Oaxaca, Oaxaca. “Existe algo en ellos, un aferramiento a la vida y por eso se van de sus países. No quieren que los maten, no quieren seguir matando o que maten al que esta a su lado. Y, que ya no tengan que comer”, explica Patricia Begerez.
A menos de veinte minutos en la periferia de la Ciudad de Oaxaca, se encuentra la colonia Azucenas de la agencia San Miguel Mexicapan, dentro de este cerro, con pocos árboles; casas de lata o cartón, o de cualquier material que ataje el sol o el viento las cuales fueron construidas por migrantes internos o colonos que provienen de los pueblos de Oaxaca, y a lo lejos se puede observar como del Cerro del Fortín de esta “ciudad cultural”. Es ahí donde se encuentra el Centro Adolecentes en el Camino.
En San Miguel Mexicapan se encuentra un refugio, casa, albergue de jóvenes de entre 13 a 16 años de edad, migrantes o expulsados por la violencia de Honduras, Guatemala, Nicaragua, San Salvador que migran de Centroamérica de sus países en extrema pobreza y de la exagerada violencia del narcotráfico, de las Maras Salvatruchas y de las policías centroamericanas lugar de del Centro para Adolecentes quizá el primero e innovador en su existencia.
Un moto taxis, un camión viejo de transporte público sube y descienden trabajadores de todo tipo, albañiles, mujeres trabajadoras domesticas, un mundo de abajo. En cada esquina un letrero con letras escritos a mano alienta a la población sobre la protección contra el mosquito Chinconcuya y una firma de una agrupación de colonos local anuncia la ausencia del Estado en estas zonas de sobrevivencia.
Esta casa de migrantes es parte de la organización Hermanos en el Camino, asociación que nace en Hixtepec y quien es fundador el padre Alejandro Soladinde. Este Centro de Protección Internacional se llama Adolecente en el camino, buscan establecer un marco de protección a los adolecentes no acompañados, explican Graciela González, Carlos Moriano, Sara Bilotto, Patricia Begerez, voluntarios y fundadores de esta experiencia.
“Nosotros hemos visto que el tiempo prolongado que tienen para establecer su normatividad migratoria deberían ser atendidos de forma integral, nosotros hacemos este trabajo”, explica los fundadores en voz de Carlos Mariano.
Los jóvenes migrantes son de Honduras, San Salvador, Guatemala, Nicaragua son atendidos de una forma integral, en capacitación laboral, derechos humanos en todas las “dimensiones del ser, un proceso de formación que buscamos la protección en su concepto más amplio. Pretendemos brindar a estos jóvenes un a México un país como destino, no de transito y que ellos puedan establecer a este país como una alternativa de vida”, explica Carlos.
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