Asesinato de migrantes en Ceuta, una pesadilla que vuelve

Manuel Lario

España. Las fronteras de Ceuta se tiñen de muerte nuevamente. Ese agujero negro en la frontera sur de Europa volvió a exigir su cuota de sangre. El pasado jueves  6 de febrero,  tras un intento masivo de atravesar la frontera terrestre entre España y Marruecos, varios cientos de inmigrantes subsaharianos se arrojaron al agua para huir de las fuerzas policiales de ambos países y 14 murieron al intentar alcanzar a nado la playa española de Tarajal. Según las primeras declaraciones oficiales, no ocurrió nada extraño: la Guardia Civil cumplió escrupulosamente con su trabajo “como lo viene haciendo siempre” y  todos los muertos se produjeron en la zona costera marroquí.

Esta versión oficial pronto se vio refutada  por numerosos testimonios de inmigrantes y testigos, además de varios videos que muestran cómo la Guardia Civil  española disparó bolas de goma y botes de humo a los inmigrantes y cómo devolvieron a Marruecos de forma irregular a  al menos  una decena que consiguieron pisar tierra melillense. Hay que volver a 2005, cuando murieron 15 inmigrantes por disparos de la policía marroquí al intentar saltar las vallas, para encontrar una tragedia de estas magnitudes. Pero esta vez hay imágenes de lo ocurrido.

“Los españoles los mataron”, declararon varios inmigrantes supervivientes, que acusaron a la guardia civil de golpearlos con dureza, arrastrarlos a lado marroquí y de no socorrer a los heridos. De hecho, pese a la magnitud de la tragedia, la Cruz Roja no fue avisada en ningún momento.

Varias organizaciones no gubernamentales (ONG) españolas, como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA),  Andalucía Acoge y SOS Racismo (integrantes de Migreurop España) denunciaron lo ocurrido y solicitaron una comisión de investigación, además de presentar una denuncia por los sucedido. El Fiscal de Ceuta se verá obligado a iniciar una investigación porque ya se recuperaron dos cadáveres en la playa ceutí de Tarajal.

El jueves 13 de enero, el ministro del Interior, Jorge Fernández, compareció en el Congreso para dar explicaciones. Después de una semana de negarlo, aceptó que las Guardia Civil disparó pelotas de goma, pero aseguró que la muerte de los inmigrantes se debió a ahogamiento. Insistió, en su guion habitual, que los intentos de asalto masivo a la valla fronteriza han menudeado los últimos meses y que las fuerzas españolas han cumplido con su obligación, derivando la responsabilidad de las muertes a las autoridades marroquíes al defender que todo sucedió en su territorio.

En España se hacen las cosas bien, según el director de la Guardia Civil, y la actuación ha sido “impecable”, pese a las múltiples evidencias gráficas de lo sucedido. De hecho, la Guardia Civil difundió el lunes 10 un video burdamente editado que muestra a inmigrantes lanzando piedras, pero en el que no hay ninguna imagen de lo sucedido en el agua ni del lanzamiento de material antidisturbios, todo en un inútil intento de apuntalar la versión oficial. Como declara Manuel Sobrino, de Red Acoge, “no se puede poner un tapón en la frontera y echar las culpas a los países de tránsito”.

Lo cierto es que en 2013 ha habido varios intentos colectivos de atravesar las vallas en Melilla antes del cierre de todo el perímetro por la instalación de las concertinas con cuchillas en las vallas. En septiembre de 2013, varios centenares de personas lo intentaron allí y lo consiguieron más de cien. En Ceuta ocurrió lo mismo, pero por la la playa, y noventa lo lograron. Hay que destacar que en Ceuta los intentos de atravesar la frontera se dan mayoritariamente por el puesto fronterizo o por el mar, porque la orografía y las concertinas en la valla sí están instaladas. De hecho, el gobierno está pensando en instalar un pantalán con vallas para alargar el espigón existente, que en marea baja es fácilmente salvable si no fuera por el enorme dispositivo de control policial. Hubo varios intentos más  en noviembre y diciembre, en medio de protestas ciudadanas y políticas por la decisión de reinstalar las concertinas en las vallas.

A inicios de año 2014, la ONG Prodein demostró con videos cómo se volvían a producir expulsiones sumarias e irregulares desde territorio español a Marruecos, y fue tal la evidencia que hasta el ministro de Interior tuvo que admitir en febrero que se “podían haber producido algunas actuaciones irregulares”.

Estas denuncias fueron respaldadas por otras instancias,  como el propio Defensor del Pueblo español  desde 2005, y el 10 de febrero, Human Rights Watch (HRW) presentó un durísimo informe que demuestra la existencia de expulsiones irregulares, incluyendo las de menores, y la profusión de violencia innecesaria por las fuerzas de policía de ambos lados de la frontera. HRW pidió al gobierno español el cese inmediato de estas prácticas en cumplimiento de las obligaciones legales internacionales a las que debe someterse el Estado español. Además, ha subrayado que la Guardia Civil incumple la legislación de la Unión Europea (UE) sobre protección de inmigrantes. Otra ONG, Caminando Fronteras, denunció la violencia empleada por la Guardia Civil y recordó que los inmigrantes cuentan que, como novedad, su violencia ha sido equiparable o mayor que la de la policía marroquí.

Migreurop exige el establecimiento de procedimientos que prioricen el deber de socorro y el respeto de los derechos humanos de las personas que intentan llegar a España, y la creación de una comisión de investigación sobre los hechos  ocurridos, así como sobre las expulsiones ilegales. Así las cosas, entre el miércoles 12 y el domingo 16 de febrero se convocaron múltiples actos de protesta en  Málaga, Barcelona, Zaragoza, Salamanca, Madrid, Cartagena, Murcia, Huesca, Algeciras, Lugo y Granada en exigencia de investigación de las muertes y de las responsabilidades de la actuación de la Guardia Civil.

Como declaró Mikel Araguas, de Andalucía Acoge, a un periódico español: «Salieron de sus países hace mucho tiempo y seguirán intentando entrar porque no tienen alternativa, no pueden volver. Marruecos no los va a retornar a sus países y no se van a borrar del mapa». Y frente a las pretensiones del gobierno de blindar la frontera también con drones,  pide una política europea respetuosa con los derechos humanos: «Hay que pensar más allá de instalar cuchillas. No van a funcionar, y los drones tampoco».

Publicado el 17 de febrero de 2014

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