Foto: La Comparsa

Ciudad de México | Desinformémonos. El Café Zapata Vive, un espacio de encuentro en Iztapalapa, recibió una serie de amenazas de muerte en días recientes; Diego García Bautista, integrante de este proyecto colectivo, las vincula al trabajo que realizan para fortalecer procesos de autogestión y autonomía, además de ser un espacio político y artístico que recibe a luchas de todo el país, pues, considera, “esto ha molestado a ciertos intereses”.

En entrevista telefónica, García Bautista se pregunta si el hecho de la reciente expropiación del predio de la calle Zacatecas 74 en la colonia Roma que logró la comunidad otomí residente en la Ciudad de México, puede estar vinculado con este ataque. “Hay presión y hay intereses de grandes inmobiliarias que no quieren que se expropie el predio”, dice. Integrantes del Café han acompañado la lucha de la comunidad que sostiene la toma del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas desde el pasado 12 de octubre, y considera, también “nos quieren sacar del INPI”. Además, señala, han visibilizado y acompañado la Travesía por la Vida del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

El pasado fin de semana, integrantes del Café denunciaron haber recibido amenazas; los mensajes, narra García, fueron “subiendo de tono”. La persona que los amenazó insistía en que contestaran a sus llamadas, o “hago lo que tenga que hacer”, además, dijo que llevaría una “sorpresa a la cafetería”. Esto los puso en estado de alerta y reforzaron la seguridad. “Voy a hacer mi trabajo, así hagas lo que hagas, así vayas con la policía, solo recuerda que la policía no estará contigo las 24 horas”, decían las amenazas.

García Bautista considera que no se trató de una extorsión, como habían vivido anteriormente, cuando el Café estaba ubicado en la colonia Álamos. “No dijo monto, ni lugar, fueron amenazas directas”, dice. Las amenazas siguieron: “voy a vestir de negro la cafetería…”.

El Café Zapata Vive es un espacio de resistencia, tiene un compromiso con la lucha de los pueblos, señala García y agrega que, además de ser un lugar de encuentro y organización para diferentes colectivos, también venden café y productos de comunidades zapatistas. Como organización decidieron continuar trabajando y reforzar la seguridad del espacio, y considera, “resulta inconveniente para los diferentes gobiernos que existan espacios en donde se gesta la organización y la colectividad”.

Cuando los integrantes del café hicieron pública la denuncia, volvieron a recibir un mensaje que aseguraba que eso “no detendría lo que tenía que hacer”. Después, no hubo más llamadas ni amenazas.