Las raíces de los tiroteos indiscriminados en Estados Unidos

Brentin Mock Traducción: Clayton Conn

Nueva Orleans, Estados Unidos. Periodista y documentalista, Deborah «Big Red» Cotton fue una de las 19 personas que resultaron heridas en el trágico tiroteo que se dio durante el desfile de la»segunda línea» del Día de la Madre, el 12 de mayo de 2013, en Nueva Orleans. En total, diez hombres, siete mujeres y dos niños de 10 años de edad resultaron heridos. Cotton acababa de lanzar su propio sitio web, NewOrleansGoodGood.com, que informa sobre los restaurantes desconocidos y las atracciones normalmente ignoradas por los principales medios de comunicación.

Pero Cotton también escribe acerca de los problemas de violencia y pobreza en Nueva Orleans, en gran parte ignorados. La trágica ironía de estar herida en un desfile de la “segunda línea” (el grupo que va bailando detrás de la banda de música) es que ella escribió frecuentemente sobre este mismo tema en su blog.

Cuando una mujer fue asesinada hace tres años después de un desfile de la “segunda línea”, y algunos periodistas intentaron encontrar causalidades y correlaciones entre el asesinato y la tradicional segunda línea, Cotton escribió: “El lamentable asesinato que ocurrió el domingo no es un síntoma de la cultura de la segunda línea. Por el contrario, es directamente atribuible a los problemas sociales profundos para los que Nueva Orleans aún tiene que conseguir un asidero firme. Se trata de un sistema de justicia penal quebrado que permite a los asesinos llegar con facilidad y mantiene a malos policías que, a su vez, socavan la fe de los habitantes en la cooperación con las autoridades; se trata de un sistema de educación roto, que coloca a ciudadanos que no pueden funcionar como adultos en el mundo profesional; y se trata de una economía basada en dos sectores que impiden las oportunidades: el turismo y el gobierno. Para poner fin a la cultura de muerte, hay que reconocer y abordar los problemas de sus raíces legítimas y apartarse de los prejuicios raciales, que sirven para marginar aún más a una comunidad angustiada”.

Podemos acabar con la historia allí. Sólo que el 12 de mayo, Cotton quedó atrapada en el fuego cruzado de todos estos sistemas rotos que produjeron a quien le disparó, al igual que los otros 18 que resultaron heridos de bala. En un video publicado –siniestramente- hace casi exactamente un año por Triangle Park Productions, Cotton expresó su preocupación por la violencia en Nueva Orleans y también su compasión y su amor por los hombres negros de la ciudad, que son frecuentemente los autores y las víctimas de esa violencia.

Funcionarios del FBI señalaron que lo sucedido el 12 de mayo fue «violencia callejera» y no un acto de terror, pero Ariella Cohen, amigo de Cotton y editor de Next American City, preguntó por qué es necesaria esta distinción. Escribió:

“Esta distinción es preocupante porque separa un delito que se reconoce como contra ‘todos los americanos’ de otro que se reconoce como un subproducto de una sub-cultura urbana americana, una subcultura que pasa a tener asociaciones raciales y de clase”.

La abogada local Samantha Kennedy, que trabajaba en Tucson después de los fusilamientos masivos, cuestionó si los servicios de atención al trauma estarían disponibles para las comunidades de Nueva Orleans, ya que se ofrecen en Arizona y Colorado. «Tenemos un trastorno por estrés postraumático (TEPT) multigeneracional y multicapa en esta comunidad», escribió Kennedy en Facebook. «La violencia engendra violencia porque trauma engendra trauma. Vivimos en una comunidad altamente traumatizada. ¿Cuándo vamos a tomar las necesidades bioquímicas y emocionales de nuestro pueblo en serio?»

El gobernador Jindal permitió el cierre de un programa de salud mental en Louisiana que sirvió a los niños «en riesgo» de bajos ingresos, pero propuso una legislación que reestructurará los servicios de manejo de casos para la población infantil.

Publicada originalmente en Colorlines.

Publicada el 20 de mayo de 2013.

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