«Es como si nosotros, los favelados, no reconociéramos ninguna otra autoridad que la impuesta por la fuerza bélica»

Entrevista de Joana Moncau Fotos: EBC

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Rio de Janeiro, Brasil. Francisco Marcelo da Silva, de 36 años, nació y vive en el complejo La Maré, en Río de Janeiro, uno de los más grandes de la ciudad, integrado por  16 comunidades, con una población de alrededor de 156 mil personas, y está en la lista de las favelas que serán «pacificadas» por la política de Unidades de Policía Pacificadora (UPP). «Yo crecí aquí y estudié en escuelas de aquí para ir a la universidad «, relata. Universitario de «primera generación», como dice, o sea, el primero en una familia de cinco hermanos que llegó a la universidad tras la abolición de la esclavitud en 1888, tiene licenciatura en Geografía y una maestría en Educación. «Yo no soy un experto en el tema de la ocupación, escribo lo que siento y percibo», señala respecto a su artículo publicado sobre el tema. “Mi interés en el tema se le dio de modo casi natural: soy residente de la favela y La Maré está en la ruta de las favelas que serán pacificadas».

¿Cómo leer el interés detrás de las ocupaciones de Manguinhos y Jacarezinho?

Manguinhos y Jacarezinho ocupan un área importante de la ciudad que incluye ferrocarriles y autopistas que, debido a los conflictos entre narcotraficantes y la policía, llegó a ser conocida como “la Franja de Gaza”. Otro factor es que estos barrios sirvieron como territorio de exilio para los traficantes de otras favelas ocupadas, esas ocupaciones empujan a traficantes a las zonas periféricas de la ciudad. Estos barrios están también dentro del cinturón geográfico que rodea la seguridad de los partidos de la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos.

¿Puede abundar sobre la relación entre la instalación de las UPP y los grandes eventos deportivos que tendrán lugar en Brasil en 2014 y 2016?

Las UPP son la garantía que ofrece el Estado brasileño de que no se registrarán incidentes importantes durante estos eventos. Mediante el análisis de las ocupaciones realizadas hasta el momento, a excepción de la favela Batan, en el oeste, todas las ocupaciones están directamente relacionadas con el proyecto de obtener un cinturón de seguridad que rodee barrios del sur y el norte. Las favelas de la zona oeste no tienen ninguna previsión para su ocupación.

“Ocupar”, “retomar”; algunos de los términos usados hacen evidente la disputa por un territorio. ¿Qué es este territorio en disputa? ¿Cómo surgen las favelas y cuál es el papel de la comunidad en estos espacios?

Las favelas, al principio, ocupaban zonas de difícil acceso y de poco interés para la especulación inmobiliaria. Como los trabajadores necesitaban permanecer cerca de sus lugares de trabajo, comenzaron a ocupar las colinas cerca de estos lugares, como en el centro y en el sur, y cerca de vías rápidas, como es el caso de La Maré, que está entre tres carreteras principales de la ciudad.

Las favelas, al ocupar estos espacios, fueron las responsables de su desarrollo urbano. Casi todo en las favelas fue construido por sus moradores; el Estado vino mucho más tarde ofreciendo algunas políticas públicas que, con el tiempo, se precarizaron por la falta de mantenimiento y cuidado. A las favelas y sus alrededores llegaron una serie de servicios que valorizaron esos terrenos y despertaron el interés de la especulación inmobiliaria.

También es cierto que el perfil de los y las residentes (negros y pobres, en su mayoría), la estética de las favelas, su arquitectura, que subvierte el modelo importado de los Estados Unidos y Europa, así como su proximidad a puntos turísticos y económicos de la ciudad, siempre han molestado las elites.

¿A qué se debe el interés actual del Estado en dicho territorio? ¿O su interés es en las personas?

El interés del Estado es económico y social a medida que «recupera» el control sobre esos territorios y disminuye los niveles de violencia en estos lugares y sus alrededores, ya que limita la acción de los grupos armados que anteriormente tuvieron el dominio territorial de esos sitios.

Por supuesto, se trata de intereses políticos porque las UPP eventualmente se convierten en moneda de cambio y propaganda de campaña política de los gobernantes. Por otra parte, las UPP garantizan el cobro de tarifas en dichos espacios, algo anteriormente obstaculizado por la presencia de grupos armados criminales. Las UPP también aseguran la entrada de algunos servicios básicos y la presencia de empresas privadas que ahora ofrecen servicios como la venta de telefonía y televisión por cable.  

