelin difunde el arte de la poesía decimal y el repentismo por medio de talleres y publica sus versos tanto en plataformas digitales como en pequeños poemarios que caben en el bolsillo. Sus versos piden leerse una y otra vez, para poder sonreír en vez de tragar o llorar la separación. Son versos que resuenan ampliamente, aunque, con un poco de convencimiento, Evelin es capaz de personalizar sus décimas para las y los que quieren guardar sus propios sentimientos en secreto.

https://evelinacosta.com.mx/

Mary Farquharson

Primero como periodista y más tarde como investigadora y promotora cultural, Mary Farquharson ha luchado por alumbrar el camino de mujeres en la música. Su lucha no es nada, sin embargo, al lado de las de las mismas artistas, quienes hablan con ella del auge actual de mujeres en los escenarios en México y el viaje nada fácil de realizar sus sueños. Mary es la co-autora, con Eduardo Llerenas, de la columna, ‘El vocho blanco’. Con la muerte de Eduardo el coche se paró, pero Casa Corason sigue hospedando a muchos músicos, especialmente a mujeres.

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