Foto: Área metropolitana de Valencia completamente inundada el 29 de octubre en plena Dana, en Valencia.
A la una del mediodía, el president de la Generalitat, Carlos Mazón, enviaba un mensaje de tranquilidad y afirmaba que a partir de las seis de la tarde lo peor de la tormenta habría pasado. A esa hora ya empezaban a llegar las primeras noticias de crecida del río Magro en Utiel y Requena, una meseta situada en el interior de la provincia de València.
Para las 18 horas, el momento en el que según Mazón la tormenta iba a empezar a remitir, la situación en el interior de la provincia empezaba a ser grave. En las redes sociales circulaban mensajes de personas atrapadas en sus domicilios, subidas a los tejados o en el techo de sus vehículos.
Javier Ballesteros, un joven vecino de Utiel, explicaba a las ocho de la tarde cómo avisaron mediante gestos a un helicóptero que sobrevolaba su edificio para que rescatasen a una mujer que estaba atrapada junto a sus animales domésticos en una planta baja frente a su casa. El joven aseguraba que las llamadas que estaban realizando al 112 no encontraban conexión, la línea estaba colapsada. No había dejado de llover en la cuenca del Magro, que continuaba desbordándose en otros pueblos en su camino al Río Júcar, anegando otros pueblos como Montroi, Alginet o Carlet.
Las redes sociales, principalmente la antigua Twitter, comenzaban a llenarse de llamadas de socorro. Personas que se estaban viendo atrapadas por la crecida de las aguas y que no conseguían contactar con el servicio de emergencias. Videos de coches arrastrados por la corriente e incluso un par de tornados entre Algemesí, Alginet y Carlet.
A las ocho de la tarde, cuando las aguas del Turia y del Júcar ya estaban más que desbordadas, la Generalitat envío una alerta a todos los móviles de la provincia, mediante mensaje sms, para que la gente no saliera de casa. Para entonces, la autovía A-3, que conecta la capital del Turia con la Meseta, ya estaba colapsada, con cientos de vehículos atrapados en diferentes tramos.
A esa hora mucha gente todavía estaba en su horario laboral y en su puesto de trabajo. O tratando de salir de allí. Varios polígonos industriales se habían inundado completamente y era imposible escapar. Desde polígonos como El Oliveral, en Ribarroja, llegaban alertas de trabajadores que estaban viviendo la inundación de sus naves industriales, tratando de refugiarse a la desesperada en las partes altas de la misma. Las aguas habían llegado ya al área metropolitana de València, y los pueblos de L’Horta Sud estaban ya absolutamente incomunicados, con las carreteras de acceso a la capital del Turia completamente anegadas.
Miles de personas se vieron atrapadas en sus vehículos, algunas se vieron obligadas a abandonarlos para no ser arrastradas por la corriente. Es, por ejemplo, el caso de Maite Jurado, que consiguió aguantar agarrada a una planta y que consiguió pedir ayuda a través de las redes sociales de una amiga.
YA LA HAN RESCATADO! Muchisimas gracias a todos por ayudarnos, hemos recibido mucho apoyo y ya está a salvo🫶 https://t.co/1DP1YA0bGh— deliplus (@LausMt) October 30, 2024
En el puente de Sedaví sobre la V-31 se refugiaron conductores a los que la crecida les sorprendió circulando por esa vía. Algunos testigos relatan que han visto vehículos con conductores en su interior ser arrastrados por la corriente. Unas 400 personas dejaron atrás sus coches en la Pista de Silla para subirse a este puente desde donde observaron con impotencia a otros conductores que no podían abrir las puertas de sus vehículos para escapar.
Con el agua al cuello en sus propias casas
Durante la noche, los testimonios de personas atrapadas en sus propios domicilios, que recurrían a las redes sociales para pedir auxilio, se fueron multiplicando. Es el caso de Rut Moyano, que narraba como ha podido sobrevivir con sus dos hijos y dos vecinos ancianos. Lamentablemente y pese a las llamadas de socorro, otro de los ancianos que se había refugiado con ellos ha fallecido, un hecho que ha narrado desde su cuenta en directo.
Hay decenas de mensajes similares, que muestran la desesperación, de personas atrapadas en sus propios domicilios mientras que el agua iba subiendo su nivel.
Desmantelamiento Unidad Valenciana Emergencias
Estos casos relatados son una pequeña parte del contenido que se ha generado en las redes sociales. Y muestran el desborde y la incapacidad de los servicios de emergencia oficiales para recibir, siquiera, las llamadas. Y es aquí donde cabe recordar que una de las primeras medidas del gobierno de Carlos Mazón fue desmantelar la Unidad Valenciana de Emergencias(UVE). Un servicio destinado, precisamente, a reforzar y mejorar la atención a la población en catástrofes como la de esta riada.
En la anterior legislatura, cuando aún se encontraba en la oposición, el PP definió a la UVE como “un chiringuito más que no soluciona problemas y que nace a espaldas de los agentes sociales y sindicatos”, según declaraba la portavoz de Gobernación de su grupo Verónica Marcos. La diputada también declaro que la UVE era “otro organismo que llegará para engordar el sector público sobredimensionado que ya tenemos en la actualidad”.
La Unidad Valenciana de Emergencia se creó con el fin de mejorar la coordinación autonómica en la respuesta de catástrofes naturales, como incendios forestales o inundaciones, en colaboración con otros organismos competentes en situaciones de emergencia social (terremotos, incendios urbanos o forestales, crisis sanitarias o desabastecimiento).
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