Condenan a responsables de los “vuelos de la muerte” en juicio histórico en Argentina

Redacción Desinformémonos

Foto: Espacio Memoria

Ciudad de México | Desinformémonos. Los responsables de los “vuelos de la muerte”, que acabaron con la vida de alrededor de 4 mil personas durante la dictadura militar argentina, fueron sentenciados este miércoles luego de cinco años de audiencias en lo que ya es el mayor juicio celebrado en el país por el número de 54 acusados.

Entre los sentenciados a cadena perpetua se encuentran el excapitán Alfredo Astiz y Jorge “el Tigre” Acosta, pero además fueron condenadas ocho personas por su responsabilidad material en los “vuelos de la muerte”, práctica que consistía en drogar a las víctimas secuestradas en la cárcel clandestina de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), desnudarlas y lanzarlas al mar desde un avión.

“Declararon más de 800 personas. Es el juicio más grande de la historia argentina. Entre los imputados hay personajes muy relevantes como Acosta y Astiz, conocido más allá de Argentina. El juicio permitió además reconstruir la colaboración de la Iglesia, la connivencia de los medios de comunicación, como la Cancillería argentina utilizaba a los secuestrados como mano de obra esclava para hacer propaganda y contrarrestar lo que ellos llamaban la campaña antiargentina en el mundo”, dijo la abogada del Centro de Estudios Legales y Sociales, Luz Palmas Zaldúa.

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Explicó que pese a que el juicio fue complejo por la ausencia total de sobrevivientes, los abogados de las víctimas realizaron las investigaciones con la escasa documentación de vuelo que comprobó la existencia de la práctica.

“El juicio, al estar imputados los pilotos, permitió reconstruir la operatoria, cómo hacía el grupo de tareas de la ESMA para llevar adelante este método de exterminio. Cómo, después de adormecer a las víctimas diciéndoles que iban a un campo de recuperación, la Armada conseguía un avión y unos pilotos en plena noche. Ninguno de los implicados ha colaborado, se mantiene el pacto de silencio. Por eso se ha usado documentación de la Armada, libretas de vuelo, el testimonio de los supervivientes de la ESMA”, señaló Palmas Zaldúa.

A la lectura de la sentencia de este miércoles asistieron cientos de personas, tanto familiares de las víctimas, que gritaron “asesinos” mientras exhibían las fotografías de los desaparecidos, como de los acusados, que aplaudieron cuando aparecieron los militares en la sala.

Miriam Lewin, periodista y una de las sobrevivientes que estuvo secuestrada dos años en la ESMA y que contribuyó a la recopilación de datos para las sentencias, narró que en donde se encontraba la enfermería cada miércoles eran reclutados los que serían las víctimas de los “vuelos de la muerte”. Ricardo Coquet, otro sobreviviente, explicó que cada semana eran entre 40 y 50 las personas que “caían”.

“Imagínate lo que es ver cómo le ponen las esposas al Tigre Acosta, que nos decía ‘a mí Jesusito me dice quién tiene que vivir y quién tiene que morir’. Es algo muy importante. No es un cierre pero es especial. Es justicia. Porque ellos tienen un juicio justo, no los torturan ni los lanzan al mar”, dijo Coquet.

El trabajo de Lewin, por otra parte, contribuyó a la reconstrucción de cómo operaban los vuelos, especialmente el que transportó al grupo fundador de Madres de Plaza de Mayo, integrado por Azucena Villaflor y dos monjas francesas. Sus cuerpos fueron encontrados en las cosas del país y enterrados como “NN”, hasta que los datos recopilados sirvieron para identificarlos.

“Están las planillas, se ve que fue un vuelo un miércoles, nocturno, con duración ilógica, tres horas sin destino para volver a Aeroparque. Aparecieron los cadáveres con lesiones compatibles con la caída desde gran altura. A ellas sí las encontraron porque hubo una gran sudestada [viento del sudeste, desde mar adentro], los demás nunca aparecieron porque los vuelos se internaban en el mar para no dejar rastros, por eso duraban tres horas”, explicó Lewin.

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Algunos de los acusados incluso alegaban sus crímenes con sus colegas, como Ricardo Ormello, quien era cabo segundo de la Armada durante la dictadura y que narró a sus compañeros de Aerolíneas Argentinas: “Trajeron a una gorda que pesaba como 100 kilos y la droga no le había hecho efecto. Cuando la íbamos arrastrando se despertó y se agarró del parante. La hija de puta no se soltaba. Tuvimos que cagarla a patadas hasta que se fue a la mierda”.

Por su parte, hace menos de dos meses Astiz, quien fue encarcelado desde el 2003, declaró frente al tribunal: “Nunca voy a pedir perdón por defender a mi patria”.

Pese a las reivindicaciones de los delitos de los acusados, los familiares de las víctimas, periodistas, defensores de derechos humanos, activistas, estudiantes y el pueblo en general celebraron las sentencias en su contra, las cuales las consideraron como un paso más de la justicia tras la dictadura.

Con información de El País

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