foto: Brasil de Fato
Diversas capitales del país y ciudades del interior amanecieron con actos contra las medidas de Temer.
Calles vacías, metros y trenes parados, fábricas cerradas, autobuses sin conductores, bloqueo de carreteras, aeropuertos parados. Esos son apenas algunos de los escenarios y acciones que están aconteciendo en todas las regiones de Brasil desde la madrugada de este viernes 28 de abril, día en que diversas organizaciones sociales convocaron la población a sumarse a una huelga general contra los recortes de derechos promovidos por las reformas laboral y de pensiones del gobierno golpista de Michel Temer (PMDB).
Decenas de organizaciones y movimientos se sumarán al día nacional de paro en los más diversos ramos de la economía, para el transporte, las escuelas, los bancos y la industria en todo el país. Establecimientos de salud – hospitales, unidades básicas, primeros auxilios –, donde no se puede paralizar totalmente, los trabajadores van a hacer turnos semejantes a los de fin de semana, priorizando la atención de las emergencias.
También se suman a la huelga los empleados bancarios en 22 estados, metalúrgicos en siete estados, del comercio en seis estados, de empresas de electricidad, químicos, petroleros y trabajadores de saneamiento básico y correos. Los servidores públicos de las demás áreas, inclusive judiciales, van a tener paros en todas las capitales y en decenas de ciudades medias. Trabajadores del Puerto de Santos también están en huelga.
Brasil: “esta huelga general es un hito en la historia, pero no vamos a parar ahí”
Hoy 28 de abril se vivirá una gran huelga que para muchos es el comienzo de lo que está por venir en el país latinoamericano. Leandro Segado, militante del Frente Popular Darío Santillán, entrevistó a Rud Rafael del Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST) quien brinda un panorama de lo que se espera de la jornada y a su vez clarifica cuáles son las demandas del movimiento social.
¿En qué consiste la huelga general del 28 y quiénes la convocan? ¿Cuál es la participación de los movimientos sociales en la misma?
La huelga general prevista para el 28 de abril será una amplia movilización de diversos gremios que se posicionan frente las “contra-reformas” del Gobierno de Michel Temer. Estas consisten en un paquete de medidas que atacan los derechos laborales y derechos de pensión. Las propuestas, por ejemplo, son de que la edad mínima de jubilación sea 65 años y para el recibimiento integral sea necesario 49 años de contribución, o que la jornada diaria de trabajo sea de 12 horas (hoy el máximo es de 8 horas) y que el contrato entre el empleador y el empleado puede prevalecer sobre la legislación laboral. Esto representa un retroceso de más de 30 años de conquista de lucha obrera y el fin de la CLT (Consolidación de las Leyes Laborales) de 1943.
Más de cincuenta gremios fundamentales pararán (trabajadores en el sistema de transporte público, puertos y aeropuertos; profesores del sistema público y privado, la banca, los funcionarios públicos, el petróleo, la metalurgia, etc). Además, se realizarán más de 100 piquetes en carreteras y autopistas en todo el país, básicamente realizados por los movimientos sociales, quienes también estuvieron en la movilizaciones previas a la huelga general y estarán presentes en los piquetes en puertas de las fábricas por la mañana y en las grandes marchas por la tarde.
Siendo el primer paro general… ¿Por qué se tardaron tanto en llamarlo, entendiendo que hay una gran ofensiva conservadora sobre el pueblo trabajador brasileño? En Argentina se da una situación similar, ya que la burocracia de la CGT recién convocó a un paro general año y medio después de meses de ajuste: miles de despidos, suspensiones, la pérdida de poder adquisitivo por parte de la clase trabajadora, etc.
El último paro general fue en 1996. De acá para allá, hay mucho de la pérdida de capacidad de movilización sindical y de fragmentación de su organización. En gran parte debido a la adhesión de las centrales sindicales a los gobiernos (nacionales y jurisdiccionales) del PT, pero también porque la clase obrera cambió su perfil. Se tornó más informal y no sindicalizada… Hay una pérdida de legitimidad en los sindicatos.
Hoy son ocho centrales sindicales que convocan el paro (CUT, CTB, Intersindical, Força Sindical, UGT, NCST, CSP-Conlutas y Unidade Classista), pero eso solo fue posible porque fue un proceso progresivo de acumulación de fuerzas: muchas manifestaciones en las calles y mucho desgaste del Gobierno, realizado por los movimientos sociales. En noviembre y diciembre de 2016, hubo, por ejemplo, más de mil escuelas y universidades ocupadas. En febrero de 2017, el MTST hizo una ocupación durante 22 días en la avenida principal de Brasil (Avenida Paulista) en defensa de la política de vivienda y en contra de las contra-reformas y levantó la medida de fuerza porque se logró que vuelva el Programa “Mi Casa, Mi Vida”.
Varios gremios, en este tiempo, han parado, pero no en las proporciones de lo que ocurrirá el día 28, que realmente tendrá un carácter general el paro. Nuevos actores también llegaron a la escena, como la Iglesia Católica, y esto da el tamaño que el proceso ha alcanzado. Creemos que esta huelga será un hito en la historia, pero no tenemos la intención de parar allí.
¿Cuál piensan que va a ser el resultado de este paro? ¿Cuál será su continuidad?
El pueblo no sigue indiferente a la política, como estaba en período de la destitución de la Presidenta Dilma. Desde que se dieron cuenta que no se trataba del combate de la corrupción o enfrentar la crisis económica y el desempleo.
El desempleo afecta ahora a 13,5 millones de brasileños (13,2 por ciento de la población), lo que representa un aumento del 30 por ciento en comparación con el año pasado. Se estima que al menos 2,5 millones de personas más llegarán a ser pobres a final del año. En seis meses, han caído 6 ministros del Gobierno temiendo por su implicación en la corrupción y este mes se reportaron otros ocho ministros. El Presidente se viene salvando hasta ahora porque no puede ser investigado por hechos anteriores a la posesión del cargo actual. Hoy, el Gobierno de Temer tiene 4 por ciento de aprobación pública y el 92 por ciento de las brasileñas y brasileños entienden que el país va por un camino equivocado.
Sin embargo, el descontento popular no sólo debe tener como resultado la caída del gobierno actual, sino el de construir un nuevo proyecto nacional. Y eso requiere actualizar la agenda de reformas que el país realmente necesita hoy. Además de las nuevas elecciones, es necesario discutir el sistema político actual y también la democratización del sistema judicial. La democratización de los medios de comunicación es esencial, ya que se convierten en el principal “partido” de la derecha en el país. Es avanzar en la reforma urbana y agraria en el país, respondiendo a los problema de la vivienda y del hambre, y construir un sistema tributario que haga que los ricos paguen la crisis. Este es un horizonte que solo se puede pensar en el mediano y largo plazo.
Sin embargo, también comienza por construir respuestas inmediatas a las condiciones de vida de los trabajadores y de los trabajadores afectados por la pobreza y el desempleo. Por lo que es necesario formular alternativas de economía popular y el fortalecimiento de los servicios públicos que se desmanteló por los ataques de los proyectos actuales de las elites nacionales. Esto implica el fortalecimiento de los vínculos con los movimientos de América Latina con el fin de avanzar juntos en estas soluciones y, en cuanto a Brasil, la expansión y la naturaleza orgánica del Frente Povo Sem Medo (Pueblo Sin Miedo), que coordina a varios actores políticos y ha sido esencial en la resistencia contra el golpe de Estado establecido en el país, y que ahora es necesario convertirla en una herramienta de esperanza para el pueblo.
con textos de Brasil de Fato y Marcha.org