Ciudad de México | Desinformémonos. Los agricultores que producen aceite de palma en Indonesia y Malasia son víctimas de sobreexplotación por parte de grandes empresas como AFAMSA, ADM, Colgate-Palmolive, Elevance, Kellogg’s, Nestlé, Procter & Gamble, Reckitt Benckiser y Unilever, denunció Amnistía Internacional en su informe “El gran escándalo del aceite de palma: abusos laborales detrás de las grandes marcas”.
“Sus productos están en cada supermercado”, señala el informe, “hablamos de la línea de cosméticos Dove, la sopa Knorr, KitKat, el champú Pantene o Ariel. Estas compañías utilizan aceite de palma procedente de plantaciones gestionadas por el mayor productor del mundo: la empresa agroalimentaria Wilmar”.
Los 120 trabajadores entrevistados por Amnistía denunciaron sueldos por debajo del salario mínimo, inseguridad laboral, trabajo al aire libre con exposición a sustancias tóxicas y con gran carga de esfuerzo físico, y trabajo infantil. Respecto al último punto, el informe indica que “niños de sólo 8 años realizan trabajo físico duro y peligroso, en algunos casos tras haber dejado de asistir a la escuela para ayudar a sus progenitores en la plantación».
Las empresas miran hacia otro lado ante la explotación de trabajadores y trabajadoras en su cadena de suministro. Pese a prometer a sus clientes que no habrá explotación en sus cadenas de suministro de aceite de palma, las grandes marcas siguen aprovechándose de terribles abusos», declaró la investigadora principal de Amnistía, Meghna Abraham.
Gran parte de las empresas que utilizan el aceite de palma en sus productos, o que lo comercializan o distribuyen, están acogidas a la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma (RSPO, en sus siglas en inglés).Tres de los cinco palmicultores investigados por Amnistía están certificados como productores «sostenibles» de acuerdo con la RSPO, que une a empresas de la industria que se comprometen en un futuro a utilizar o vender materia prima «limpia» de abusos.
La RSPO emite un certificado llamado CSPO, que fue calificado por Greenpeace como «bastante fallido» y, en la práctica, «un fraude». En teoría, si una mantequilla o una crema cuenta con el logo de CSPO, el aceite que contiene no ha sido fruto ni de la deforestación ni de la explotación de trabajadores, lo cual no tiene relación con la realidad detrás del producto.
«Este informe muestra con claridad que las empresas han utilizado la Mesa Redonda a modo de escudo para desviar un mayor escrutinio. Nuestra investigación reveló que esas empresas tienen políticas firmes sobre el papel, pero ninguna pudo demostrar que hubiera identificado riesgos obvios de abusos en la cadena de suministro de Wilmar», aseguró el responsable de Empresas y Derechos Humanos de la organización, Seema Joshi.
Además de la sobreexplotación, el cultivo de aceite de palma provoca la deforestación de miles de hectáreas de selva, que además está sujeta a incendios para preparar el terreno.