Foto: Grupo Aguas
El Grupo Aguas reúne a especialistas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Mar del Plata que trabajan con vecinos y organizaciones socioambientales. Confirmaron la contaminación con agrotóxicos y el impacto de los barrios cerrados. El 90 por ciento de la zona periurbana de General Pueyrredón no accede al agua potable.
Desde Mar del Plata
“El problema de la calidad del agua está vinculado con las políticas agropecuarias que adopta el Estado, basadas en una producción industrial con uso intensivo y extensivo de agroquímicos, que constituyen una fuente de contaminación importante”, afirma Leonardo Lupi, químico, docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata y director del Grupo Aguas, un espacio de trabajo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y que busca garantizar el acceso al agua potable en los barrios de la ciudad.
El investigador además señala otros factores que inciden en la calidad del agua, como la planificación urbana —al decidir otorgar permisos para la construcción de barrios privados— junto a la imposibilidad económica de las familias vulnerables para realizar pozos de condiciones técnicas adecuadas, cuando el Estado no les provee de agua potable.
Promediaba el año 2008 cuando estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata (Unmdp) se nuclearon en la agrupación Convergencia y propusieron poner su trabajo y los recursos de la universidad pública a disposición de los más necesitados. Un grupo de estudiantes se dedicó a estudiar la parasitosis ambiental y otro la calidad del agua de la periferia del municipio de General Pueyrredón, cuya cabecera es la ciudad de Mar del Plata. La idea: fortalecer el derecho al agua potable, promover los lazos colaborativos y la organización de los vecinos.
El trabajo de análisis microbiológico y de algunos parámetros químicos se extendió desde la zona norte —Camet y aledaños— hasta Chapadmalal en el sur. Hacia el oeste cubrieron todos los barrios de la zona de Sierra de los Padres. Los resultados fueron siempre los mismos: el 90 por ciento de la gente que vive en la zona periurbana de Mar del Plata consume agua que no es potable.
La presencia de agrotóxicos y el trabajo del Grupo Aguas
El problema en los barrios y escuelas periurbanos del Partido de General Pueyrredón es que no hay agua de red ni cloacas y la mayoría de los pozos de extracción no son potables. Muchas veces las napas son contaminadas por los pesticidas usados por el agro, como ocurre con los establecimientos educativos del paraje San Francisco, donde establecimientos productivos como Estancia Concepción fumigan hasta cuando los chicos están en horario de clase.
Los parámetros fisicoquímicos y microbiológicos que encontró el Grupo Aguas en diversas zonas del municipio exceden los que determina el Código Alimentario Argentino para garantizar la salud de las personas. “Nosotros hemos detectado que los parámetros que habitualmente están excedidos son aquellos vinculados con la calidad microbiológica, producto de microorganismos patógenos que se encuentran en el agua y también debido al exceso en los niveles de nitratos”, indica Leonardo Lupi.
En estudios posteriores, el grupo de extensión halló plaguicidas en cuerpos de aguas subterráneas de escuelas, un problema que también tienen los cuerpos de aguas superficiales o agua de lluvia. En la Laguna de los Padres encontraron glifosato, al igual que en agua de lluvia de un muestreo que se realizó en Félix Camet, barrio del norte de Mar del Plata, donde los vecinos denuncian las frecuentes fumigaciones de la Estancia La Trinidad.
Lupi explica que la contaminación está definida como una variación de los niveles naturales de algún parámetro fisicoquímico o microbiológico producto de acciones del hombre, ya sea de forma directa por el vertido de un efluente en un cuerpo de agua específico o porque se modifican procesos naturales que hacen que esos niveles cambien, momentáneamente o de manera irreversible.
“Algunos tienen una relación directa, como los plaguicidas. El glifosato no existe en la naturaleza, es de origen sintético. Pero en el caso de los nitratos hay fuentes naturales que los generan, como el estiércol de los animales o la descomposición de las hojas de las plantas y de los árboles. Por eso, la contaminación del agua no necesariamente tiene que ser antrópica, también puede ser natural”, explica.
