Al cierre del 2012, el sector minero energético (que incluye las actividades de minería, petróleo, energía eléctrica y gas) alcanzó una participación de un 15 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) desde un 8 por ciento en el 2000, una de las razones por las que el presidente Juan Manuel Santos, designó a este sector de la economía como una de sus principales locomotoras para el desarrollo del país.
En entrevista con Comunicaciones CID, el profesor Germán Corredor, director del Observatorio Colombiano de Energía del Centro de Investigaciones para el Desarrollo, resaltó que el país ha venido haciendo una gran apertura a la inversión extranjera en minería, sobre todo en productos como oro, carbón y níquel y otros minales que han permitido un aumento en la participación de este sector en PIB.
Para el profesor Corredor, el buen momento de la minería entró a ocupar los lugares que antes tenía la industria, a la que le cuesta mucho competir con otros países, sobre todo cuando los Tratados de Libre Comercio están entrando en vigor en Colombia. Sin embargo, advirtió que el Gobierno deberá enfrentar con políticas de choque los impactos negativos ambientales y sociales que el boom minero energético trae al país y que ya se están evidenciando. Enviar
Fuentes de agua y contaminación
En el tema ambiental, Corredor se mostró preocupado por la afectación del desarrollo minero en las fuentes de agua en las regiones, que no es un problema menor, debido a que el país podría verse abocado a una situación de desabastecimiento hídrico en algunas localidades o contaminación creciente, con un impacto tan negativo que no se compensa con los recursos que estos sectores generan vía regalías o impuestos.
Además señaló que como está sucediendo en el Tolima y en otras regiones del país, va a ser muy difícil mantener el ritmo de crecimiento grande en minería, por la oposición de las comunidades a la instalación de nuevas minas.
Minería artesanal y problemáticas sociales
El boom minero energético no sólo trae retos a nivel ambiental, el profesor Corredor también señala el caso de la minería informal y artesanal, que como se evidenció en el paro minero que acaba de pasar, es una alerta de cómo este sector tiene problemas estructurales por resolver. Por ejemplo, cómo formalizar y legalizar producciones ancestrales de grupos que han trabajado la minería desde hace muchos años, pero no tienen títulos mineros.
En opinión de Corredor, en los últimos años, el Gobierno entregó títulos a diestra y siniestra en sectores que estaban siendo explotados por personas de manera informal y esto ha creado un problema social de gran magnitud. Frente a esta situación, el profesor considera que el Gobierno debe pensar realmente en una reforma importante para que este tipo de minería tenga una solución.
El profesor indicó que hay grandes recursos y potencial en este sector, pero los factores ambientales y sociales pueden impactar de forma importante la producción y son asuntos que no se pueden descuidar.