Entre el lema Si la tarifa no baja, la ciudad va a parar y el Não vai ter tarifa (no va a haber tarifa) que ayer movilizó a miles de brasileños en São Paulo hay un intenso año de luchas y reinvindicaciones. El Movimiento Passe Livre (MPL), que hace exactamente un año activó la oleada de manifestaciones conocidas como jornadas de junio, volvió ayer a tomar las calles de São Paulo. Y lo hizo con un paisaje político-social radicalmente diferente al de junio de 2013.
La exagerada violencia policial con la que están siendo reprimidas las manifestaciones críticas con el Mundial de fútbol – denunciada con pelos y señales por coletivos como los Advogados Ativistas – sembraba dudas sobre el éxito de la convocatoria. Otros factores no jugaban a favor de las calles: clima grisáceo, viento, frío. Y el miedo que la mayoría de brasileños tienen de manifestarse durante estos días. Sin embargo, el acto Não vai ter tarifa (todo un guiño al grito anti Mundial Não vai ter Copa) resultó ser la manifestación más concurrida, estructurada e incluso festiva desde el inicio del Mundial.
15.00 horas, Avenida Paulista, uno de los principales escenarios sociales del Mundial. Poca gente. Algunos turistas aplauden la actuación de un imitador de Michael Jackson. Una legión de hippies venden collares frente a la Shopping Center 3. Algunos brasileños caminan rápido, sin sonreír. El empate de Brasil frente a México acabó con cualquier atisbo de felicidad en Brasil. A un extremo de la avenida, en la plaza del Ciclista, comienza a congregarse gente. Miembros del Passe Livre – camisetas negras, algunos pañuelos en la cara – hablan sobre el transcurso de la manifestación. Su sorpresa final: paralizar la Marginal Pinheiros (una autopista que rodea São Paulo) y disputar una Copa Rebelde de fútbol. El Comité Popular da Copa de São Paulo participa en el acto. Inflan balones. Escenifican la Tropa de Chute (que ironiza la Tropa de Choque de la Policía Militar). «Intentamos hacer cosas diferentes a la protesta clásica para agregar a más gente», confiesa Danilo, uno de los miembros del Comité.
Hay carteles sobre el Passe Livre o la «tarifa cero», que exige la gratuidad en el transporte público. La movilidad, tras la explosión de gritos de las jornadas de junio de 2013, se asentó como una de los pricipales causas en las manifestaciones. Y se nota. Más carteles: «Tarifa cero pagada por los ricos», «pula catraca» (salta el torniquete). Pero el fútbol, el grito antiMundial, está muy presente en la plaza del Ciclista.
Un manifestante empuña un «Foda-se a seleção» (que se joda la selección). Dos pancartas rojas gigantes lanzan su mensaje. Abaixo a Copa do Capital! (¡Abajo el Mundial del Capital!). Não Vai Ter Circo (¡no va a haber circo!). Bruno Coturri, del colectivo Territorio Livre, sujeta uno de los carteles, mientras despotrica contra la situación política de Brasil: «Estamos aquí pidiendo tarifa cero, pero también indignados por la represión policial. Nos solidarizamos con los metroviarios (trabajadores del metro) despedidos. Luchamos contra este mundial capitalista».
¿Y cómo se conectó el imaginario del Passe Livre con las luchas contra el Mundial de fútbol? Hasta junio de 2013 no existía conexión. Pero el día 14 de junio de 2013, un día después de la violenta represión policial contra el acto del Passe Livre que incendiaría Brasil, los Comités Populares da Copa tomaron las calles de las doce ciudades sede del Mundial. Los lemas del Passe Livre se mezclaron con los gritos contra la Copa de las Confederações. Y Por una vida sin catracas, uno de los gritos del Passe Livre, pasó a ser uno de los más usados en las más diversas manifestaciones.
«La catraca (el torniquete) es un símbolo. El filtro que está entre nosotros y lo que deseamos. Lo que impide el acceso a una buena educación, a una buena salud», aseguraba ayer Lúcio Taminó en la plaza del Ciclista. Y la catraca como metáfora también sirve para el Mundial.