Arsénico y barrios privados, factores contra el derecho al agua
Lupi precisa que, en el partido de General Pueyrredón, se detectó arsénico en muestras de agua subterránea con niveles que, en algunos casos, superan los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud. La presencia del arsénico en agua no está relacionada con causas antrópicas sino más bien con la composición geológica de los suelos de la zona. Esto también ocurre en Necochea, Mar Chiquita y en el sur de Córdoba.
En cuanto a los procesos provocados por la acción del hombre sobre la contaminación del agua, Lupi señala a los agrotóxicos y a la especulación inmobiliaria. En zonas de anegamiento frecuente, donde hay barrios instalados, es común que durante una inundación los pozos ciegos contaminen las perforaciones de donde se extrae el agua para consumo. Muchas veces la poca profundidad de las perforaciones (se extrae el agua de peor calidad de la capa subterránea) o la falta de encamisado de los pozos hace que empeoren los parámetros.
Estas situaciones de anegamiento también se ven afectadas por la construcción de barrios cerrados, que muchas veces realizan un movimiento profundo de los suelos que compran, cambiando la geografía superficial. De esta manera, terminan desviando cursos de agua, pequeños arroyos u obstaculizando el paso del agua, lo que genera que los barrios lindantes no puedan desagotar adecuadamente, como lo hacían antes el agua de la lluvia o, incluso, reciben agua de estos countries por haber cambiado el escurrimiento natural.
Las urbanizaciones cerradas crecieron en forma exponencial en Mar del Plata, un fenómeno que se profundizó a partir de la pandemia. En el ingreso oeste a la ciudad, sobre la Ruta Nacional 226, en un predio de 67 hectáreas se está construyendo Developer Aqua. “Un nuevo barrio privado premium, con arenas blancas, aguas turquesas y un entorno paradisíaco a sólo 15 minutos del centro”, según detallan los desarrolladores en su web.
Para cumplir el “sueño de contar con playa todo el año y muelle propio”, están realizando el movimiento de grandes volúmenes de tierra con el objetivo de construir una laguna artificial de dos hectáreas. Aunque está emplazado en una zona semi rural, el emprendimiento contará con todos los servicios. Del otro lado de la Ruta 226 el panorama es bien diferente: en barrios como Hipódromo, La Herradura y San Jorge la norma es la escasez.
En las últimas dos décadas, Mar del Plata ha sufrido cada verano por la falta de agua en los hogares. El suministro no da abasto para la cantidad de visitantes que llegan. Ante el aluvión turístico es común que el Municipio reparta bidones como medida de urgencia, sobre todo en la zona sur donde los vecinos han llegado a estar más de 20 días sin agua.
El Grupo Aguas, ciencia y organizaciones socioambientales unidas por un derecho
A pesar de las dificultades económicas y del ataque a la ciencia por parte del gobierno de Javier Milei, el Grupo Aguas continúa trabajando en los barrios alejados del centro de Mar del Plata, donde no hay agua corriente ni cloacas. Lupi advierte que “hay una profundización de las políticas que se venían implementando (en los anteriores gobiernos, respecto al extractivismo). El recorte presupuestario fue en la mayoría de las áreas y también hay despidos de gente que tenía una beca o un cargo de investigación, o quienes estaban en áreas administrativas o de mantenimiento y limpieza, así que en cuanto a lo que es el Conicet todo es bastante problemático”.
Junto a las asambleas ambientales de la zona (Luna Roja y Paren de Fumigarnos) y el Observatorio de Conflictividad Social, tienen en marcha una investigación de los procesos de organización sobre reclamos por el agua y bienes comunes del país. “El propósito es realizar un relevamiento que permita comprender en profundidad la dinámica de los conflictos relacionados con el agua en la región, identificando tanto los casos donde las comunidades obtuvieron respuestas positivas como aquellos en los que no se logró satisfacer sus demandas”, indica Lupi.
“La finalidad es poder proporcionar información que sirva a asambleas y organizaciones ambientales para futuras estrategias y políticas relacionadas con el acceso al agua y su preservación. Queremos fortalecer los procesos de organización y de lucha por los bienes comunes”, se ilusiona el científico.
*Edición: Nahuel Lag.
Publicado originalmente en Agencia Tierra Viva