Cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) intenta resolver una crisis de agua o saneamiento, por lo general el problema se ubica en tugurios urbanos y aldeas remotas en África, Asia o América Latina y el Caribe.
Pero la grave crisis hídrica que atraviesa la ciudad de Detroit, en el noreste de Estados Unidos, generó el reclamo de varias organizaciones no gubernamentales (ONG) y activistas para que la ONU intervenga en este país, uno de los más ricos del mundo.
Esto no tiene precedentes, sostuvo Maude Barlow, fundadora del Proyecto Planeta Azul, una organización con sede en Canadá que defiende el acceso al agua como un derecho humano.
Visité la ciudad y trabajé con (la ONG) Detroit Peoples Water Board hace unas semanas y quedé terriblemente preocupada, aseguró a IPS, porque los cortes de agua afectan a cientos de miles de personas, en su mayoría afroestadounidenses, en la ciudad cuya zona metropolitana tiene 4,3 millones de habitantes.
Familias con niños, adultos mayores y enfermos no pueden bañarse, descargar el agua en sus inodoros ni cocinar en sus propias casas, agregó.
Esta es la peor violación del derecho humano al agua que he visto fuera de los barrios tugurizados en los países más pobres de los estados fallidos del Sur en desarrollo, sostuvo Barlow, quien fuera asesora en la materia del presidente de la Asamblea General de la ONU en el bienio 2008-2009.
En marzo, el Departamento de Agua y Alcantarillado de Detroit (DWSD, por sus siglas en inglés) anunció que cortaría el servicio de 1.500 a 3.000 clientes por semana si no pagaban sus facturas. Y este martes 17 el Concejo Municipal aprobó un alza de 8,7 por ciento en las tarifas.
El desempleo de Detroit, capital del estado de Michigan, supera a la tasa media en todo el país y la pobreza alcanza a más de 38 por ciento de la población.
Un documento del DWSD indica que más de 80.000 viviendas residenciales en una ciudad cuyo centro urbano tiene 680.000 personas están en mora, miles de familias carecen de agua y miles más esperan quedarse sin ella en cualquier momento.
Un grupo de ONG presentó un informe a Catarina de Albuquerque, la Relatora Especial de la ONU sobre el Derecho Humano al Agua Potable y el Saneamiento, que reclama la intervención del organismo mundial para ayudar a restaurar el servicio y detener los cortes futuros.
En un informe conjunto publicado este miércoles 18, las organizaciones Detroit Peoples Water Board, Blue Planet Project, Michigan Welfare Rights Organisation y Food and Water Watch realizaron varias recomendaciones y pidieron al estado de Michigan y al gobierno de Estados Unidos que respeten el derecho humano al agua y el saneamiento.
El documento también le reclama a la ciudad de Detroit que deje de cortar el agua a sus clientes y que reconecte el servicio a quienes ya se les suprimió.
María Grant, investigadora de Food and Water Watch, una organización con sede en Washington, dijo a IPS que la gente suele pensar que Estados Unidos cumplió con todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y que brinda acceso universal al agua potable y al saneamiento.
Pero como revela la crisis en Detroit, la situación es más compleja y algunas comunidades carecen de estos servicios esenciales, señaló.
Cuando Albuquerque, la relatora especial de la ONU, visitó Estados Unidos en 2013, Food and Water Watch denunció por escrito las violaciones al derecho al agua y el saneamiento que ocurren en todo el país, principalmente en el ámbito rural y entre las personas inmigrantes, las de origen latinoamericano, los indígenas y los sin techo.
Grant señaló que en Detroit y otras ciudades las familias pueden perder el acceso al agua potable y el saneamiento si no pagan las facturas.
Los programas de asistencia a las personas de bajos ingresos son insuficientes y no responden a las necesidades de las familias en dificultades, aseguró.
Las tarifas del agua son regresivas, por lo que los hogares de bajos ingresos paga una cantidad excesiva de sus ingresos por el servicio. Lamentablemente, las tarifas están subiendo en todo el país, manifestó Grant.
Muchos factores impulsan esta situación. La ayuda que el gobierno federal destina a la infraestructura hídrica se redujo más de 75 por ciento desde la década de los 70, los sistemas envejecidos están llegando al final de su vida útil, y las norma de calidad del agua son cada vez más rigurosas a medida que aprendemos más sobre los riesgos sanitarios de las sustancias contaminantes, explicó.
Las grandes ciudades, en particular, se esfuerzan por mantener y modernizar sus sistemas hídricos sin dejar el servicio fuera del alcance de sus habitantes con menor poder adquisitivo, dijo Grant.
La investigación de Food and Water Watch concluyó que las comunidades experimentan mayores aumentos en sus tarifas cuando se privatizan los sistemas hídricos.
Al parecer, con los cortes en el suministro se pretende que el sistema hídrico y de saneamiento sea más atractivo para potenciales inversores privados, según Grant.
En la última década las tarifas del agua de los habitantes de Detroit subieron 119 por ciento, según un comunicado de prensa divulgado este miércoles 18. Muchos de los clientes a quienes se les cortó el servicio no recibieron avisos previos.
Barlow dijo a IPS que Detroit es el canario en la mina de carbón que anuncia la desgracia.
La ciudad está en la bancarrota y no puede cuidar de su población, luego de años de corrupción y mala gestión, recortes profundos a la infraestructura y la seguridad social, destacó.
Años de políticas neoliberales como el libre comercio, la desregulación y la privatización permitieron que la riqueza se desvíe hacia los suburbios y que los puestos de trabajo se desplacen al extranjero.
Detroit es lo que nos depara el futuro si no empezamos a reinvertir en los servicios esenciales, la educación y la atención sanitaria, las comunidades locales y el desarrollo económico sostenible, advirtió Barlow.
Lo que sucede con estos cortes es un crimen. En América del Norte estamos creando estados fallidos y castigamos a los más vulnerables de nosotros con estas políticas despiadadas del capitalismo salvaje, afirmó.
En consecuencia, la ciudad experimentó una fuga de capitales y de empresas, mientras los más pobres y los más vulnerables tuvieron que pagar los platos rotos de los servicios públicos esenciales, agregó.
Las tarifas del agua están por las nubes y la gente no puede pagar. Que Detroit sea nuestro llamado de atención. El presidente Barack Obama debe intervenir, declaró Barlow.