Redes sociales para el cambio en África

Rebeca Mateoz Herraiz/ Periodismo Humanos

Cheikh Fall siempre va provisto del material necesario para estar conectado las 24 horas del día: una tablet y un teléfono móvil con conexión a internet es todo lo que necesita. Aprovecha cualquier pausa de la conversación para asomarse a la ventana de realidad instantánea que ofrece la red. “Yo no utilizo mis redes sociales para cuestiones personales como hablar con amigos o escuchar música”, comenta, “las utilizo para informar”.

Comenzó a utilizar las redes sociales con este fin en 2007, cuando fue a buscar en la red información que necesitaba para un trabajo académico y no la encontró. Fue entonces cuando se dijo: “voy a crearla yo, para que los que vengan detrás a buscarla sí la encuentren”.

Hasta entonces en Senegal no se utilizaban las redes como medio para la transmisión de información “útil” para la ciudadanía, por lo que en cierto modo, se puede considerar a Cheikh como uno de los pioneros en dar ese uso a las redes sociales en su país. Desde entonces, su ciberactivismo cada día va a más.

Este joven senegalés de 31 años, ingeniero informático de formación y ciberactivista de vocación, consiguió -junto a otros factores- que el proceso de elecciones presidenciales de Senegal en 2012 fuese trasparente, tal y como acreditaron organismos internacionales. Su arma para conseguirlo: agrupar a jóvenes blogueros para que  transmitieran en tiempo real a pie de urna, con fotos incluidas de algunas de las actas, los datos de los comicios. La plataforma que crearon, Sunu2012, consiguió aunar las ganas de participación de la ciudadanía con el acceso a la tecnología de un sector de la sociedad. “Mi intención para Sunu2012 era que fuese una herramienta de uso colectivo. Por eso desde el primer momento invité a formar parte de este proyecto a la Asociación de Blogueros de Senegal”.

Esta plataforma permitió que los emigrantes de la diáspora senegalesa pudiesen participar en el proceso electoral “convirtiéndolos en observadores y haciéndoles partícipes de la trasmisión de la información”, comenta Cheikh. “Esto permitió colocar al ciudadano senegalés en el centro de la participación del proceso electoral”, asegura.

Bajo el  hashtag #Sunu2012, la información se difundía de manera tan abrumadora por twitter que terminó convirtiéndose en una fuente de la que bebieron las televisiones del país, sin dejarle otra opción al entonces presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, que la de llamar a su rival, Macky Sall, para felicitarle al enterarse de su derrota a través de las redes sociales.

Por todo ello, Cheikh recibió amenazas de muerte, le pincharon el teléfono, que sigue interceptado a día de hoy por otras campañas que ha emprendido, como el apoyo público que ha mostrado a un bloguero amenazado del Chad y que ha sido expulsado de Senegal donde residía como refugiado político. Pero Cheikh tiene claro que Sunu2012, “fue sólo el inicio” porque la población le sigue pidiendo a los blogueros como él que velen por la transparencia gubernamental, “y lo vamos a seguir haciendo”.

Para Cheikh, el proceso electoral de 2012 en su país fue una revolución pausada, pacífica, tranquila, sin muertos… motivos por los que no despertó interés en los medios de comunicación internacionales, según su propia opinión. Y porque frente a las revoluciones en Libia o Egipto, en el África Subsahariana, no hay intereses geoestratégicos claros.

El caso de Sunu2012 es un caso paradigmático del dinamismo de la comunidad de internautas en el África subsahariana, como señalan Antoni Castel y Carlos Bajo en su ensayo ‘Redes sociales para el cambio en África’, premiado por Casa África. “Cuando hablas del uso de las redes sociales en esta región hay una tendencia a decir “¡Ah, como en las Primaveras Árabes!” (…) Me da mucha rabia porque algunas de las iniciativas de la región subsahariana son genuinas. En el caso de Cheikh, comenzó a utilizar las redes sociales con este fin en 2007, cuando todavía no se habían producido las Primaveras Árabes”, explica Carlos Bajo. Y pone como ejemplo la plataforma Ushahidi (testigo en suahili), que se ha utilizado en todo el mundo en contextos muy diferentes, pero siempre con el objetivo de compartir información útil para la ciudadanía, y que nació en Kenia en 2007, “mucho antes también de esas Primaveras Árabes”, afirma; o el caso de Costa de Marfil en 2010, cuando se usaron las redes sociales para intentar vehicular ciertos movimientos de solidaridad.

En este sentido, comenta Antoni Castel: “África se apropia de las nuevas tecnologías, a pesar de que algunas personas del mundo occidental las vean de su uso exclusivo propio. Los valientes jóvenes africanos demuestran que en sus manos son utilizadas como medio para el cambio social”.

La apropiación de las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación) permite a sus usuarios modificar sus usos originales y adaptarlos a las necesidades concretas de cada comunidad. De tal modo que la plataforma Ushahidi, basada en Google Maps, lo mismo se utiliza para fiscalizar procesos electorales como para dar cobertura a las crisis humanitarias. “A través de las redes sociales se construyen relaciones lo suficientemente sustanciales como para perdurar en el tiempo, lo estamos viendo en España, y si bien es cierto que pueden parecer lazos débiles desde una visión que podríamos llamar conservadora, son lo suficientemente fuertes como para reactivarse de manera rápida cuando hay un nuevo reto al que enfrentarse”, señala Bajo. “Estas iniciativas”, continúa, “se retroalimentan entre sí, aprendiendo de los errores y mejorando gracias a ello”.

