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Unión Hidalgo, comunidad zapoteca con cultura, amenazas y pendientes

Diana Manzo

Unión Hidalgo, Oaxaca. Llegar a Unión Hidalgo, Oaxaca, ubicado al norte de la Laguna Superior en el Istmo de Tehuantepec, es sentir un calor húmedo. Sus calles fueron diseñadas y trazadas por Nemecio C. Rementería, un hombre originario de los Valles Centrales de Oaxaca, quien dejó un legado importante a la comunidad. Hoy son sólo recuerdos, porque con el paso del tiempo el diseño arquitectónico de la comunidad se ha modificado sin que las autoridades lo detengan, pero hay algo valioso que ha florecido y es la cultura. Así lo reconoce José Arenas, activista y fundador del colectivo Binni Cubi.

Unión Hidalgo, llamado también “Ranchu Gubiña” y conocido como “Tierra de las muchachas bonitas”,  es un pueblo binnizá (zapoteca) fundado el 29 de septiembre de 1882. En esta comunidad, a pesar de que la lengua zapoteca va en declive porque se habla cada vez menos, hay esfuerzos como el del colectivo Binni Cubi de realimentar la vida cultural de la comunidad.

“Elaboramos una lotería en zapoteco con el apoyo de Pacmyc”, explica José Arenas, coordinador general de Binni Cubi, quien denuncia que para las autoridades no hay una sola iniciativa propia que busque revitalizar la lengua.

En este municipio habitan unas 15 mil personas y hay barrios, colonias, un río llamado «Espíritu Santo», un estero al que nombran Estero Guie’ y un palmar. El comercio, la agricultura y la ganadería son de las principales actividades, sin olvidar la actividad magisterial a la que se dedica gran parte de la localidad.

José Arenas explica que no sólo basta estar orgulloso de la tierra, sino que también hace falta que la comunidad se involucre más en proyectos comunitarios, como el que ellos vienen realizando desde hace dos décadas de forma independiente.

“No veo mucho avance en la voluntad de la autoridad municipal, y de nosotros como comunidad hacen falta más acciones. Es necesario considerar una «cruzada» que vaya más allá del discurso y del orgullo”, expresó.

Además de la lotería en zapoteco, el colectivo Binni Cubi realizó durante una década un festival cultural que incluía música y poesía en zapoteco. En el 2011 promovió el proyecto de “Nuestros Abuelos, nuestras raíces” y ha realizado un total de 25 murales, pero sólo permanecen en pie 16, pues nueve se cayeron con el terremoto del 2017.

En el 2020, en plena pandemia del Covid-19, José Arenas y el colectivo impulsaron el proyecto “Lotería de apodos de personajes del pueblo” bajo el formato de murales. Actualmente hay 38 distribuidos en la comunidad, y la idea es elaborar 54. Este proyecto es 100 por ciento comunitario, la gente dona los apoyos y las cartas se realizan por artistas y jóvenes altruistas.

Además, en el colectivo crearon una radio comunitaria llamada “La otra radio 99.9 F.M”, que desde 2010 busca revitalizar la vida comunitaria y además ofrece programas donde adultos mayores comparten su sabiduría por la música tradicional y el arte.

Los temas pendientes de Unión Hidalgo

La cultura no lo es todo, asegura José Arenas, quien al hacer un balance de las necesidades de la comunidad reconoce que el tema de la basura, agua potable, inseguridad y obras sociales son pendientes no del trienio actual, sino de siempre.

La comunidad no tiene un basurero para residuos propios, tiene que rentar un espacio con el municipio de Juchitán. Además el sistema de agua potable comunitario todavía es con material de asbesto, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo tiene prohibido.

Respecto a las obras sociales, desde que comenzó la administración municipal que preside Juan Jesús Rasgado no se conoce el Plan Municipal de Desarrollo y tampoco las obras prioritarias a realizar.

Lo que sí va en aumento, dice el activista, son los asaltos y la inseguridad, pues en las últimas semanas se han registrado por lo menos cinco a comercios y ejecuciones.

El abandono también se nota en los cuerpos de agua «Playa Unión, Río espíritu Santo y Estero Guíe» sin olvidar la reserva comunitaria «El Palmar», donde no hay propuestas de conservación ni rescate. Al contrario, estos sitios naturales y considerados sagrados están abandonados y llenos de basura.

Unión Hidalgo y la defensa del territorio contra las eólicas

La defensa del  territorio y el medio ambiente también es parte fundamental de esta comunidad indígena. En el 2004, la empresa Desarrollos Eólicos Mexicanos (Demex) convenció a los campesinos de rentar sus tierras. En ese entonces no había una ley de consulta en México, por lo que sin importar el Convenio 169 de la OIT se instaló el parque eólico Piedra Negra 1 y después llegó Piedra Negra 2.

El ruido de las turbinas localizadas a menos de 500 metros de la zona urbana de Unión Hidalgo es fuerte e incómodo a las familias que viven a sus alrededores. Esta es una de las principales causas por la cual Edgar Martín Regalado, defensor zapoteca, se opone a las eólicas.

Además del ruido, la operación del parque eólico Gunna Sicarú que pretende instalar la empresa Eólica de Francia (EDF) afectará tierras de la sierra Tolistoque, y en la Laguna Superior afectaría grandemente el sistema de riego de agua, así como los afluentes como ríos y esteros.

“Las turbinas para su operación ocupan cientos de litros de aceite vegetal, entonces, los residuos acabarían vertiéndose en la laguna superior afectando a los pescadores, quienes son el sector más olvidado junto con los campesinos en esta cadena de injusticias”, declaró el activista.

Agregó que el Istmo de Tehuantepec, por su ubicación, es referente en el tránsito de aves migratorias. De acuerdo con el grupo de Monitores Comunitarios de Ciudad Ixtepec, al menos 200 mil millones de aves migratorias cruzan esta región istmeña, donde se ubica el corredor eólico más grande de Latinoamérica.

De acuerdo con el estudio realizado en el congreso de la Academia de Ciencias de Morelos (ACMOR), en el Istmo convergen rutas migratorias de las aves Neárticas y las Neotropicales en otoño y primavera, sin embargo el impacto de la instalación de parque eólicos –que va en incremento– atenta contra estos millones de aves.

“En primavera, un promedio de 800, 000 aves migratorias cruzan el Istmo de Tehuantepec, de las cuales 310, 094 son aguilillas de alas anchas y 105, 403 son aguilillas de Swainson, también conocidas como aguilillas migratorias”, señala el reporte.

Pese a las embestidas de gobiernos y empresas, la comunidad binnizá florece e impulsa su cultura desde lo comunitario, en miras de proteger sus raíces, su territorio y la vida en general.

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