Foto: El Imparcial del Istmo

Desde hace dos años en San Pedro y San Pablo Ayutla ya no se cosecha como antes, las prioridades de la población han cambiado radicalmente desde que un conflicto (latente desde hace más de 50 años) escaló en 2017, cuando sus vecinos de Tamazulapam se posesionaron del acceso a un manantial que los surtía de agua.

Hoy las enfermedades gastrointestinales y los problemas de la piel aquejan a la población más vulnerable: los niños y ancianos, pues atrás quedaron los días en que consumían el agua cristalina, ahora no tienen más remedio que abastecerse del líquido que es transportado por alguno de los tres arroyos que pasan por la población, agua que resulta insuficiente para proveer a los 5 mil habitantes de esta comunidad mixe.

“No queremos problemas y por eso esperamos que este año por fin se solucione el conflicto”, refiere un anciano que pide omitir su nombre por el miedo que se vivió en la población cuando se reavivó la disputa por 150 hectáreas y que dejó como saldo seis heridos, una asesinato y cuatro mujeres secuestradas que días después fueron liberadas.

A pesar de las claras violaciones sufridas en su contra, los habitantes de San Pedro y San Pablo Ayutla son claros al deslindar responsabilidades: el Gobierno del Estado los ha abandonado.

Este material se comparte con autorización de La Minuta