“Yo que he tenido la suerte de vivir el proceso de Senegal, creo que es un fenómeno que acaba de comenzar en esta parte del mundo, pero que se va a ir amplificando, mejorando, consolidando…” (…) “La convicción, después de ver algunos casos [en el África subsahariana], es la sensación de que son herramientas que pueden llegar a conseguir ciertos cambios sociales, en el sentido de participación ciudadana, y es un fenómeno que viene desde abajo, muy desde la base, y que está poco mediatizado y controlado”, concluye Bajo.

A pesar de la carestía del uso de Internet por falta de dinero para costearlo y que deja a las zonas rurales fuera del uso de las redes sociales, el teléfono móvil se impone en África. Es una revolución tanto por su valor cuantitativo como cualitativo. En 1998, había cuatro millones de móviles en el continente; ahora, más de 600 millones, con un crecimiento del 20 por ciento en los últimos cinco años. La aplastante mayoría, el 96 por ciento compra un móvil de tarjeta, que recarga en los vendedores ambulantes. Nigeria, con 180 millones de habitantes, es el país que cuenta con más líneas de móvil, con casi 90 millones a finales de 2011. En otros países, ya existen más líneas de móvil que habitantes, como en Suráfrica, con 59 millones de líneas para 50.5 millones de habitantes, y en Egipto, con 80 millones de líneas para 82 millones de habitantes.

Pero del ensayo de Castel y Bajo también se extrae que a pesar de los progresos, el continente africano se sitúa a la cola del uso de Internet. En Nigeria la tasa de conectividad llega al 29 por ciento de la población, es decir, 45 millones de internautas, siete veces más que Sudáfrica y dos más que Egipto.

Senegal

Senegal cuenta con las condiciones más favorables de telecomunicaciones de África Occidental. En diciembre de 2011 tenía alrededor de 2 millones de usuarios de Internet, una cifra ligeramente superior a la media del continente. Facebook es la red social más popular en Senegal. Las cuentas de esta red social ascendían a unas 70 mil justo antes de las pasadas elecciones presidenciales.

Mozambique

En septiembre de 2010, miles de personas, jóvenes en gran parte, salieron a las calles de Maputo para protestar por el aumento del precio del combustible, la electricidad, el agua y los transportes decretado por el presidente, Armando Guebuza. La protesta había sido convocada mediante mensajes de móvil. Después de días de protestas el Gobierno tuvo que dar marcha atrás en su decisión de encarecer los productos de primera necesidad.

Kenia

En Kenia, surge la plataforma Ushahidi, utilizada, con las adaptaciones oportunas, en otros países africanos –Costa de Marfil, Ghana, Liberia y Sudán–, de América Latina –Brasil, Chile, México, Haití, Colombia–, entre otros, e incluso en Estados Unidos, Japón e India. Por su ductilidad puede ser útil tanto para fiscalizar una consulta electoral como para identificar a los actores envueltos en la violencia o coordinar las ayudas en caso de un desastre natural, como ocurrió en el terremoto de Haití de enero de 2010.

Nigeria

El país más poblado de África, Nigeria, con 160 millones de habitantes, cuenta también con la comunidad de Internet más importante, con 53 millones de usuarios, y de telefonía móvil, con 93 millones de líneas.

Una de las acciones más activas del país es Enough is Enough Nigeria Coalition, mediante la cual se podía seguir el recuento de votos y denunciar irregularidades en los colegios electorales. Posteriormente a las elecciones siguió muy activa.

Una de las webs más visitadas del país es la de Sahara Reporters, que promueve un periodismo ciudadano, participativo, en la que se pueden publicar cartas a los dirigentes o lanzar propuestas determinadas.

Ghana

En julio de 2008, diez blogueros ganeses iniciaron la andadura de BloggingGhana (BloGh), una plataforma que compendia la producción de las bitácoras del país o de compatriotas en la diáspora. Cuatro años después de su nacimiento, la web recogía las novedades de 263 blogs y añadía también los comentarios vertidos por sus usuarios a través de Twitter.

Otra de las plataformas puestas en marcha de cara a las elecciones de 2012 fue Ghana Votes, que se organizó como una herramienta que facilitaba las denuncias de irregularidades en el proceso y de todo tipo de incidencias relacionadas con las elecciones.

Angola

El 5 de marzo de 2011, miles de personas se concentraron en varias ciudades angoleñas para corear consignas en favor del presidente, José Eduardo dos Santos, y del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), en el poder desde la independencia de Portugal, en 1975.

Las manifestaciones fueron una respuesta gubernamental a la convocatoria de una protesta contra dos Santos y su gobierno para el día 7 de marzo, planteada en un blog por un anónimo.

Con el propósito de coordinar las protestas, se crea una de las webs más activas, Central 7311. En su presentación, reivindica el “periodismo ciudadano” en contraposición a “nuestros viciados medios de comunicación social”. Central 7311 será una referencia en la convocatoria de la segunda manifestación, más concurrida que la primera, y a la que le seguirán otras, siempre convocadas por Central 7311 y difundidas por las redes sociales, tanto las situadas en Angola como en la diáspora, en gran parte en Portugal.

Un año y unos meses después de su nacimiento, la web publicó su primer boletín en papel, distribuido por las calles de Luanda. Un proyecto, como reconocen los impulsores de la web, “enfocado esencialmente para las personas que no tienen acceso a estos juguetes”, en alusión a un Internet que no llega a gran parte de los luandeses.

Publicado el 16 de diciembre de 2013

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