Vivienda, desempleo y pandemia, los lastres América Latina

José Díaz

A inicios de la pandemia de la COVID-19, conocida como coronavirus, cuando en marzo comenzaban las medidas de restricción social en Asia y parte de Europa, los análisis advertían que el impacto en América Latina podía ser mayor que en estas otras regiones. Las desigualdades sociales, las crisis que vivían algunos países y la pobreza se agudizaron durante los meses de confinamientos.

Sin embargo, uno de los problemas específicos que más notoriamente reflejó el confinamiento fue la gran deuda de vivienda social que viven la mayoría de países latinoamericanos. Una de las consecuencias de que el confinamiento fallara, se debió principalmente a la precariedad de la vivienda en América Latina, sumado al desempleo.

“Las ciudades han sido el epicentro de esta pandemia y la vivienda ha sido la primera línea de defensa y protección, lo cual arroja luz sobre una problemática pendiente de solución desde hace décadas”, explicóTatiana Gallego, jefa de la división de Vivienda y Desarrollo Urbano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La fatal de servicios públicos como transporte y alcantarillado en las periferias de las principales ciudades de la región dificultaron el cumplimiento de las medidas de restricción social. Eso sumado a la falta de electricidad y de acceso a Internet, lo que impidió el desarrollo de actividades como el teletrabajo y la educación a distancia.

Desempleo, pobreza y vivienda social

De acuerdo con un informe temprano de la Organización Internacional del trabajo (OIT), en América Latina y el Caribe se han perdido aproximadamente 34 millones de empleos. A eso se le suma el potencial cierre de 2,7 millones de empresas, en su mayoría pequeñas y medianas, lo que generaría otros 8,5 millones de desempleos para el 2021.

“Enfrentamos un desafío sin precedentes, el de reconstruir los mercados laborales de la región, lo cual implica abordar las fallas estructurales que se han agudizado con la pandemia, tales como la baja productividad, el nivel elevado de informalidad, y la desigualdad de los ingresos y de oportunidades de trabajo decente”, declaró el director regional de la OIT, Vinícius Pinheiro.

A la lucha por la vivienda digna, una agenda icónica de los movimientos sociales en América Latina, se le suma el desplome de la economía y la empleabilidad. Los cálculos iniciales de los organismos internacionales hechos a medidos de año subestimaron los problemas sociales en la región. La mortalidad y la pobreza terminaron impactando mucho más de lo esperado. ¿Tendrá el 2021 buenas noticias?

Publicado originalmente en Servindi

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