¿Por qué, después de tanto tiempo de negligencia con esas áreas y sus habitantes, el Estado decide ocuparlas justo con la policía?

Se cree que los favelados son potencialmente peligrosos. Esta creencia conduce a menudo los actos de violencia del Estado en esos territorios. Otra cuestión es el tiempo que tardaría una ocupación, a través de la implementación de servicios públicos de calidad y de acciones sociales de mediano y grande porte -y sin ninguna garantía- para lograr los resultados deseados.

La policía, además de ser conocida por la brutalidad de sus acciones, también es el brazo armado del Estado. Sería otra versión de un grupo armado en los territorios favelados, reinando su dominio, imponiendo sus reglas y la mediación de conflictos. Es como si nosotros, los favelados, no reconociéramos otra autoridad que la impuesta por la fuerza bélica.

Una fuerza policial que históricamente actúa con violencia contra los negros, los pobres y los jóvenes, en particular, ¿realmente podría traer la paz a las favelas?

La policía, tal como la conocemos, no. No puede ofrecer nada que no haya aprendido a construir y a valorar. Por lo tanto, los agentes de policía de las UPP serían nuevos, con diferentes orígenes y mentalidad, sin los vicios de los policías antiguos, en su mayoría involucrados con la corrupción, sobornos y escuadrones de la muerte. Es necesario implementar otro modelo de policía, o bien traer hacia las favelas la misma política de seguridad que se ofrece en los barrios ricos del sur, como Ipanema, Leblon, Gávea, etcétera. De lo contrario, se corre el riesgo de que presenciemos un Estado paralelo de hecho, ya que se aplicarían dos diferentes políticas de seguridad dentro de la misma jurisdicción.  

¿A que te remite el término «pacificación»?

El término es muy malo, se refiere a una militarización. Pero el mayor problema, finalmente, es el hecho de que la «pacificación» nos lleva a otro término que se utiliza demasiado: «guerra». Para tener paz, debemos tener una guerra, y eso no es de lo que somos testigos en las favelas, ya que la existencia de tráfico de drogas está directamente relacionada con la corrupción de funcionarios públicos.

Otro punto de ese término es la imposición de un modelo cultural, un paradigma que impone un tipo de saber-estar, dictando a los habitantes de las favelas cómo vestirse, qué escuchar, cómo comportarse, entre otros, con una práctica prejuiciosa y discriminatoria.

¿Cómo las UPP están relacionadas con la especulación inmobiliaria?

Las UPP causan lo que se conoce como «remoción blanca». Es decir, provocan un proceso de valoración de los territorios ocupados sin preocupaciones sociales, como la creación de tarifas sociales para los servicios de abastecimiento de agua, energía, recolección de basura, impuesto predial, etcétera.

Al ocupar los territorios favelados y simplemente imponer a la población tasas que no puede pagar – porque justo por ello viven en la favela-, les obliga a negociar sus hogares. Esa gente busca viviendas en las favelas de la zona oeste, donde pueden mantener el mismo nivel, pero ahora en los lugares más distantes de los centros urbanos y sin los lazos culturales y emocionales construidos a lo largo de toda una vida.

¿Cómo evalúa la celebración de las UPP?

Los medios de comunicación celebran, y esto no es diferente entre los habitantes de las favelas. Pido licencia poética para utilizar el término «menos peor», básicamente se trata de eso. A lo largo de la existencia de las favelas han pasado muchos grupos armados criminales que dominaban el territorio. Entre ellos, el grupo armado representado por el Estado es el «menos peor».

¿Estás a favor o en contra de la política de la UPP?

Estoy a favor de la preservación de la vida, especialmente de los y las jóvenes negros y negras, y a favor de la retirada de la ostentación de armas; pero estoy en contra del modelo implementado, que atribuye a los comandantes de las UPP  el rol de nuevos líderes en un claro intento de tutelar a la gente. Éste no debería ser el papel de la policía. Las UPP deberían existir para proporcionar a la gente la garantía para ejercer su ciudadanía, estos territorios deben regresar a la ciudad.

Desafortunadamente, las UPP representan un intento por parte del Estado, con el apoyo de la iniciativa privada, de explotar económicamente el mercado de la clase C, formado por los principales consumidores de servicios baratos y de calidad dudosa.

Publicado el 22 de Octubre de 2012

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