Vivir con insuficiencia renal durante la pandemia

Sixto Raymundo y Mauricio Tizapan

Fotografías: Mauricio Tizapan

Ciudad de México | Desinformémonos. Para Víctor, Santiago y más de 17 mil pacientes renales, la llegada del Covid-19 a México significó una caída de entre 66 y 73% en el número de trasplantes realizados entre 2019 y 2020. De acuerdo con el primer reporte trimestral del 2021, emitido por el Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA), durante este año se practicaron 211 trasplantes de riñón, en comparación con el 2020, cuando se realizaron 625 y en el 2019, 691.

Por prescripción médica, Víctor solamente puede tomar algunos mililitros del vaso con agua, para evitar la acumulación de líquidos en su cuerpo, sin embargo, a la sed nada la engaña, y decide calmarla partiendo una naranja en dos. Su enfermedad crónica renal empezó a los 19 años y a los 21 logró un trasplante de riñón.

-Tengo sed. Es que hizo demasiado calor en la madrugada

El día para Víctor comienza cuando el sol aún no sale, entre el silencio total que impera en las calles y la oscuridad del amanecer, las luces de su cuarto son las únicas encendidas en todo el andador. Rodeado de medicamentos, se alista para salir, comienza a arreglarse; desodorante en el sobaco, crema en las manos, labial para la resequedad y perfume abundante en la ropa, mientras escucha a Jarabe de Palo.

El joven vive al poniente de la Ciudad de México, en una comunidad cubierta con pavimento de cemento; su casa se encuentra en la parte media de un cerro, por lo que diariamente, tiene que subir y bajar cientos de peldaños. Cansado e hipertenso, desciende escalón por escalón; degustando sus medias naranjas.

Al final de las escaleras, se encuentra con una avenida desierta y alumbrada por unas cuantas lámparas; el reloj marca cuarto para las cinco de la mañana, se dispone a esperar un medio de transporte. De inmediato, un taxi anuncia la parada -taxímetro normal ¿verdad?, vamos para Polanco; aborda en dirección al Hospital Grupo Ángeles para su sesión de hemodiálisis, a la que tiene que asistir a pesar de que hay un virus que ronda por el mundo.

Durante el trayecto, su mano sostiene el tubo de una inyección llamada “eritropoyetina”, que guarda en su bolsillo y olvida tirar;

-Me la puse el viernes, es importante después de cada sesión de hemo; la insuficiencia renal, es una enfermedad que te va pudriendo el cuerpo y no es literal, todos los desechos que debes eliminar por la orina, no salen, te los quedas dentro; esos desechos llamados toxinas te empiezan a pudrir y se nota: tu cuerpo cambia, tu apariencia, el color de tus ojos, tu piel se vuelve seca, te molesta el solo hecho de que la ropa te toque, tu comida te sabe a fierro y te dan ganas de vomitar con solo olerla, no saboreas nada.

Víctor continúa:

-Tu ánimo y tu espíritu poco a poco se marchitan. Tu vida, tu entorno social y tu mente cambian, el cambio es extremo que a veces da miedo, se te van las ganas de vivir, las ganas de luchar y en ocasiones deseas morir. No hay dolor, solo síntomas: mareos, vómitos y cansancio. Qué decir de la anemia, debilita tu cuerpo, caminar es una labor imposible que al llegar a tu destino te das por bien servido, tus riñones, se van a huelga y dejan de producir hormonas, esta inyección de eritropoyetina, me ayuda con la anemia porque genera nuevos glóbulos rojos, hace que me sienta un poco mejor. agregó.

El taxímetro sigue con su constante cambio de números, antes de llegar, Víctor guarda lo que quedaba de sus pedazos de naranja; -hay que tener cuidados con los líquidos, dice, algunos pacientes, cuando toman demasiada agua, se les va para los pulmones o al corazón, por lo que la mayoría mueren por un fallo respiratorio o infarto; la conversación termina cuando llega a su destino.

La sala “C”

La oscuridad de la madrugada sigue en su máximo esplendor, Víctor baja lentamente del taxi, y cruza la calle para toparse con el hospital al que asiste tres veces a la semana desde el 2013, año en el que dejó de funcionar su primer trasplante de riñón. “Lo que me levanta es tener la fuerza que tiene cualquier persona, uno debe depender de uno mismo y la vida te pone situaciones donde tienes que dar pasos hacia adelante, hoy solo digo: cómo chingada madre no se va a poder”, explica mientras se prepara para su sesión de hemodialisis.

La puerta del hospital se abre, por lo que Víctor se dirige a la sala C; mientras espera su sesión, y rompe el silencio: “me mandaron con la psiquiatra, para que entienda lo que es la muerte”, suelta una carcajada y agrega: “algunas veces no duermo nada, me entra el insomnio, la desesperación, las preocupaciones y las complicaciones de la enfermedad”.

Desde la recepción gritan, “¡Don Víctor!”, de inmediato, él pasa a un cuarto con máquinas de hemodiálisis, una seguida de otra, acompañadas de un sillón cubierto con una manta blanca. Dentro del lugar se destaca el trabajo y esfuerzo de enfermeras y enfermeros que motivan a los pacientes, como es el caso de la doctora Juana Ochoa, que le dice a Víctor: “eres muy fuerte, tan fuerte como un tanque”.

Al terminar la sesión de hemodiálisis, Víctor se hace notar y sale de una manera muy diferente, cambia su semblante, se ve más alegre, tranquilo y como nuevo; como si volviera a renacer en cuerpo.

Salvar una vida

Después de que la hemodiálisis extrae los desechos metabólicos de Víctor, el hambre llama. Compra un sándwich del puesto de Sarita, señora conocida por fiar producto cuando no se lleva el dinero suficiente, “total, se que va a regresar a su sesión de hemodiálisis”, señala con pena. Allí, en la entrada del hospital, junto a Doña Sarita, se encuentra Santiago, ex paciente de hemodiálisis, que espera a que abran las puertas del hospital para ingresar a consulta y, que desde marzo del 2020, no ha podido ver a su nefrólogo de cabecera; además, el protocolo para su trasplante de riñón se detuvo a raíz de la pandemia, pero esta mañana espera ser atendido y obtener medicamento.

El camino para el trasplante es difícil, porque a veces en el hospital del IMSS te llevas malas experiencias; más en plena crisis sanitaria, estar en la lista de espera se ha convertido en un martirio. Es una sensación horrible, sabes que con esta enfermedad tu salud y cuerpo se va deteriorando, que en cualquier momento puedes morir y no por falta de atención, sino porque todos los esfuerzos del personal de salud están destinados al COVID-19“, dice Santiago mientras Víctor lo escucha.

En México, las cifras del Centro Nacional de Trasplantes indica que siete de cada diez personas están a favor de la donación de órganos, siempre y cuando no sean los suyos o de algún familiar, lo que refleja que en el 76% de los casos, los familiares se niegan a que el fallecido se convierta en donante, aunque éste haya dado su consentimiento antes de morir.

Cada 26 de septiembre se celebra en México el Día Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos, con el objetivo de generar conciencia y reflexionar sobre el valor de la donación. En España existen 30 donadores por millón de habitantes, mientras que en México sólo tres donadores por cada millón de habitantes.

*Este reportaje fue producido por estudiantes del Taller de Periodismo de Investigación del plantel Tezonco de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).

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