Ciudad de México | Desinformémonos. «Los disparos, al menos ocho de ellos, fueron muy ruidosos en la galería de arte. El pánico estalló. La gente gritaba, se escondía detrás de las columnas, debajo de las mesas y tirada en el suelo», relató Burhan Ozbilici, el fotoperiodista que narró el asesinato del embajador ruso en Turquía, Andréi Karlov, al ser testigo del hecho del pasado 21 de diciembre en Ankara.
«Cuando un hombre con traje oscuro y corbata sacó un arma, me quedé pasmado. Pensé que se trataba de una actuación teatral», declaró en la web de la agencia Associated Press (AP). “Sin embargo, fue un asesinato a sangre fría”, añadió.
“Tenía miedo y estaba confundido”, afirmó el fotógrafo, que incluso cuando el riesgo de permanecer en el lugar era alto, no intentó huir. “Hice mi trabajo: tomar fotografías”, indicó.
Poco antes de que iniciasen los disparos, Ozbilici tuvo la impresión de que Karlov era una persona “calmada y humilde”, señaló. Karlov hablaba con orgullo de su tierra minutos antes de ser asesinado “y de repente vinieron los disparos en una rápida sucesión, y el pánico de la audiencia. El cuerpo del embajador estaba tirado en el suelo, a penas a unos escasos metros de mi», narró el fotoperiodista.
Luego del asesinato, aseguró que “no podía ver sangre a su alrededor”. «Me llevó unos pocos segundos darme cuenta de lo que había pasado: Un hombre había muerto delante mía; una vida había desaparecido delante de mis ojos», escribió en la web.
Inmediatamente pensó que el agresor podía estar enfadado por los bombardeos de Rusia a Alepo donde «muchos civiles han sido asesinados en la batalla».
«El asesino estaba nervioso. Caminaba alrededor del cuerpo del embajador, rompiendo algunas de las fotos colgadas en la pared», explicó recalcando el peligro al que se expuso al permanecer en la exposición. «Sabía, por supuesto, el riesgo que suponía que se volviera hacia mí, pero avancé un poco y fotografié al hombre mientras mantenía a los rehenes, que estaban desesperados, cautivos», relató.
Confesó haberse inspirado en amigos y profesionales dedicados a la fotografía en conflictos bélicos, e indicó que al estar en el lugar y momento de los hechos pensó: «Estoy aquí. Incluso si me disparan, salgo herido o muerto, soy un periodista y tengo que hacer mi trabajo».
Poco después, la policía y las ambulancias llegaron al lugar de los hechos. El asesino del embajador fue abatido por las fuerzas de seguridad turcas.
Lo que más impactó al fotoperiodista al editar las fotos que había tomado momentos antes fue ver como «el agresor estaba detrás del embajador mientras él hablaba. Como un amigo, o un guardaespaldas».Andréi Karlov, embajador de Rusia que fue asesinado durante la inauguración de una exposición fotográfica en Ankara por un policía, era un diplomático que desde la época de la entonces Unión Soviética se encargó de importantes legaciones, y en julio del 2013 llegó a hacerse cargo de la embajada de Rusia en Turquía en donde se intentó impulsar relaciones comerciales, pero fueron obstaculizadas por el apoyo a facciones diferentes del conflicto en Siria.
Este lunes, un policía turco de 22 años disparó a Karlov mientras pronunció “¡Dios es grande! ¡Dios es grande! ¡Nosotros morimos en Alepo, usteden mueren aquí! ¡Matan a gente inocente en Alepo y en Siria!”. En el hecho, otras dos personas resultaron heridas. En los videos del ataque, el agresor aparece justo detrás del diplomático, vestido con un traje y corbata negros, lo que hizo pensar a algunos asistentes que se trataba de un escolta.