Hace apenas horas corrió la noticia según la cual estudiantes de seis facultades de la Universidad Estatal de California, en Estados Unidos, emprendieron una huelga de hambre indefinida en protesta por el alza de las matrículas que, en la última década, ha sido de 318 por ciento. Alumnas y alumnos de esa Casa de Altos Estudios exigen la congelación de las matrículas y la rebaja de los altos salarios de los funcionarios administrativos del centro; y denunciaron que, paralelamente, se han impuesto recortes de un millón de dólares al presupuesto de las 23 facultades de la Universidad —reflejan medios de prensa. A la vez, el presidente la Cámara Baja de ese Estado Made in USA, John Pérez, ha propuesto la cancelación de excepciones tributarias a empresas para crear un fondo con el que se pueda reducir en una tercera parte el costo de las matrículas; mientras que se considera que de no aprobarse la iniciativa denominada Acta de la clase media de California, las afectaciones serán significativas. Es que tanto la Universidad Estatal como la Universidad de California serán atacadas con un recorte de 200 millones de dólares, amén que los Colegios Universitarios enfrentarán otro por 298 millones de dólares; al tiempo que Charles B. Reed, rector de la primera de ellas, manifestó: “La demanda y la necesidad de asistir a los colegios comunitarios y universidades es más grande que nunca mientras que la inversión es la más baja de los últimos 40 años”. Tras conocer del asunto, rememoré que en noviembre último un grupo de estudiantes de economía de la Universidad de Harvard tomó la decisión de retirarse en bloque de la cátedra de Introducción a la Economía del ¿prestigioso? recinto norteamericano, en protesta por el contenido y el enfoque desde el cual se imparte esa materia, sin obviar el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica —consideran ellos. Entonces, justo al celebrar el natalicio de Carlos Marx (1818/ 5 de mayo/ 2012), a mi mente vino su extraordinario talento, cuando sostuvo: “La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al sabío, los ha convertido en sus servidores asalariados” —escribió junto a Federico Engels en Manifiesto del Partido Comunista, treinta años después de llegar al mundo. He aquí el porqué subrayo, sin temor al equívoco: acaso asomé una muestra del ¿paraíso terrenal? ¿iQuién lo hubiera dicho, años atrás!? Pues, ni más ni menos que el mismísimo Carlos Marx.
Universitarios de Estados Unidos en huelga de hambre ( Kaosenlared, 5 de mayo2012)
Noel Manzanares Blanco
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