‘Es inaceptable que en 2017 millones de niños y niñas en nuestra región aún no puedan ejercer el derecho a estar protegidos, a aprender, a crecer y a jugar. Debemos ‒y podemos‒ hacer más’, expresó la directora regional de Save the Children para América Latina y el Caribe, Victoria Ward.
Durante la presentación del informe En deuda con la niñez, la experta afirmó que los menores que crecen en una sociedad violenta, son víctimas de las pandillas y del crimen organizado o deben dejar su hogar a causa de la inseguridad, se les priva de todo lo que los convierte en niños y niñas.
Sobrecogedor resultó el testimonio de Juan, un adolescente salvadoreño de 13 años que perdió a su primo hace poco más de un año, como resultado de la violencia entre pandillas.
‘Era como si fuera mi hermano (…). Yo nunca había experimentado este dolor. A veces, veo en las noticias que han matado a alguien, algo normal en este tiempo. Espero que me perdonen por decir esto, pero es un chiste cruel que todos los días muera alguien; la gente joven desaparece o la matan’, relató.
En contraposición Chile, Costa Rica, Argentina y Cuba sobresalen como los países con mejor desempeño en este índice; mientras, la mayor isla de las Antillas también sobresalió al reportar una de las tasas más bajas de mortalidad en niños menores de cinco años a nivel mundial.
Sin embargo, este flagelo no es el único responsable de que los infantes no puedan disfrutar a plenitud su niñez, a ella se suma la maternidad adolescente y las desigualdades sociales y económicas.
De acuerdo con el texto, la tasa de natalidad entre las adolescentes es la segunda más alta después de África, en tanto una de cada 13 niñas entre 15 y 19 años dan a luz anualmente, siendo República Dominicana, Nicaragua, Guyana y Guatemala las naciones con el mayor número de embarazos precoces.
La investigación precisa que a finales de la pasada década de los 90 la tasa de natalidad entre adolescentes resultó más significativa en zonas pobres y desfavorecidas, conclusión que sacan algunos informes de Naciones Unidas, los cuales refieren que los embarazos son de tres a cinco veces mayores entre adolescentes de escasos recursos económicos.