El lema FuckFIFA, não ter tarifa, con un diseño de un torniquete con forma de copa del mundo, ha circulado intensamente por las redes. Y el propio panfleto repartido por el Passe Livre en la manifestación, manteniendo el eje en el transporte, tenía un recado para el Mundial: «El Mundial demuestra cómo los ricos, los grandes empresarios, están encontrando en nuestras ciudades una forma de ampliar su riqueza a costa de nuestro trabajo».
Y la coreografía del Passe Livre entra en acción. En junio de 2013, electrizaron las calles con el grito Se acabó el amor. En medio del Mundial, Não Vai Ter tarifa impone respeto. La marcha arranca. Gritos con el método People´s Voice usado por Occupy Wall Street. Alguien grita, la multitud repite: «Salimos a las calle para luchar. Poder para el pueblo». Y la marcha sorprende por su vitalidad. 1.500 personas según la Policia Militar. Muchas más probablemente.
«Somos más de los esperados por los medios. Se ha roto el miedo que intentan imponernos. Este acto puede cambiar el rumbo de las protestas», aseguraba PV, uno de los doce Observadores Legales del colectivo Advogados Activistas que acampañaban el acto. Leonardo Cordeiro, miembro del Passe Livre, también confiaba en el empoderamiento de este acto: «Demostraremos que se pueden hacer cosas diferentes».
Y la coreografía, el teatro negro tropicalista del Passe Livre, baja la avenida Rebouças con una raridad: sin policía. «Han cambiado de estrategia. No van a reprimir», afirmaba un joven que hacía streaming desde el celular. Demasiados periodistas. Demasiados periodistas extranjeros. Un helicóptero vigila desde el aire. Nadie se acuerda del partido entre Uruguay e Inglaterra, que se juega en el otro lado de la ciudad. Ni siquiera hay gente en los bares viendo el partido: están desiertos. Y el paso colectivo y negro, bajando hacia la Marginal Pinheiros de forma festiva, lo llevan lo temidos black blocs. Los «mascarados» de los que hablan los medios. «Que coincidencia, no hay policia y no hay violencia», corea la multitud.
«Lo importante es retomar las calles. No olvidemos que en 2013 tuvimos un éxito gigantesco. Paramos el aumento de veinte centavos en la tarifa del tranporte», afirma un miembro del Passe Livre que pide no ser identificado. En medio del desfile pacífico, algunos militantes del Partido de los Trabajadores (PT) meditan sobre las dificultades del Gobierno para entender la Encrucijada Mundial 2014: «Dicen que la periferia está contenta con el Mundial, no es verdad», «no son tantos en las calles, pero tienen al país en vilo», «la represión parará las calles, pero no resuelve el malestar», «la cuestión urbana, concretamente la movilidad, son asuntos muy mal resueltos en Brasil».
Y el Não vai ter tarifa pierde el control. Y el resultado de la marcha acabó como muchos no querían. Una secuencia de sucursales de banco apedreadas. Tiendas de automóviles atacadas. Y los medios locales tildando a todos los manifestantes de vándalos, sin mencionar el resto. Titulares que no retratan la manifestación: Manifestación del Movimiento Passe Livre acaba con coches de lujo y bancos depredados. Y 60 detenidos en el Largo de la Batata, justo donde estalló la gran revuelta del Passe Livre el 17 de junio de 2013.
Los medios no describieron cómo el Passe Livre, junto con el Comité Popular de São Paulo, paralizaron la mayor autopista de la ciudad con un partido de fútbol entre movimientos sociales. Tampoco cómo ardieron torniquetes de cartón, con la coreografía negrifestiva funcionando a la perfección. O cómo jóvenes con máscara de gas saltaban sobre las hogueras. Tampoco publicaron lo que muchos comentaban en la manifestación. Salvador de Bahia salió a la calle por la tarifa cero. Y México se unió con acciones de apoyo, con un #PosMesalto solidario con el Passe Livre. Y el movimieno Planka de Suecia también apoyó la coreografía plural que del Não Vai Ter Copa al Não Vai Ter Tarifa tal vez rompa el miedo a tomar las calles que reina durante la Encrucijada Mundial 2014.