El Sheriff Tiraspol de Transnistria, un estado no reconocido por la comunidad internacional, acaba de clasificar a la fase de grupos de la Champions League luego de eliminar al Dinamo Zagreb de Croacia en el cruce preliminar. Se trata de un territorio con un gobierno propio, ubicado entre Molvadia y Ucrania, con identidad soviética. Según como se dé el sorteo, podría ser posible ver al Liverpool, Real Madrid, el PSG de Messi, Neymar y Di María, o el Bayern Munich visitar una ciudad repleta de simbología comunista y monumentos a Lenin y Marx. Un club con una historia particular, plagada de componentes románticos y contradictorios, que bien podrían calificar al equipo como «rebelde» o «vigilante», según el enfoque que se le dé.
“Un equipo de un país que no existe”, publican algunos medios hegemónicos. Otros simplemente leerán el nombre del equipo y dirán que es de Moldavia, limitándose a formalidades oficiales que encubren la situación. El fútbol, a pesar a su comercialización, muestra información ausente. ¿Qué es este equipo? ¿De dónde viene?
El Fotball Club Sheriff Tiraspol (en ruso, ФК Шериф Тирасполь) es un club de fútbol con sede en Tiraspol, ciudad capital de Transnistria, un territorio separatista que hace años se autogobierna y cuya independencia no fue reconocida por la mayoría de los países del mundo aún. Transnistria tiene vínculos políticos con Rusia, y se auto percibe como un estado soviético, su bandera tiene la hoz y el martillo, además de la estrella roja. A pesar de su autonomía, ante la falta de reconocimiento internacional, los clubes juegan en el sistema del fútbol moldavo.
Este Estado con reconocimiento limitado, ubicado principalmente entre el río Dniéster y la frontera oriental de Moldavia con Ucrania, declaró su independencia en 1990, y especialmente después de la guerra civil de Transnistria de 1992, es gobernado como la República Moldava Pridnestroviana(RMP), también llamado Pridnestrovia, o por su traducción al castellano Transnistria (por su ubicación al este del río Dniéster). Está considerado el último bastión soviético del mundo y en sus calles abundan los bustos a Lenin y memoriales a la antigua URSS. Al contrario que el resto de moldavos, más europeístas, sus ciudadanos, de mayoría eslava, empatizan con la reconstrucción de la causa comunista mientras hablan y escriben en alfabeto cirílico. La estampa es tal que el choque cultural es imponente.
El fútbol como visibilización
El precedente del club actual es el Tiras Tiraspol, creado en 1996. En su primera temporada de vida ascendió de la Divizia B (tercera categoría) a la Divizia A, la segunda división moldava. Al término de esa temporada, el 4 de abril de 1997 el club se reconvierte adoptando el nombre de FC Sheriff, vinculado a sus ´inversores. La temporada 1997/98 logra un segundo ascenso consecutivo, dando el salto a la Divizia Naţională, máxima categoría de la liga moldava. En su primera temporada en la elite logró su primer título oficial, la Copa de Moldavia, tras derrotar en la final al Constructorul de ese país en mayo de 1999.
Forzado a competir dentro de la liga oficial de Moldavia, por la falta de reconocimiento a su país, durante este siglo dominó dicha competencia ganando 17 de las últimas 19 ligas moldavas. En el año 2007 fue el primer equipo de la Liga Moldava (pese a no sentirse parte de ese país) en jugar la Europa League. Repitió participación dos veces mas en los últimos años, pero nunca antes había formado parte de la Champions League, la máxima competición europea a nivel clubes y la más competitiva del planeta. En 2013, enfrentó al Tottenham inglés en el que hasta hoy, sería el partido internacional mas importante de su historia.
En 2002 finalizó la construcción de uno de los mayores complejos deportivos de Europa Oriental: 40 hectáreas con ocho campos de entrenamiento, una residencia para el primer equipo, otra para la cantera, un hotel de cinco estrellas, un estadio cubierto, otro al aire libre con pista de atletismo y la joya de la corona: el Sheriff Stadium con capacidad para 13.000 espectadores.
El equipo tiene una gran base de seguidores a través de Transnistria y tiene relaciones amistosas con todos los equipos de esta región al ser su principal representante. Históricamente el Sheriff mantiene una rivalidad natural con el FC Tiraspol, ya que son los dos clubes más grandes de la misma ciudad, pero la principal “pica” es con el Zimbru Chișinău, el segundo club más laureado del fútbol moldavo y con sede en la capital nacional. En los partidos ante el Zimbru y, en general, ante los clubes moldavos no transnistrios, muchos aficionados del Sheriff muestran pancartas pidiendo la independencia de Transnistria sobre Moldavia.
“No te borres, che Sheriff vigilante…”
Pero detrás de la historia rebelde y romántica, el club también tiene su lado “turbio” por no decir oscuro. “Ves a la gente pobre, todo feo y, sin embargo, al equipo no le falta de nada”, decía en una entrevista para la revista ‘Jot Down’ Gavril Balint, campeón de Europa con el Steaua de Bucarest y jugador del Real Burgos en los noventa, que pasó por el Sheriff al final de su carrera.
Este club, que en 1997 fue refundado por ex agentes de la KGB, apadrinado por la empresa de seguridad que le da el nombre al club. Este grupo empresario, que en un principio se dedicaba solo a servicios de seguridad, se ha diversificado lo suficiente como para poseer actualmente medios de comunicación, supermercados y constructoras y moverse en el mundo del petróleo, aunque muchos sospechan que sus mayores ingresos vienen del lavado de dinero por venta de armas.
El plantel de Sheriff Tiraspol es una Torre de Babel: tiene futbolistas de 16 nacionalidades diferentes, incluidos varios sudamericanos, como los colombianos Danilo Arboleda, Hanzel Zapata y su figura Frank Castañeda, y los brasileños Fernando Peixoto y Cristiano Da Silva, o el defensor Keston Anthony Julien nacido en Trinidad y Tobago, proveniente del futbol ruso.
Obviamente que no maneja los opulentos números de equipos como el PSG, financiado por capitales Qataríes, o con un contexto mas similar, los negocios de Román Abramóvich: el empresario ruso/israelí enriquecido con negociados ilícitos durante los últimos años de la Unión Soviética y luego de su caída, que ha sido inversor de clubes como el actual campeón de la Champions League, el Chelsea.
Lejos de las idealizaciones, pero con todo este contenido curioso, la presencia de Sheriff en la máxima competición puede ser un buen disparador de debates negados sobre el actual momento del capitalismo y sus consecuencias en el fútbol: el deporte más convocante del planeta. También, aunque no sea la intención de sus propietarios, su presencia puede desenmascarar la hipocresía de quienes hoy manejan el fútbol moderno y lucran con sus negociados.