La artista veracruzana Dora Bartilotti visibiliza la violencia de género en el contexto de las urbes latinoamericanas a través de la pieza participativa Voz pública. Arte, activismo y feminismo. Con su proyecto, que se exhibe en el Museo Universitario del Chopo hasta el 3 de abril, busca amplificar la protesta contra los actos misóginos y machistas, y lo hace a partir de una serie de mediaciones tácticas que presenta en tres partes.
La primera está basada en una plataforma virtual en Internet, la segunda consiste en un textil electrónico y sonoro que contiene testimonios anónimos de violencia de género, y la tercera se concreta en lo que ella denomina laboratorios urbanos La rebelión textil, que son espacios de diálogo, reflexión y convivencia en los que se aborda colectivamente la problemática.
La exposición consta de una serie de fotografías que dan cuenta del trabajo de Bartilotti realizado desde 2018. La joven artista egresó de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM y su trabajo se ha presentado en México, Canadá, Brasil y Colombia.
“Voz Pública… busca ser un mecanismo emisor de presencias que han permanecido neutralizadas por una sociedad que aún discrimina a la mujer y que invisibiliza las violencias que la atraviesan”, expresó la artista durante una entrevista. “La intención es bordar resistencias colectivas, accionar cuerpos como portavoces en la urdimbre de lo público y hacer resonar todo el tiempo la palabra politizada y las materialidades. El proyecto hace uso del cuerpo como una forma de ocupación del espacio urbano, a manera de denuncia y demanda colectiva por recuperar nuestro derecho a la ciudad, mediante una suerte de tecno-feminismo y activismo creativo”.
En la plataforma en línea, donde mujeres y personas no binarias que han vivido violencia comparten relatos textuales, se puede leer casos como los siguientes: “Mi padrastro abusó sexualmente de mí durante nueve años. Nunca nadie de mi familia me creyó o se dio cuenta”… “Cuando recién empecé a salir con un chico que me atraía (hace como 2 años) criticó mi cuerpo diciéndome que no tenía tetas ni culo”… “Es horrible salir a la calle en vestido y que varios hombres te estén morboseando”… “El tipo con el que andaba me citó afuera del Metro Camarones, me amenazó diciéndome que me iba a quemar la cara con ácido y que me iba a despojar de mi belleza. Después de que dejé de verlo siguió amenazándome de muerte por medio de correos electrónicos y mensajes de texto”.
Estos y muchos más relatos se vinculan estrechamente con las otras dos partes del proyecto. “La segunda –dijo Bartilotti– se diseñó como un sistema de computación colocado dentro del textil, un pequeño circuito portable que retoma los relatos y los convierte a voz, dándoles cuerpo y presencia pública en el espacio urbano”. Es una transición del texto al textil, a la voz y al cuerpo, todo lo cual le da un sentido de corporeidad a la denuncia.
La tercera parte se integra por una serie de laboratorios y se titula La rebelión textil: laboratorios de textiles electrónicos y activismo feminista. El objetivo es generar acciones públicas para activar dispositivos como una forma de acción y protesta colectiva por recuperar el derecho a la ciudad. Son espacios artísticos pedagógicos en los que se generan cartografías y textiles como cuerpos colectivos para activar los relatos: “Cuando tenía 15 años me pinté las uñas de negro, mi papá al verlas tomó mi mano despectivamente y me dijo: sólo las putas se pintan así las uñas. Después soltó mi mano”… “Cuando tenía 12 años, un compañero de la orquesta donde tocaba me empujó a un armario y entró conmigo. Bloqueó la salida y le puso llave a la puerta. Me dijo que si lo besaba podría salir”… “Hoy leí que mataron a cuatro mujeres este fin de semana. A una la enterraron, a otra le prendieron fuego, a otra la mataron y luego tiraron su cuerpo al río. A la última la golpearon hasta su muerte”.
Voz pública… es una pieza en que las “cuerpas feminizadas y las personas no binaries” escriben sus relatos. Apropiación de tecnologías textiles para dar una presencia física a través del sonido a aquellos relatos que previamente han sido compartidos. Es también, de acuerdo a su creadora, una forma de hilarlos a un sentido de corporeidad. En esta exposición el visitante podrá darse cuenta cómo el textil se llega a transformar en lienzo de protesta portable, en una metáfora que entreteje arte, tecnología, tejido y sociedad. Los relatos se consultan y escriben en www.vozpublica.cc/relatos.php.
Publicado originalmente en Gaceta UNAM